DIVULGACIÓN INSTITUTO BUTANTANEn 1911, el inmunólogo Maurice Arthus culminó una experiencia en Francia que confirmó los más importantes trabajos del médico Vital Brazil, quien, diez años antes, había demostrado que la acción de los sueros antiofídicos es específica, esto es, que cada suero inmuniza sólo contra el veneno de un género de serpiente. El antisuero contra el veneno de la serpiente de cascabel (género Crotalus), por ejemplo, no funciona en quien fue mordido por una yarará (género Bothrops) y viceversa. La investigación del científico francés terminó definitivamente con cualquier controversia al respecto de los descubrimientos realizados en Botucatú, en el interior de São Paulo, y principalmente, en el Instituto Butantan, que estaban salvando muchas vidas en el país. En febrero de 1911, Vital Brazil también publicó A defesa contra o ofidismo, una obra que compiló su amplio conocimiento al respecto de las serpientes brasileñas y la profilaxis contra los venenos.
La investigación de Arthus sólo sirvió para oficializar en Europa lo que ya había sido comprobado en la práctica en Brasil, cuando el Instituto Butantan comenzó a distribuir suero antiofídico entre los agricultores. Vital Brazil Mineiro de Campanha (1865-1950) era, tal como cita su nombre, natural de Campanha, Minas Gerais. Se graduó en la Facultad de Medicina de Río de Janeiro en 1891, y realizó atención clínica en el interior de São Paulo, admitido por el Servicio de Salud Pública del Estado. Anduvo por otras ciudades, pero centró su atención en Botucatú, en donde existía un elevado número de campesinos atacados por ofidios venenosos. Fue allí donde comenzó a probar la eficacia de extractos vegetales contra el veneno que mataba, a veces, en pocas horas. En 1897, cuando fue a trabajar en el entonces Instituto Bacteriológico con Adolpho Lutz, sus experiencias se centraron en el uso del propio veneno de la cascabel y de la yarará, en el intento por inmunizar perros y cabritos. El éxito obtenido lo condujo a la fabricación de los primeros sueros antiofídicos en 1901, el mismo año del nacimiento oficial del Instituto Butantan. “Pero, para obtener el veneno y fabricar el suero, era necesario contar con la serpiente. Por ello, montó un esquema de permuta entre los agricultores de todo el estado: quien enviase serpientes al Butantan ganaba a cambio suero y jeringas para aplicarlos cuando fuera necesario“, comenta Nelson Ibañez, director del Laboratorio de Historia de la Ciencia del Instituto Butantan.
El científico no partía de cero. Conocía los trabajos de los franceses Césaire Philalix y Gabriel Bertrand, realizados en 1894, que indicaban la posibilidad de neutralizar toxinas utilizando antitoxinas extraídas de la sangre de animales inmunizados contra el veneno de la Vipera aspis, una serpiente del sudoeste de Europa. Simultáneamente, el también francés Albert Calmette arribó a la misma conclusión al trabajar con la Naja tripudians, típica de Asia. En 1896, Calmette produjo un suero contra la naja, que consideraba eficaz contra todos los venenos de cualquier serpiente. Sin embargo, Vital Brazil demostró, desde el comienzo de sus propias investigaciones, en 1897, que esa tesis no era correcta. El suero de Calmette, fabricado en el Instituto Pasteur de Lille, en Francia, no tenía efecto para la acción del veneno de los ofidios brasileños. Brazil y el francés iniciaron un debate científico mediante cartas que duró varios años, hasta que la tesis sobre la especificidad del veneno obtuvo reconocimiento internacional. En 1914, A defesa contra o ofidismo también fue editada en Francia. “Más allá del aspecto social, los estudios de Vital Brazil tuvieron grandes implicaciones para el desarrollo de la inmunología“, comenta Osvaldo Augusto Sant’Anna, del Laboratorio de Inmunoquímica del Instituto Butantan, bisnieto del científico y coordinador del Instituto Nacional de Ciencia y Tecnología en Toxinas. “Demostró cómo utilizar las toxinas en favor nuestro. Actualmente existen antihipertensivos y poderosos analgésicos que también derivan del veneno de las serpientes”.
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