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Tecnología

Venenos valiosos

Estudios con animales ponzoñosos generan licencias de siete patentes, que pueden convertirse en medicamentos

Moléculas desarrolladas por el Centro de Toxinología Aplicada (CAT), con sede en el Instituto Butantan, sintetizadas con base en el veneno de la yararaca, de la cascabel, de los pelos de orugas  y de la saliva de la garrapata estrella han resultado en siete patentes licenciadas por el Consorcio Farmacéutico (Coinfar), integrado por los laboratorios Biolab-Sanus, União Química y Biosintética. Con la firma del contrato de licencia, finalizado en enero de este año, el consorcio asume el compromiso de financiar todas las investigaciones necesarias para que las moléculas puedan transformarse en nuevos medicamentos: son los estudios preclínicos, consistentes en ensayos toxicológicos y en animales, entre otros, y clínicos, realizados en seres humanos.

Tres de estas patentes son de antihipertensivos llamados evasins, de la sigla en inglés endogenous vasopeptidase inhibitor, extraídos del veneno de la yararaca (Bothrops jararaca). Estos antihipertensivos se encuentran fase de ensayos preclínicos desde hace más de dos años, en la Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG). Es probable que este mismo año pasemos a los ensayos clínicos, dice el profesor Antonio Carlos Martins de Camargo, coordinador del CAT, uno de los diez Centros de Investigación, Innovación y Difusión (Cepid) financiados por la FAPESP.

Otras dos patentes se refieren a la proteína lopap, extraída de las cerdas que recubren el cuerpo de la oruga Lonomia obliqua, que demostró tener potencial para transformarse en un medicamento para tratar trombosis. La primera patente de la lopap se refiere a la obtención y caracterización de la proteína con base en los pelos de oruga, y su indicación de uso en la prevención de trombosis. Y la segunda se refiere a la obtención y uso de la proteína recombinante producida con base en bacterias genéticamente modificadas.

Las dos últimas patentes licenciadas  se vinculan respectivamente a una proteína con poder analgésico llamada enpak (endogenous pain killer), extraída del veneno de la serpiente de cascabel (Crotalus terrificus) (lea en Pesquisa FAPESP nº 100), y de una proteína inhibidora de factor de coagulación, extraída de la saliva de la garrapata Amblyomma cajennense: la amblyomin-X. En una sola dosis, la enpak de demostró tener un poder de analgesia 600 veces más potente que el de la morfina. En tanto, la amblyomin-X demostró tener una acción en varios cultivos de células tumorales, pero sin afectar a las normales, comenta Ana Marisa Chudzinski-Tavassi, del Laboratorio de Bioquímica y Biofísica del Instituto Butantan, coordinadora de las investigaciones de la lopap y de la amblyomin-X. Ratones con melanoma tuvieron una remisión completa del tumor, y un año después siguen vivos y sanos, dice Ana Marisa.

El CAT recibe de parte de la FAPESP alrededor de 900 dólares mil por año. No obstante, algunos gastos, tales como la manutención de un equipo encargado de la parte administrativa, no pueden pagarse con estos fondos. Se los solventa con el monto que gira el Coinfar, correspondiente al 10% del aporte efectuado por la Fundación. A partir de la firma del contrato de licencia de patentes, el consorcio se hace cargo de los costos del desarrollo del producto. Si sale a las góndolas de las farmacias, cada una de las partes, es decir, el Instituto Butantan, la FAPESP y el Coinfar recibirá un tercio de los royalties por las ventas, dice Camargo.

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