eduardo cesarBrasil y Suecia establecerán nuevas cooperaciones en el campo de la tecnología e innovación, mediante la articulación de una institución con sede en São Bernardo do Campo (São Paulo), que coordinará el trabajo conjunto de investigadores, empresas y gobiernos de ambos países. El Centro de Investigación e Innovación Sueco-Brasileño (Cisb) fue instituido oficialmente el mes pasado, durante la visita a Brasil del premier sueco, Fredrik Reinfeldt. Esta iniciativa, promovida por la multinacional Saab, ya cuenta con 40 socios, tales como la Universidad de Linköping y la agencia gubernamental de innovación Vinnova, por parte del país nórdico, y la Universidad Federal del ABC y la Agencia Brasileña de Desarrollo Industrial (ABDI), por el lado brasileño. La meta del centro es el estímulo a las cooperaciones en investigación y desarrollo inicialmente en tres sectores: energía y medio ambiente; transporte y logística; y defensa, aeronáutica y seguridad. Equipos de especialistas ayudarán a los interesados en la diagramación de los proyectos.
Según Charlotte Brogren, directora general de Vinnova, los próximos dos años serán fundamentales para evaluar el potencial del trabajo conjunto. Ambos países cuentan con un historial de cooperación impulsado por grandes empresas suecas con presencia en regiones industriales brasileñas, principalmente en São Paulo. Actualmente, los gobiernos quieren que esa cooperación sea más organizada y, por eso, hemos identificado un buen número de oportunidades. Nuestro desafío actual es transformar las oportunidades en proyectos reales, dijo Charlotte, una ingeniera de 48 años que hizo carrera en centros de investigación y desarrollo de empresas (lea la entrevista). Desde 2010 ella está al frente de una agencia que procura articular el trabajo de universidades y empresas para la creación de tecnologías sustentables con aplicación prometedora. Entre los proyectos apoyados se destacan el desarrollo de redes inteligentes de monitoreo de la distribución de energía, capaces de otorgar al consumidor información acerca del costo de la energía antes que él decida utilizarla; sistemas de control de tráfico, y programas de reciclado de cables enterrados en las calles de las ciudades suecas.
Uno de los resultados de la cooperación fue la sociedad suscrita en 2007 entre la empresa brasileña Vale Solução em Energia (VSE) y la sueca Scania, para desarrollo, producción y comercialización de motores de etanol y sus aplicaciones. Desde el año pasado, representantes de ambos países se reunieron en Brasil en dos ocasiones para proyectar nuevas oportunidades, un trabajo que derivó en la creación del centro. En opinión de la directora de Vinnova, Brasil y Suecia cuentan con sistemas de innovación de diferente perfil, pero las cooperaciones pueden rendir mutuos beneficios. Suecia cuenta con un mercado interno pequeño, lo cual obligó a muchas de nuestras empresas a tornarse globales. Para eso, ellas debieron esforzarse por ser las mejores y ganar competitividad. Cabe acotar que Suecia no es precisamente el país con los menores costos del mundo, apuntó. Brasil, con su enorme mercado interno, no sufrió la misma presión, pero la globalización está modificando eso. Empresas de varios países se están radicando en Brasil. Las empresas brasileñas van percatándose que necesitan invertir en innovación para mantener su posición en el mercado interno y también convertirse en globales, expresa. La competencia global, observa, estimula la cooperación. Nunca revistió tanta importancia conformar alianzas. Actualmente, resulta prácticamente imposible para un sólo país o empresa hacer todo por sí solos.
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