Hace alrededor de 20 años el Instituto Butantan desarrolló estudios para la producción de anticuerpos monoclonales y, en 2012, logró el más alto grado de especialización en ese tipo de molécula cuando se obtuvo un linaje celular de alta productividad y estabilidad que emerge como alternativa para combatir varios tipos de cáncer. En un proyecto de cooperación con la empresa paulistana Recepta, que obtuvo financiación de la FAPESP y de la Financiadora de Estudios y Proyectos (Finep), el equipo liderado por la profesora Ana Maria Moro, produjo el material biotecnológico con características regulables, y listo para ingresar en línea de producción. Recepta envió el material a una empresa de Holanda, donde se está produciendo el anticuerpo que, en un futuro, podrá convertirse en medicamento. Este producto en forma de ampolla se utilizará para ensayos clínicos que comienzan este año. Inicialmente serán test de toxicidad, en la fase 1 de esos ensayos, luego el anticuerpo monoclonal cuyo nombre es RebmAb 200 será evaluado en función de sus efectos terapéuticos. Recién después de que los resultados resulten positivos la droga podrá salir al mercado, para su comercialización.
Los anticuerpos monoclonales son un producto biotecnológico que adquiere relevancia para el tratamiento del cáncer. Éstos reconocen y se ligan en forma selectiva con determinadas moléculas en la superficie de los tumores, caracterizadas como antígenos. De esta manera, pueden actuar directamente sobre la célula tumoral o activar el sistema inmunológico en los pacientes, el cual pasa a combatir a los tumores. “A nivel mundial ya existen 30 fármacos que contienen anticuerpos monoclonales aprobados para su utilización comercial. Entre ellos, 13 son para distintos tipos de cánceres y los restantes se encuentran ligados principalmente con enfermedades autoinmunes y con el rechazo en los trasplantes”, dice Moro.
La identificación de anticuerpos monoclonales y su reproducción son tareas difíciles, lentas y caras. En el caso de los anticuerpos de Recepta, todo comenzó en el Instituto Ludwig de Investigaciones sobre el Cáncer, de Nueva York. Los científicos inyectaron células tumorales en ratones y realizaron una selección para identificar y aislar los anticuerpos producidos por los roedores. “El desarrollo de anticuerpos monoclonales directamente en humanos es muy complejo en el caso del cáncer, dada la dificultad para identificar y aislar células que puedan reconocer al tumor”, dice Moro.
La empresa brasileña obtuvo los derechos y firmó un acuerdo con el Instituto Ludwig para investigar, desarrollar, realizar ensayos clínicos y comercializar cuatro anticuerpos. Luego Recepta acordó con el Instituto Butantan y estableció una cooperación para que los anticuerpos pudieran desarrollarse con formato humanizado, que consiste en la adaptación a las características de los anticuerpos humanos, más allá de clonarlos a gran escala en laboratorio. El equipo de Ana Moro ya había experimentado con anticuerpos monoclonales, empero, sin la alta productividad y estabilidad necesarias para la fase de producción. Ellos desarrollaron anticuerpos monoclonales para controlar el rechazo en trasplantes junto con el Instituto del Corazón (InCor) y con la Universidad Federal de São Paulo (Unifesp).
Con financiación propia de la empresa, un proyecto del Programa de Apoyo a la Investigación en Asociación para la Innovación Tecnológica (Pite) de la FAPESP y un proyecto de la Finep, de colaboración entre empresas e instituciones de ciencia y tecnología, ambos coordinados por Ana Moro, el Laboratorio de Biofármacos del Butantan, en 2007, fue remodelado y recibió equipamientos adicionales por valor de 2,5 millones de reales. A partir de entonces, seis investigadores del Butantan y otros cinco de Recepta comenzaron a trabajar en los proyectos. Ellos asumieron la tarea de transferir y expresar los genes con las secuencias humanizadas del anticuerpo a una célula huésped. Partiendo de esa célula se generaron centenares de clones. “Luego hicimos una cuidadosa selección de esos clones analizando el crecimiento de las células, la productividad y la capacidad de unirse a células tumorales in vitro”, explica Moro. Finalmente se escogieron tres, que demostraron potencial para el tratamiento de cánceres de ovario, riñón y pulmón. Ahora el equipo concluye los linajes del RebmAb 100, que se destinará al tratamiento de una variante de carcinoma epitelial (el tejido que recubre ciertos órganos del cuerpo humano), además de cánceres de mama y colon.
“Con el RebmAb 200 realizamos un proceso completo de generación de linajes celulares a gran escala. Se trató de un trabajo pionero”, dice Mariana Lopes dos Santos, bióloga de Recepta, doctora en oncología, quien estuvo en Australia, en la filial del Instituto Ludwig, donde recibió capacitación para la realización de ensayos de caracterización de anticuerpos. “Creo que habría sido muy difícil lograr ese resultado en otro lugar distinto al Butantan, dada la experiencia acumulada en cuanto a anticuerpos monoclonales y procesos de producción”, dice Lopes dos Santos. Según José Fernando Perez, presidente del directorio de Recepta, profesor jubilado de la Universidad de São Paulo y ex director científico de la FAPESP, la cooperación fue muy exitosa. “Cumplió de manera ejemplar los objetivos del Pite. Las actividades fueron desarrolladas en conjunto, con la generación de productos y transferencia de conocimiento tecnológico a la empresa”. Perez también menciona la opinión de uno de los dos asesores de la FAPESP que, durante la evaluación del proyecto, sostuvo que el dominio de la tecnología de generación de linajes celulares con alta productividad era de suma importancia estratégica para el país.
Proyecto
Linajes celulares de alta productividad y estabilidad de anticuerpos monoclonales humanizados para la terapia del cáncer (nº 05/60816-8); Modalidad Programa de Apoyo a la Investigación en Asociación para la Innovación Tecnológica (Pite); Coordinadora; Ana Maria Moro – Instituto Butantan; Inversión R$ 377.708,00 y US$ 810.616,85 (FAPESP) R$ 1.793.198,00 (Recepta)