A Fabio Colombini no le importa caminar durante días por el medio del bosque para fotografiar una planta o un animal del cual apenas había oído hablar. Tanto él como el agrónomo Evaristo Eduardo de Miranda raramente lo piensan dos veces antes de observar de cerca los ojos de hormigas o de lechuzas y de sentir la textura de las hojas y de la piel de las serpientes. Colombini hizo las fotos y Miranda el texto del deslumbrante libro Naturaleza brasileña en detalle (Ed. Metalivros). Con la calma de los viajantes que contagia a los lectores, esa obra abre el mirar hacia los detalles que normalmente se nos escapan: la oruga de la mariposa que parece un pedazo de palo, el mantis que se confunde con las espinas del cactus, la mariposa de alas amarillas que reposa entre hojas igualmente amarillas o la esperanza arriba, casi fundién dose con el follaje. Para los esencialmente urbanos este libro es una forma de disfrutar el placer de andar por los bosques sin la incomodidad de las camisas empapadas de sudor, que a veces atraen a las hormigas.
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