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BUENAS PRÁCTICAS

Vuelva a chequearlo todo

Una iniciativa financia la verificación adicional de los resultados de las investigaciones biomédicas para evitar la publicación de estudios que pongan en entredicho la confianza en la ciencia

Heritage Images / Getty Images

Un programa piloto de los Institutos Nacionales de Salud (NIH), que constituyen la principal agencia de apoyo a la investigación biomédica de Estados Unidos, ha ofrecido a los científicos que llevan adelante estudios que dicho organismo financia la oportunidad de contratar a un equipo independiente para comprobar la validez de los resultados obtenidos en sus experimentos. Los coordinadores de proyectos con “alto potencial de impacto en la salud pública” fueron invitados a participar en la Iniciativa de Replicación para Mejorar el Impacto de las Investigaciones, que reservó una asignación de hasta 50.000 dólares para cada una de las propuestas seleccionadas, destinados al pago de los servicios de una organización de investigación contratada (CRO). Este tipo de empresas presta servicios especializados por demanda a empresas farmacéuticas, biotecnológicas y de equipamiento médico en general para la gestión de ensayos clínicos. Según un informe de la empresa consultora estadounidense Frost & Sullivan, en 2020 había más de 1.000 de estas organizaciones independientes en actividad en todo el mundo, un mercado que a la fecha movilizaba 45.800 millones de dólares al año.

La CRO elegida recibirá los fondos directamente de los NIH y se hará cargo de volver a evaluar los efectos y las conclusiones de las investigaciones utilizando los mismos reactivos, métodos y protocolos empleados en el experimento original, e informará si son realmente válidos o si existen obstáculos para arribar a los mismos resultados. El plazo del llamado a la presentación de propuestas finalizó en noviembre de 2024 y los que resultaron seleccionados se anunciarán en febrero, pero ya se sabe que hubo poco interés de parte de los científicos. Tan solo 32 investigadores de un total que supera los 30.000 patrocinados por la agencia se inscribieron en los seminarios virtuales en los que se dieron a conocer los términos de la iniciativa. De cualquier modo, los organizadores tienen previsto anunciar al menos seis proyectos, una cantidad que consideran suficiente como para evaluar si el diseño del programa piloto es adecuado y si se logran identificar con antelación problemas en los estudios que solo se detectarían cuando otros científicos intentaran reproducirlos.

Esta iniciativa es una respuesta de los NIH a una exigencia del Congreso de Estados Unidos para que la agencia invierta más en estudios de replicación. El objetivo es evitar la reiteración de episodios en los que investigaciones con resultados prometedores sobre enfermedades como el cáncer y la enfermedad de Alzheimer quedaron desacreditadas al no poder confirmarse en estudios posteriores porque contenían errores o habían sido objeto de fraude. La Cámara de Representantes recomendó una inversión de 50 millones de dólares para el ejercicio fiscal 2024, mientras que el Senado sugirió 10 millones. La ley que estableció el presupuesto de la agencia, aprobada a principios del año pasado, no definía un monto específico, pero concedía un plazo de 180 días para implementar sus considerandos.

De conformidad con las justificaciones del programa presentado por los NIH, se esperan una serie de beneficios. Los principales son ahorrarles tiempo y dinero a otros grupos interesados en explotar los resultados de las investigaciones, validar y acelerar la adopción de nuevas herramientas y tecnologías y apuntalar la confianza de la sociedad en la ciencia. Para los autores de los estudios originales, también constituye una oportunidad de recibir datos adicionales que puedan ayudarlos a comprender mejor el alcance de sus hallazgos y a desarrollar aplicaciones basadas en ellos. Se financiarán esfuerzos tendientes a reproducir o validar estudios preclínicos o en busca de aplicaciones terapéuticas referentes a conocimientos generados por la ciencia básica. Como el plazo para que las CRO completen su verificación es de hasta 12 meses, las investigaciones que impliquen la participación de seres humanos, cuyo costo y complejidad son mayores, no contarán con apoyo del programa piloto.

Los NIH no tienen previsto dar a conocer los resultados de los intentos de replicación, alegando la necesidad de proteger la propiedad intelectual, ya que incluyen estudios que aún no se han publicado, pero los coordinadores podrán divulgarlos si lo desean. El químico Douglas Sheeley, director adjunto de la agencia, declaró a la revista Science que el objetivo es establecer una relación de confianza con los científicos. “Ahora mismo solamente nos interesa asegurarnos de que el programa piloto tenga éxito y que aprendamos lo máximo posible con él”, dijo.

Sheeley recuerda que múltiples factores que pueden contribuir a que un experimento exitoso en manos de un investigador no pueda replicarlo otro, tales como divergencias en las especificaciones y en la calidad de los materiales utilizados, la infraestructura y las condiciones del laboratorio en que se realiza el estudio, errores e imprecisiones en el recabado y el registro de los datos e incluso la forma de manipular dispositivos sensibles. Estos problemas, según acota, son muy distintos a los que causan la mala fe o la mala conducta. “Puede ser difícil predecir dónde surgirán problemas con la replicación, y todavía hay mucho que aprender sobre cómo mejorar la reproducibilidad”. El programa se suma a otros procedimientos adoptados por el organismo en los últimos años, como una política de administración y compartición de los datos de investigación, de modo que estos puedan reutilizarse fácilmente, y la exigencia de protocolos y diseños de experimentos más rigurosos y transparentes.

Los obstáculos no son sencillos, tal como le confió a la revista Science el biólogo Sean Morrison, especialista en células madre de un centro vinculado a la Universidad de Texas [EE. UU.], quien participó en el “Proyecto reproducibilidad: Biología del cáncer”, centrado en la replicación de artículos con resultados prometedores en oncología. Esta iniciativa, desarrollada entre 2014 y 2021 con financiación de la fundación Laura y John Arnold, fue una colaboración entre el Center for Open Science y Science Exchange, una red de CRO, y se enfrentó a varios obstáculos. Tan solo fue posible verificar 23 de los 50 estudios seleccionados inicialmente: la falta de cooperación de los autores y la escasez de detalles al respecto de los protocolos de los experimentos impidieron el chequeo de algunos de los trabajos (en el programa de los NIH, los laboratorios encargados de la validación mantendrán un estrecho contacto con los autores, que asumirán el compromiso de informar con precisión todos los métodos, protocolos y materiales que utilizaron).

Entre los estudios de biología del cáncer que efectivamente pudieron someterse a análisis, menos de la mitad (el 46 %) se consideraron convergentes con los originales y solo en cinco se confirmaron plenamente sus conclusiones. Morrison advierte que algunos resultados ambiguos o difusos obtenidos en los intentos de replicación pueden haber sido causados por la falta de estructura y capacidad de los laboratorios contratados para reproducir con fidelidad las condiciones originales de la investigación. “Ellos no tienen la misma experiencia que los laboratorios académicos, especialmente cuando se trata de técnicas avanzadas o muy especializadas”, explicó.

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