Una investigación realizada por el Instituto Datafolha muestra que el 88% de los habitantes del estado de São Paulo considera que es sumamente importante invertir en ciencia y tecnología, en tanto que el 86% estima que el gobierno debe financiar la investigación científica, aun cuando no aporte beneficios inmediatos. La profesión de científico es la tercera más admirada: queda atrás tan sólo de las de docente y de médico. Con todo, el 77% de los entrevistados no supo decir el nombre de ninguna institución de investigación científica, y ni siquiera el de alguna universidad. El sondeo se realizó ante una solicitud de la FAPESP con el objetivo de mapear el interés de los paulistas en la ciencia y la tecnología y conocer la percepción pública con relación a las inversiones en investigación científica y al trabajo de la Fundación. Al hacerse mención al nombre de algunas instituciones, el 26% sostuvo haber escuchado hablar de la FAPESP, pero el 69% no sabe o no recuerda qué hace la Fundación.
Se realizaron 3.217 entrevistas en 138 ciudades de todas las 15 mesorregiones o regiones estadísticas del estado de São Paulo. “La alta prioridad que la población le asigna al apoyo a la investigación científica y el valor que le da a la profesión científica reflejan el sentimiento que se verifica en otros países, y estimulan a la comunidad científica paulista a obtener cada vez más y mejores resultados, con impacto científico, social y económico”, comentó Carlos Henrique de Brito Cruz, director científico de la FAPESP. “La encuesta destaca también la necesidad de contar con un mayor esfuerzo de las instituciones en la demostración y la asociación de sus nombres a los resultados.” Para el presidente de la FAPESP, Celso Lafer, “la investigación realizada por el instituto Datafolha muestra la importancia que la población le adjudica a la ciencia y el respeto que tiene por los científicos. En segundo lugar, pone en evidencia la clara percepción de que le compete al Estado apoyar a la investigación científica, aun cuando la misma pueda no aportar beneficios inmediatos, y que la iniciativa privada también puede aumentar sus inversiones en el sector”.
Además del sondeo con la población en general, Datafolha trabajó con otros dos públicos: fueron entrevistados 505 científicos a quienes la FAPESP apoya y 30 formadores de opinión, tales como docentes y periodistas. Para la mayoría (el 80%) de los científicos, en Brasil las inversiones en ciencia y tecnología son menores que las que serían suficientes. Para el 64%, las empresas deberían financiar más la investigación científica; el 75% mencionó al gobierno como el principal financiador de la actividad científica. “Mejores recursos económicos” y “credibilidad” son los principales factores para la elección de la FAPESP realizada por los científicos que la Fundación apoya, de acuerdo con el estudio. El apoyo de la FAPESP a los investigadores entrevistados se concreta mediante Becas de Doctorado (36%), Becas de Posdoctorado (30%), Ayuda a la Investigación – Regular (26%), Becas de Maestría (26%), Becas de Iniciación a la Investigación Científica (22%), Ayuda a la Investigación – Proyecto Temático (5%), Programa de Investigación Innovadora en Pequeñas Empresas ‒ Pipe (3%), Joven Investigador (2%) y otros (6%).
Entre los formadores de opinión, el grado de satisfacción con la investigación científica en Brasil fue regular. Se hizo mención a la falta de inversiones y al magro historial en investigación científica como aspectos negativos. También coincidieron en que la enseñanza de las ciencias en las escuelas debe mejorar. Hacen falta estímulos y capacitación, tanto docente como para los alumnos. Pero existe el reconocimiento de algunas iniciativas positivas, tales como la Virada Científica, las Ferias de Ciencias y el programa Ciencias sin Fronteras. La FAPESP es poco conocida entre los formadores de opinión, pero los que conocen la Fundación tienen de ella una imagen positiva, de una institución seria. “El público implicado más directamente reconoce el aporte de la FAPESP y destaca su credibilidad. En resumen, los datos confirman el apoyo de los contribuyentes paulistas a las actividades de la FAPESP”, afirma Celso Lafer.
En las entrevistas realizadas con la población, el interés declarado en temas científicos fue elevado: el 67% sostuvo estar interesado o muy interesado en ciencia y tecnología. Pero el 79% coincidió con la afirmación de que la ciencia y la tecnología son tan especializadas que la mayoría de la gente no logra entenderlas. El índice de muy interesados en ciencia y tecnología (el 26% del total) fue inferior al de temas tales como medicina y salud (el 51%), alimentación y consumo (el 45%), medio ambiente y ecología (el 39%), religión (el 38%), deportes (el 32%) y cine, arte y cultura (el 30%). Pero fue superior al de los que se mostraron muy interesados en moda (un 14%), política (un 12%) y curiosidades sobre los famosos (un 7%).
Un gap importante
El descompás existente entre el interés y la dificultad de señalar el nombre de una institución de investigación científica no constituye una novedad en estudios sobre la percepción pública de la ciencia, asevera Luisa Massarani, investigadora de la Fundación Oswaldo Cruz, quien ha realizado diversos trabajos de este tipo. Según Massarani, el panorama de São Paulo no difiere del escenario nacional, tal como mostraron encuestas realizadas en Brasil por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación y por el Museo de la Vida de la Fundación Oswaldo Cruz. “Lo que observamos es que las gente manifiesta interés por temas de ciencia, pero existe un gap importante entre afirmar que se tiene interés e intentar informarse efectivamente sobre temas de ciencia y tecnología”, afirma. “Otro punto que quedó evidente en estudios cualitativos que hicimos indica que a menudo no existe una correlación directa entre ciencia y hacer ciencia en Brasil. Es decir, la gente aún sabe poco al respecto de que en el país se hace ciencia y que existen científicos brasileños”. A juicio de la investigadora, el hecho de contar con una población que se interesa por ciencia es un paso importante, pero queda mucho más por hacerse. “Por empezar, con una noción más concreta y realista de lo que es ciencia, quien hace ciencia, donde se hace ciencia y cuál es la asociación entre ciencia y sociedad”, dice.
Es común que los científicos y el público lego tengan percepciones distintas sobre la actividad científica. En Estados Unidos, una investigación dada a conocer en enero por el Pew Research Center comparó las opiniones de científicos ligados con la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS) y un grupo de ciudadanos del país. En algunos temas, las divergencias eran grandes. El 87% de los científicos afirmó que los cambios climáticos se deben fundamentalmente a la acción humana, pero tan sólo el 50% de los legos coincidió con eso. De igual modo, el 88% de los científicos afirmó que los alimentos genéticamente modificados son seguros para el consumo, ante tan sólo el 37% de los ciudadanos. El sondeo de Datafolha también registró algunas percepciones distintas. El nivel de desarrollo de la investigación científica en Brasil fue clasificado por el 44% de los paulistas como intermedio y por el 39% como atrasado. En tanto, entre los científicos, los índices fueron del 67% para intermedio y el 26% para atrasado. Entre el público de investigadores, el 60% consideró que el país se destaca mucho en agricultura y ganadería y tan sólo el 6% cree que despunta en desarrollo de tecnologías.
Si bien los paulistas tienen una impresión menos favorable sobre la calidad de la investigación científica brasileña, eso no afecta la admiración que tienen por los científicos. El nivel de admiración llega al 61%, superior al que inspiran ingenieros, periodistas, jueces, empresarios y artistas. En tanto, los científicos tienen una imagen más crítica de su actividad profesional. La mayoría considera que la profesión de científico es poco atractiva para los jóvenes, pues cuenta con “bajos salarios y poco prestigio”. Pero el 80% considera que la profesión es muy gratificante desde el punto de vista personal, y el 58% considera que la vocación para el conocimiento constituye la principal motivación de los científicos. El 55% dijo estar satisfecho con el desarrollo científico de su área de actuación, ante el 44% que se declaró insatisfecho, y el 1% no respondió. De los que se mostraron satisfechos, el 31% apuntó como el principal motivo de ello el “reconocimiento o la relevancia internacional”, y el 29%, “los avances y el desarrollo en el área de investigación”. Prácticamente todos los investigadores entrevistados (el 99%) confían en que el aporte de la investigación científica es bueno para el crecimiento del país, y abogan por la independencia de los científicos.
El conocimiento científico y tecnológico fue considerado como de “mucha utilidad”, fundamentalmente en lo que hace al “cuidado de la salud y la prevención de enfermedades” (el 70%), en la “comprensión del mundo” (el 51%) y en la “preservación de los alrededores de mi casa y del medio ambiente” (el 47%). El campo de la salud también despuntó entre los formadores de opinión: la mayoría de los docentes y periodistas entrevistados afirmó que, cuando piensa en ciencia, se acuerda de la salud. Los temas más relacionados con la ciencia son para ellos células madre, vacunas, la cura de enfermedades y los laboratorios de ciencia. “Hay varios estudios en otros países y en Brasil que muestran que gran parte de la cobertura de ciencia recae sobre el área de salud”, sostiene Luisa Massarani. “Incluso ya le hemos formulado esa pregunta a editores y periodistas, quienes plantean que la investigación en salud tiene una asociación sumamente fuerte con el cotidiano de gente. En el área de salud es donde se percibe el impacto de la ciencia, con los medicamentos, las vacunas, etc.”, explica.
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