La lingüística aplicada es un área de investigación interdisciplinaria y una práctica profesional cuyo objetivo consiste en identificar y estudiar los problemas que incumben al lenguaje y a la comunicación. Dichos problemas abarcan desde la formación y el desarrollo de las capacidades comunicativas de los individuos hasta el abordaje de los conflictos sociales en los que el lenguaje surge como el elemento central, como los que aparecen en los procesos de exclusión vinculados a la variación lingüística, fruto de los diferentes dialectos utilizados por grupos sociales, étnicos o regionales.
“Además de incluir el concepto incorporado por la Asociación Internacional de Lingüística Aplicada [Aila], esta definición también tiene en cuenta el escenario brasileño, en el cual la lingüística aplicada se caracteriza mayormente por los intercambios y las colaboraciones interdisciplinarias, a diferencia de países como Estados Unidos, por ejemplo, donde a menudo se lo entiende de una manera más estricta, como un campo de aplicación de las teorías lingüísticas”, explica Marcelo El Khouri Buzato, del Departamento de Lingüística Aplicada del Instituto de Estudios del Lenguaje de la Universidad de Campinas (IEL-Unicamp).
La producción de conocimiento en este campo apunta a contribuir para afrontar e intervenir en las diversas demandas relacionadas con la vida contemporánea, como así también al debate sobre las políticas públicas de educación. “La lingüística aplicada cumple un papel clave en la inteligibilidad de los problemas, conflictos y formas de injusticia social, buscando proponer soluciones prácticas y teóricas de manera interdisciplinaria, siempre con el objetivo de mejorar la calidad de vida de la población”, añade El Khouri Buzato.
Fue a través de la lingüística aplicada, también conocida por la sigla LA, que la profesora Vanusa Benício Lopes buscó, en una investigación doctoral concluida en 2020 en la Universidad del Estado de Ceará (Uece), analizar las prácticas de mediación de la lectura promovidas en los suburbios de la ciudad de Fortaleza. En su estudio, Benício Lopes, quien trabaja en la red pública de enseñanza, trazó un mapa de las actividades que llevan a cabo cinco bibliotecas comunitarias ubicadas en diferentes zonas de la ciudad, en un intento por verificar de qué manera las intervenciones culturales que se producen a partir de la lectura se convirtieron en algo fundamental en la vida de los niños y los adolescentes. “Hemos notado que las bibliotecas comunitarias también se encargaban de la producción de veladas literarias, talleres de lectura y escritura, sesiones de cuentacuentos, producción de fanzines y exposiciones fotográficas”, informa. Al participar en eventos y entrevistar a 10 de los creadores de estas bibliotecas, Benício Lopes pudo esbozar un mapa de las transformaciones que se produjeron en las comunidades tras la creación de estos espacios. “La alfabetización con proyectos de esta naturaleza aporta a sus participantes una nueva percepción de la realidad en que viven, lo que les da más fortaleza para luchar por sus derechos. Es una transformación basada en el lenguaje”, añade.
• Lectura y producción literaria
• Formación crítica de las comunidades escolares
• Políticas de identidades y diferencias: género, raza y sexualidad
• Evaluación y producción de material didáctico
• Enseñanza de la lengua materna y de lengua extranjera
• Lenguajes y tecnologías
• Traducción
Fuente Linguística aplicada: O que é? Como se faz? 2020
La lingüística aplicada surgió a la par de la enseñanza de lenguas, especialmente las extranjeras. “A lo largo del tiempo y a partir de la comprensión de que la lengua es una parte operativa de los diferentes sectores de la vida en sociedad, la LA ha ido conquistado otros espacios”, explica Claudiana Nogueira Alencar, presidenta de la Asociación Brasileña de Lingüística Aplicada (Alab) y docente del Programa de Posgrado en Lingüística Aplicada de la Universidad del Estado de Ceará (PosLA-Uece). Como campo de investigación, la lingüística aplicada ha sido señalada cada vez más por los científicos como una ciencia autónoma, alejándose de la condición de subárea de la lingüística, una ciencia que también estudia la lengua, el habla y el lenguaje, pero sin el compromiso de relacionarlos con los problemas sociales desde un punto de vista aplicado. “Hoy en día se ha entendido que la lingüística aplicada no se caracteriza por la mera aplicación de los conocimientos producidos en el campo de la lingüística, ya que tiene sus propias teorías y objetos, abriendo posibilidades de intervención social”, reflexiona Nogueira Alencar, destacando las modalidades de investigación activa, investigación participativa y la producción de etnografías y cartografías como algunos de sus métodos más utilizados. “Son metodologías que se van construyendo a partir de las demandas que plantean las comunidades o los grupos estudiados”, dice.
La Alab también incorpora el debate en torno de las políticas públicas vinculadas con los campos de la producción científica y la educación. “Hemos mantenido encuentros centrados, por ejemplo, en las reformulaciones que se han ido sucediendo en los concursos del Programa Nacional de Libros Didácticos [PNLD]. Hemos comprobado que las últimas ediciones han dejado de lado el compromiso de combatir la construcción de estereotipos sobre el rol de la mujer y la presencia del negro en la sociedad y se han omitido los debates sobre género y sexualidad”, señala Nogueira Alencar, recordando la capacidad que tiene la lingüística aplicada para intervenir en los debates de esta índole. “La violencia y la discriminación reverberan a través del lenguaje cuando se las utiliza para construir estereotipos”.
El surgimiento de la lingüística aplicada está relacionado con el contexto de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y la necesidad, observada inicialmente en Estados Unidos, de elaborar metodologías para que los soldados pudieran aprender lenguas extranjeras de manera más rápida y sistematizada. “A medida que se desarrollaron las investigaciones en esta área, se notó una expansión de las teorías de LA a partir del diálogo establecido con otras áreas del conocimiento, tales como la antropología, la sociología y la psicología”, informa Rodrigo Borba, coordinador del Programa Interdisciplinario de Posgrado en Lingüística Aplicada de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ). Como concepto que se ha convertido en una de las principales características del área, la interdisciplinariedad ha abierto vías de investigación más allá de los métodos de aprendizaje de idiomas, ofreciendo oportunidades en contextos más amplios y diversos. “La LA permite, por ejemplo, investigar cómo se produce la comunicación en el ámbito de la salud, analizando cómo dialogan los médicos con sus pacientes y qué elementos se utilizan en ese discurso”, ejemplifica Borba.
En Brasil, la autonomía de este campo de investigación comenzó a perfilarse efectivamente durante la década de 1990, 20 años después de la creación del Programa de Posgrado en Lingüística Aplicada y Estudios del Lenguaje de la Pontificia Universidad Católica de São Paulo (Lael/PUC-SP), considerado como el primer programa stricto sensu de Brasil. La formación de lingüistas aplicados se realiza, en general, a través de programas de posgrado, aunque la mayoría de las carreras de grado en letras incluyen la disciplina en sus planes de estudio, presentándole al estudiante su historia y sus teóricos principales. En Brasil existen actualmente siete programas de posgrado dedicados exclusivamente al estudio de la lingüística aplicada. A ellos se les suman las producciones científicas que se dan como líneas de investigación en lingüística aplicada en los programas de lingüística y literatura. “Es un espacio considerable, pero todavía estamos buscando el reconocimiento de la LA como un área independiente de la lingüística, lo que nos abriría más oportunidades en las agencias de financiación de la investigación científica”, reflexiona Lucineudo Machado Irineu, docente e investigador del PosLA-Uece.
Maria PalmeiroMachado Irineu recuerda que el reconocimiento de la autonomía a la lingüística aplicada no significa transformarla en una competidora de la lingüística, ya que existen múltiples posibilidades de colaboración entre ambas áreas. “La transdisciplinariedad que se ha convertido en una característica de la LA no da lugar a la creación de jerarquía en comparación con otras disciplinas. Sólo queremos llamar la atención sobre las especificidades de sus objetos de investigación y su compromiso de intervención en la vida social”, añade Machado Irineu. En el programa de la Uece, la investigación en lingüística aplicada comprende tres líneas de investigación. La primera, intitulada lenguaje, tecnología y enseñanza, abarca proyectos sobre alfabetización múltiple, que son las prácticas social e históricamente situadas de la lectoescritura, y la enseñanza de idiomas. La segunda, titulada multilenguaje, cognición e interacción, profundiza en la relación entre lenguaje y cognición desde la perspectiva del desarrollo del lenguaje –ya sea en la lengua materna o en la extranjera–, y la traducción, en lo que atañe a la interpretación en situaciones de uso concretas. En tanto, la tercera línea de investigación, denominada estudios críticos del lenguaje, abre el espacio al estudio de las relaciones de poder que se producen en las esferas ideológicas de la producción del discurso.
La profesora Ametista de Pinho Nogueira Silva, interesada en comprender la construcción de identidad de los investigadores que se desempeñan en el campo de la lingüística aplicada, analizó las prácticas discursivas y la configuración de la cultura disciplinaria de la lingüística aplicada en Brasil. Su investigación, realizada en el PosLA-Uece, le rindió la publicación del libro intitulado Linguística Aplicada: O que é? Como se faz? [Lingüística Aplicada ¿Qué es? ¿Cómo se hace? (editorial Pontes Editores, 2020), cuyo objetivo es dar a conocer los conceptos básicos de este campo, especialmente para aquellos que inician sus estudios en el área y para los docentes de la red de educación pública. “Como el aula es un ambiente bastante fructífero en lo referente a los estudios de lingüística aplicada, pensé que sería interesante difundir esta área también entre los docentes”, dice De Pinho Nogueira Silva, quien da clases en la red de enseñanza del estado de Ceará y en su doctorado estudia las representaciones sociales construidas por las mujeres negras sobre la escritura.
A partir del plurilingüismo, las producciones científicas han hecho posible la profundización de las relaciones establecidas entre la lengua y la cultura. Las demandas de la comunidad de sordos para que se implementen escuelas bilingües en donde el portugués se trate como una segunda lengua, por ejemplo, pone de manifiesto cuestiones relacionadas con la inclusión y la ruptura de los estereotipos culturales. “Los lingüistas aplicados estudian las posibilidades de enseñar la Lengua Brasileña de Signos [Libras] en contextos específicos, en busca de garantizar el acceso de los sordos a los recursos lingüísticos”, pondera Borba, de la UFRJ.
En líneas generales, la educación para sordos en Brasil se imparte mayoritariamente a través del modelo de escuela inclusiva, pero existe una demanda de la comunidad de sordos en el sentido de implementar la obligatoriedad de las escuelas bilingües para los niños sordos. En esas escuelas, Libras es la lengua de enseñanza y el portugués se enseña como segunda lengua. “Más del 90 % de las personas sordas nacen en familias de oyentes y esto puede dificultar el contacto con Libras durante la infancia”, dice Angelica Rodrigues, jefa del Departamento de Lingüística, Literatura y Letras Clásicas e investigadora del Área del Lenguaje de Signos de la Universidade Estadual Paulista (Unesp), campus de la localidad de Araraquara. “El contacto con la lengua de signos desde la primera infancia, principalmente la interacción con docentes sordos en un modelo de escuela que considere a los sordos como una minoría lingüística, es fundamental para garantizar el acceso y la permanencia de los sordos en el ámbito escolar”, añade.
La lingüística aplicada también ha contribuido a la producción científica al respecto de las lenguas de los pueblos originarios y de la educación indígena, al aportar elementos para la comprensión de las relaciones de poder que dan lugar a las jerarquías de las prácticas discursivas. “A través de los estudios de LA, la elaboración de materiales didácticos para la enseñanza de las lenguas tradicionales puede ir más allá de la preservación de la lengua y la cultura, al proponer en sus contenidos el debate necesario como para identificar las disputas de poder que se producen en el campo lingüístico”, concluye Nogueira Alencar, de la Alab.
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