DANIEL BUENOMiembros de la Academia China de Ciencias manifestaron su preocupación luego de que un reportaje de la revista Science denunció en el país un esquema de comercialización de autorías y artículos científicos para su publicación en revistas indexadas. “Algunos investigadores están logrando publicar buenos papers en periódicos de alto impacto, pero ni siquiera saben de qué hablan sus artículos”, dijo Cao Zexian, docente del Instituto de Física de la academia, con sede en Pekín, temiendo que las producciones de científicas del país pasen a ser objeto de desconfianza después de la denuncia.
A lo largo de cinco meses, periodistas chinos, haciéndose pasar por científicos o alumnos de posgrado, investigaron a 27 empresas chinas sospechadas de vender autorías de artículos listos. Veintidós de ellas ofrecieron servicios fraudulentos. En el sitio web Sciedit, especializado en edición científica, una de las empresas llegó a anunciar, “Es increíble: usted puede publicar artículos científicos sin necesidad de hacer experimentos”. Otra empresa descubierta in fraganti fue Wanfang Huizhi, que actuaba como intermediaria entre investigadores que poseían artículos aceptados para su publicación y científicos que necesitaban publicar. Según la revista, los interesados llegan a desembolsar hasta 26 mil dólares para inscribir su nombre en un artículo, un valor superior al sueldo anual de muchos profesores asistentes en China.
Wanfang Huizhi le ofreció a uno de los periodistas una plaza de primer coautor en un paper sobre el cáncer por 14.800 dólares. El artículo se publicó, semanas más tarde, en el Journal of Biochemistry & Cell Biology, con dos autores principales: uno de ellos no contaba con historial de producción científica. Joanna Kargul, jefa de edición del periódico, le confió a Science que, normalmente, si se incluyen nuevos autores en los papers, el autor principal debe explicarle la modificación al editor. “Pero eso no fue lo que sucedió con el mencionado artículo sobre el cáncer. Y el cambio en la autoría no fue detectado por nuestro radar de revisores”.
Para Hans-Joachim Schmoll, editor de la revista OncoTargets and Therapy, que también recibió un artículo recelado, muchos editores están abocando esfuerzos para evaluar con mayor rigurosidad el flujo de artículos provenientes de China. “No conocemos demasiado a las universidades de allí, ni sus clínicas ni sus instituciones”, dijo. China es uno de los países que publican más artículos científicos en el mundo. La cantidad de artículos chinos en el Science Citation Index se disparó de 41.417 en 2002 a 193.733 en 2012, situándose solamente detrás de Estados Unidos. Tal como ocurre en muchos países, quien logra en China publicar en inglés en revistas con alto factor de impacto, cuenta con mayores posibilidades de obtener ascensos y financiación.
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