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Inversión

Apoyo multiplicado

Investigadores recurren a la financiación colectiva para lograr un avance en sus proyectos

FREEPIK

La financiación colectiva de proyectos de investigación científica moviliza un volumen respetable de recursos en Estados Unidos, donde la plataforma digital Experiment, una de las más activas en el lanzamiento de campañas tendientes a recaudar fondos, lleva recaudados 7,5 millones de dólares entre más de 40 mil donantes desde que fuera creada, en 2012, obteniendo recursos para alrededor de 722 proyectos en diversas áreas del conocimiento. En Brasil, este modelo –al cual se lo conoce por su nombre en inglés: crowdfunding– se encuentra mayormente difundido en el medio cultural, aunque poco a poco está siendo descubierto por los investigadores científicos. Por citar un ejemplo reciente, la Universidad Federal del ABC (UFABC) inauguró en noviembre, en su campus de São Bernardo, el WikiLab, un laboratorio utilizado por investigadores y estudiantes que también se encuentra disponible para emprendedores de la comunidad, para el desarrollo de tecnologías basadas en software libre, tales como aplicaciones dirigidas a las áreas cultural y de derechos humanos.

“La idea es unificar el mundo de las tecnologías libres con las ciencias humanas”, dijo el informático Jerônimo Pellegrini, docente del Centro de Matemática, Computación y Cognición de la UFABC. El laboratorio tiene 40 metros cuadrados (m2) y se construyó en un terreno perteneciente a la universidad con paneles de madera cortados por computadora y encajados sin utilizar clavos ni tornillos. La financiación colectiva recaudó 72 mil reales –9 mil reales más que la meta establecida– y movilizó a más de 900 donantes. La campaña se llevó a cabo desde la plataforma Catarse, que utilizan principalmente los artistas que quieren lanzar CDs o para montar espectáculos.

En el mes de agosto, apareció la primera plataforma brasileña de crowdfunding dedicada a temas científicos. Se la nombró Entropia Coletiva y sus mentores fueron el programador Frederico Reis, la nutricionista Patrícia Bado y el físico Ivan José, de Río de Janeiro, y contó con el apoyo de la Fundación de Apoyo a la Investigación Científica del Estado de Río de Janeiro (Faperj). La plataforma ya hospeda cuatro campañas de recaudación. Una de ellas la controlan científicos de los laboratorios de Investigación de la Enfermedad de Alzheimer y de Enfermedades Neurodegenerativas de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ). Éstos tienen como meta recaudar 85 mil reales para el estudio de un tratamiento contra el Alzheimer a partir de los medicamentos que se emplean para tratar la diabetes.

Las plataformas de crowdfunding pueden generar ganancias a sus dueños, esto depende, por supuesto, del éxito de las campañas. “Nosotros cobramos un 18% del total recaudado por el proyecto. Nuestra tasa incluye el costo de la operadora de pagos, que suma un 5%, y el contrato con una agencia de marketing digital”, dice Frederico Reis, de Entropia Coletiva, que también ofrece un servicio de consultoría para ayudar a investigadores en la difusión de sus campañas. En tanto, la plataforma Experiment cobra un 12%.

La plataforma brasileña y la estadounidense adoptaron modelos diferentes. En Entropia Coletiva se adoptó el concepto de financiación flexible, que le permite al investigador recibir parcialmente cualquier monto recaudado, incluso en el caso de que la campaña no haya alcanzado la meta prevista. Por su parte, Experiment, adopta el modelo all-or-nothing (todo o nada), que autoriza el retiro del monto donado solamente si el investigador logra la meta propuesta. En caso contrario, se les devuelve el dinero a los donantes. “El modelo ‘todo o nada’ propicia que los investigadores definan metas realistas y reduce el riesgo de involucrar a donantes en proyectos que, al cabo, puede que no vayan más allá del papel”, argumenta la bióloga Cindy Wu, cofundadora de Experiment.

El profesor Vinícius Maracaja-Coutinho, docente del Centro de genómica y Bioinformática de la Universidad Mayor de Santiago, en Chile, le otorgó preponderancia al modelo flexible cuando lanzó, en 2015, la plataforma de crowdfunding científica Dodo, que cobra una tasa del 10%. La iniciativa es un proyecto de la empresa Beagle Bioinformatics, una startup fundada por él en 2012 luego de concluir su doctorado en la Universidad de São Paulo (USP). El investigador desarrolló la plataforma en Chile, mientras participaba en un programa federal de apoyo a la innovación. “El gobierno chileno aportó alrededor de 60 mil dólares para la creación de Dodo. Por eso fue que trasladé la startup a Chile”, comenta.

WikiLab/ UFABC La campaña para la construcción del WikiLab, en la UFABC, recaudó 72 mil reales entre más de 900 donantesWikiLab/ UFABC

Por ahora, la mayoría de los proyectos de Dodo son de secuenciación genética. Un grupo de la Universidad Federal de Paraíba (UFPB), por ejemplo, obtuvo alrededor de 2 mil dólares para la secuenciación del genoma del insecto denominado cochinilla. “La cochinilla se utiliza para fabricar un colorante rojo, que se emplea en la industria alimenticia. Pero en 2015 hubo una plaga en el sertón pernambucano y ese insecto acabó con las plantaciones de palma, impactando en la producción del ganado bovino, que depende de esa planta para su alimentación”, explica Coutinho, quien forma parte del grupo de la UFPB. Los investigadores esperan que la secuenciación sea de ayuda para el control biológico de la plaga.

Una de las primeras campañas de crowdfunding científico en Brasil se llevó a cabo en 2013, y estuvo a cargo de investigadores de la UFRJ, que recaudaron alrededor de 40 mil dólares para mapear el genoma del mejillón dorado (Limnoperna fortunei), una especie invasora que causa problemas ambientales en el país. Con esos recursos, el biólogo Mauro Rebelo y quien entonces era su alumna de doctorado, Marcela Uliano, llevaron a cabo la secuenciación y ahora están preparándose para publicar los resultados. “La meta consiste en ayudar en la creación de estrategias para controlar el avance de la especie”, dice Rebelo, quien actualmente está abocado al lanzamiento de una iniciativa para el estudio de genomas denominada Genome Research Application Environment (GRAppE), cuya financiación también será colectiva.

La modalidad crowdfunding puede servir como complemento de las fuentes de apoyo tradicionales, tal el caso de las agencias de fomento

En Brasil, otro caso conocido es el del Grupo Independiente para el Análisis del Impacto Ambiental (Giaia), que congrega a científicos de varias instituciones para trabajar en el análisis de los impactos ambientales derivados de la rotura de la represa de la minera Samarco en la localidad de Mariana (Minas Gerais). Inmediatamente después del desastre, en 2015, lanzaron una campaña en internet con la cual lograron recaudar 90 mil reales que aportaron 1.473 donantes. “Pusimos manos a la obra a través de una página en Facebook, que hoy cuenta con 15 mil seguidores. Esa red colaboró en la difusión de la campaña en internet reclutando donantes”, relata el biólogo Dante Pavan, miembro del Giaia. Del total recaudado, ya se gastaron unos 70 mil reales entre traslados y adquisición de materiales para el análisis del agua y de sedimentos en la cuenca del río Dulce.

Para Frederico Reis, de Entropia Coletiva, el medio ambiente brasileño presenta un reto mayor que el de otros países, como en el caso de Estados Unidos, donde la práctica del crowdfunding se ve favorecida por la tradición de empresas e individuos de efectuar donaciones a instituciones científicas. “Otro de los escollos radica en que los científicos brasileños no están habituados a buscar ayuda financiera de fuentes que no sean públicas”, explica Reis. El científico opina que se necesita difundir en el país una cultura de investigación que no dependa únicamente de la ayuda del gobierno, con más razón en tiempos de crisis económica y recortes presupuestarios. “Esa es otra forma de complementar las fuentes de ayuda tradicionales, tal como las que ofrecen las agencias de fomento”.

En el exterior, sobran los ejemplos de proyectos científicos que fueron posibles gracias a las donaciones públicas. En 2015, más de 18 mil personas contribuyeron para una campaña creada en Experiment. Un matrimonio de la ciudad de Los Ángeles, en California (EE. UU.), logró embolsar 2,6 millones de dólares para financiar estudios sobre la enfermedad de Batten, una afección neurodegenerativa rara que se manifiesta en la infancia, afectando la vista y las capacidades intelectuales y motrices. Las dos hijas del matrimonio padecen esa enfermedad. La plataforma Experiment surge a partir de una idea de investigadores de la Universidad de Washington, en Estados Unidos. “Creemos que se necesita diversificar e incrementar la cantidad de fuentes de apoyo para la financiación de investigaciones científicas”, dice Cindy Wu.

Giaia Muestra de agua captada en el río Doce para su análisis: los recursos fueron aportados por la población, en 2015, luego de la rotura del embalse de la minera Samarco en Minas GeraisGiaia

La doctoranda Suzana Diniz, del Departamento de Biología Animal de la Universidad de Campinas (Unicamp), recurrió a Experiment en 2016, en busca de recursos para su investigación. La investigadora recolectó 820 dólares para realizar un estudio sobre el papel que cumple la reflexión de la luz ultravioleta (UV) en las tramas que urden las arañas en sus telas. Ese dinero lo utilizó para la compra de materiales y para costear el trabajo de campo. El objetivo era calcular el efecto de la luz UV, reflejada en las telas, sobre la atracción de los insectos que les sirven de alimento a las arañas y sobre la incidencia de predadores tales como las aves. “Pudimos observar que, por lo general, los diseños de telas que reflejan la luz ultravioleta atraen mayor cantidad de insectos que aquellas en las que se bloqueó la luz UV. Empero, al contrario de lo que se hubiera esperado, cuando reflejan luz UV, las telas con formatos en forma de X atraen menos insectos que se guían visualmente, tales como abejas y moscas”, explica Diniz, quien también recurrió a la plataforma Experiment para divulgar sus resultados preliminares.

La bióloga Cindy Wu comenta que la práctica de publicación de datos mientras la investigación se encuentra en curso es bienvenida, puesto que sirve como información para los donantes acerca de lo que se hizo con los recursos que aportaron. “También promovemos la divulgación de relatos informales acerca del avance de la investigación”, dice Wu. Ella explica que Experiment les pide a los científicos que le dejen en claro al público que los resultados son parciales y aún no han sido revisados por pares. La plataforma no hospeda cualquier campaña en forma indiscriminada. La selección de los proyectos la efectúa una comisión técnica. Uno de los criterios que se tienen en cuenta es que el investigador mantenga vínculos con alguna institución científica y que el proyecto cuente con el aval de algún otro colega del área. Para Frederico Reis, de Entropia Coletiva, el hecho de que los proyectos con financiación colectiva no pasen por el tamiz de una selección rigurosa, tal como ocurre en las agencias de apoyo, no significa que no se tenga en cuenta la calidad. “Lo normal es que la investigación derive en la publicación de un paper y, entonces, ahí sí, pasa por el filtro de la revisión por pares”, aclara Reis. “Pero el filtro principal son los donantes, quienes deciden si un postulado se va a investigar o no”, analiza.

La investigación del neurocientífico Eduardo Schenberg sólo fue posible a partir de la financiación colectiva. Schenberg coordina un estudio acerca del uso del MDMA, el principio psicoactivo de la droga que se conoce como éxtasis, para el tratamiento de pacientes con trastornos de estrés postraumático, una línea de investigación controvertida. “Ese estudio concita escaso interés entre la comunidad científica brasileña, que observa con recelo el potencial terapéutico de las drogas psicodélicas”, dice Schenberg. En 2015, él lanzó una campaña en la plataforma Catarse y logró recaudar 53 mil reales que aportaron más de 400 donantes. El estudio forma parte de un proyecto internacional que lleva a cabo la organización estadounidense Multidisciplinary Association for Psychodelic Studies, que apuesta por la psicoterapia asistida con el uso de MDMA. La etapa brasileña la realiza Plantando Consciência, una ONG creada por Schenberg en 2009, luego de doctorarse en la USP. “Pronto estaremos comenzando con los test con pacientes”, informa.

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