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Memoria

Agua que has de beber…

Hace cien años surgían los primeros filtros embutidos en vasijas cerámicas

La cuestión de contar con agua limpia para beber siempre ha sido un problema para las poblaciones de todo el mundo. En Brasil, durante el período colonial e imperial, no existían sistemas eficientes de distribución y tratamiento del agua para su distribución domiciliaria. La gente usaba el agua de los ríos, que llegaba canalizada a las fuentes y surtidores, distribuidos por algunos puntos de las ciudades. En la zona rural, el agua era captada en pozos, riachos o cisternas o algibes. Las vasijas de arcilla con el filtro en su interior, una presencia obligatoria en las residencias brasileñas hasta los años 1980, surgieron recién a comienzos del siglo XX. Hasta finales del siglo XIX, la observación del color, el olor o la presencia visible de partículas cosntituía una de las pocas maneras que los consumidores tenían para decidir si el agua estaba en condiciones de ser bebida.

Uno de los métodos de obtención de agua más comunes era el de decantación, es decir, dejándola “descansando” en recipientes, para que las impurezas se depositasen en el fondo por acción de la gravedad. Así, bastaba con valerse de un cucharón para extraer el agua “limpia” de arriba. La otra práctica, más eficaz, si bien que poco usada, era hervir el agua. En algunas residencias se utilizaba una piedra porosa de 10 centímetros de espesor en forma de cuba. Se vertía agua dentro de dicha cuba, que a su vez era absorbida por ésta y goteaba en una vasija de arcilla. También a comienzos del siglo XX empezaron a llegar a Brasil los filtros Berkfeld y Pasteur.

Elaborados en Alemania e Inglaterra con filtros huecos de porcelana porosa dispuestos en el interior de recipientes de metal, se instalaban en el sitio donde se ubicaba la entrada de agua de la casa. Pero gran innovación en el filtrado de agua ocurrió durante las dos primeras décadas del siglo pasado. “Empresas de cerámica de São Paulo empezaron a introducir elementos filtrantes en las vasijas que fabricaban”, comenta el investigador de historia económica Julio Cesar Bellingieri, de la Facultad de Ciencias y Letras de la Universidad Estadual Paulista (Unesp) de Araraquara.

Las vasijas de barro solamente almacenaban el agua y la mantenían fresca para el consumo. A partir del momento en que se les acopló un filtro, los recipientes se dividieron en dos partes: la de arriba, con el filtro, y la de abajo, donde cae el agua que atraviesa el filtro. “Pese a que el principio del proceso de fabricación de los filtros es conocido en otros países, y la vasija de barro como receptáculo de agua es una práctica que remonta al inicio da civilización, estosdos elementos recién se combinarían a comienzos del siglo XX, y únicamente en Brasil, lo que dio origen a un nuevo producto”, explica Bellingieri.

Estos primeros filtros estaban constituidos sencillamente por una masa achatada de arcilla, arena fina y carbón, que era llevada al horno para su quema y luego pegada al fondo del recipiente superior de la vasija. Posteriormente se creó otro tipo, de forma cilíndrica, compuesto en algunos casos de una mistura de caolín (arcilla blanca) y filita (un tipo de mineral). En la década de 1930, las vasijas con filtro se difundieron en Brasil y ocuparon un lugar preponderante en todas las cocinas del país. En los últimos 20 años surgieron filtros más modernos con microfiltrado y elementos bactericidas.

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