La capacidad para producir y tornar accesibles a conocimientos científicos capaces de colaborar en la formulación de políticas para la protección de la biodiversidad varía bastante entre los diferentes países. A raíz de esta asimetría, los miembros de la Plataforma Intergubernamental de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES), cuya función consiste en la organización del conocimiento científico sobre biodiversidad para colaborar con la adopción de resoluciones, aprobaron en su primer programa de trabajo para los años 2014 a 2018, la creación de una fuerza de tareas dedicada a promover la capacitación de profesionales y de instituciones, algo necesario para la atención de las demandas de la organización.
Los días 15 y 16 de septiembre, miembros de esa fuerza de tareas se reunieron en São Paulo, junto a académicos, representantes del sector privado, de organizaciones no gubernamentales, de programas ambientales de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y otras instituciones multilaterales con la finalidad de debatir estrategias para determinar los recursos técnicos y financieros necesarios. Según el noruego Ivar Baste, miembro del directorio del IPBES y cocoordinador de la fuerza de tareas, el encuentro en São Paulo procuró entender cómo hacer más sostenible el proceso de construcción de la capacitación. “Pretendemos sacar provecho de las lecciones aprendidas en experiencias anteriores y comprender cómo podemos transmitir, en forma más eficiente, la importancia de la biodiversidad y de los servicios ecosistémicos”, sostuvo. Según opina Carlos Alfredo Joly ‒quien además de coordinar el Programa Biota-FAPESP, es miembro del Panel Multidisciplinario de Expertos del IPBES e integrante de la fuerza de tareas de capacitación‒, la totalidad de los 119 países que integran la plataforma fueron consultados al respecto de sus demandas por capacitación profesional. “Realizamos una selección para establecer prioridades y analizar cómo podemos atender la demanda”, dijo Joly.
Los debates buscaban sumar elementos para una segunda reunión, también en São Paulo, entre los días 17 y 19 de septiembre, en la cual los miembros de la fuerza de tareas elaboraron las propuestas de trabajo para su aprobación en el plenario del IPBES, concertado para enero del 2015. Una de las principales propuestas radica en la creación de una matchmaking facility, o sea, una herramienta que permita reunir en un mismo contexto las demandas de capacitación de los diversos colaboradores y las ofertas de apoyo efectuadas por instituciones e individuos. Una iniciativa similar fue presentada por Richard Byron-Cox, director de Capacitación de la Secretaría de la Convención de Combate a la Desertificación de las naciones Unidas (UNCCD, según su sigla en inglés) e ideólogo del portal Capacity Building Marketplace. “Existe una gran demanda por capacitación y también hay muchas personas e instituciones dispuestas a ayudar. El problema radica en que la demanda se encuentra en un sitio y la oferta en otro. Ese mercado online pretende convertirse en un lugar de encuentro para aquellos que tienen algo que pedir y otros que poseen algo para ofrecer, ya sea capacitación, un trabajo voluntario o consultoría, o bien, recursos financieros para donar”, dijo Byron-Cox.
Interacciones
Como uno de los representantes del sector privado, Luiz Eugênio Mello, director del Instituto Tecnológico Vale, destacó, en una entrevista con la Agência FAPESP, que el encuentro reveló la posibilidad de identificar “objetivos comunes”, que permitan la “interacción entre gobiernos, academia e iniciativa privada para la consecución de las metas de la plataforma”. “Vale es una empresa con presencia en 30 de los 119 países miembros del IPBES y posee interés concreto en enfocarse en la biodiversidad en prácticamente todos ellos. También dispones de recursos valiosísimos. Mantiene, por ejemplo, una reserva natural en Linhares, estado de Espírito Santo [ES], que es la mayor área contigua de selva de baja altitud remanente en el bosque atlántico. También opera la mayor mina de hierro del mundo, donde mantiene la Selva Nacional de Carajás en el estado de Pará [PA]. Ambos son sitios ideales para la elaboración de inventarios y para la capacitación de gente”, dijo Mello.
Más allá de la fuerza de tareas, dentro del programa de trabajo del IPBES se encuentran previstas otras dos iniciativas similares: una enfocada en el perfeccionamiento del proceso de administración de datos e informaciones científicas y otra para integrar el conocimiento aborigen y las investigaciones locales en los procesos científicos y en la evaluación y contabilización de la biodiversidad y servicios ecosistémicos. También está programado un conjunto de análisis globales y regionales al respecto de temas tales como los agentes polinizadores y su relación con la producción de alimentos, el problema de las especies invasoras y los procesos de degradación de la tierra y de restauración. La idea es que, para diciembre de 2018, se difunda un diagnóstico global del estatus de la biodiversidad y de los servicios ecosistémicos, que deberá orientar la toma de decisiones en todas las convenciones del área.
“En tanto, en 2015 comenzarán a efectuarse los diagnósticos regionales”, dijo Joly. “Para que Brasil participe efectivamente en la elaboración de un buen informe sobre América Latina y el Caribe, necesitaríamos contar con un buen diagnóstico nacional acerca del estado de los ecosistemas y de la biodiversidad, sobre cómo las alteraciones antrópicas modifican su funcionamiento y los impactos en los servicios ecosistémicos. Como todavía no contamos con ese diagnóstico, deberemos trabajar simultáneamente a nivel nacional y regional. Eso sólo será posible con un fuerte compromiso de la comunidad científica que interviene en esa área en Brasil”.
El presidente de la FAPESP, Celso Lafer, destacó que la participación de Joly en las iniciativas del IPBES constituye un desdoblamiento de su trabajo en el Programa Biota-FAPESP. Lafer también resaltó el aporte que la FAPESP ha ofrecido para el proceso decisorio y la formulación de políticas públicas por medio de sus tres principales programas de investigación: el Biota, el Programa FAPESP de Investigación en Bioenergía (Bioen) y el Programa FAPESP de Investigación sobre Cambios Climáticos Globales. “Es indispensable la relación entre la ciencia y el proceso de toma de decisiones, sobre todo en el área ambiental. Al haber participado como ministro [de Relaciones Exteriores] en la Río 92 [Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo] y en la Río + 10, siempre tuve mucho cuidado y atención con respecto a esos aspectos y es por ello que estoy muy orgulloso de los tres grandes programas que la FAPESP patrocina y mantiene”, dijo Lafer.
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