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BUENAS PRÁCTICAS

Capacitación al límite de la mala conducta

Empresas de escritura científica ofrecen la posibilidad de firmar artículos producidos en workshops a jóvenes médicos que compiten por becas y puestos de trabajo en Estados Unidos

Hulton-Deutsch Collection / CORBIS / Corbis via Getty Images

Los nóveles médicos que han publicado una buena cantidad de artículos tienen más posibilidades de éxito a la hora de competir por becas, empleos en hospitales y vacantes en programas de residencia en Estados Unidos. El aliciente para que estos profesionales multipliquen su producción académica ha generado un efecto colateral rayano en la mala conducta: la proliferación de empresas y workshops que oficialmente les proporcionan a sus clientes capacitación en escritura científica, pero que en la práctica se traducen en un pago de dinero a cambio de la inclusión de los nombres de los alumnos en papers elaborados en forma colectiva publicados fundamentalmente en anales de conferencias, a menudo de escasa calidad.

Un informe publicado en la revista Science hace un recuento de al menos 24 empresas de distintos países que ofrecen servicios de este tipo en internet y muestra cómo operan. El trabajo fue elaborado por el periodista danés Frederik Joelving, editor del sitio web de noticias Retraction Watch, que contó con el patrocinio de un fondo creado por Science para promover artículos de investigación, con recursos donados por el biofísico Daniel Pinkel, profesor emérito de la Universidad de California en San Francisco.

El público al que apunta este tipo de servicios son los aproximadamente 12.000 médicos extranjeros que cada año aspiran a conseguir plazas de residencia y becas en Estados Unidos, y necesitan engrosar sus currículums para hacer frente a la competencia local. El caso más sorprendente es el de una empresa con sede en Atlanta, dirigida por el médico indio Rupak Desai, que les cobra 1.000 dólares a los clientes que estén dispuestos a trabajar a distancia hasta 15 horas durante algunas semanas en la elaboración colectiva de manuscritos científicos, en el marco de un programa llamado Express Research Workshop. Con el seguimiento del equipo de Desai, como se anuncia en la publicidad del servicio, los participantes pueden firmar tres artículos breves en los anales de una conferencia anual de la American Heart Association. Por otros 600 dólares también tienen la posibilidad de publicar otros dos resúmenes en los anales de otras conferencias y dos artículos en revistas indexadas en la base de datos PubMed. Según la revista Science, aunque los resúmenes presentados en congresos no se someten a los mismos filtros de calidad que las revistas científicas, son valorados en los formularios de solicitud para programas de residencia en Estados Unidos. La oferta de servicios circula habitualmente en grupos de WhatsApp o en la red social profesional LinkedIn, utilizando como señuelo la existencia de becas y vacantes disponibles en hospitales.

Desai niega que los más de 300 clientes atendidos hayan comprado la autoría de artículos participando en los workshops y dice que todos contribuyeron de algún modo en la preparación de los manuscritos, ya sea en las discusiones sobre el formato del estudio o en otras actividades, como la investigación en grandes bases de datos de acceso abierto, las revisiones bibliográficas, la redacción del texto o la elaboración de los gráficos. Según él, los mentores conocen a fondo las fuentes de información utilizadas y, en virtud de ello, son capaces de guiar al grupo de alumnos para seleccionar y analizar los datos y elaborar un manuscrito en cuestión de semanas. Como se informa en Science, el propio Desai es un ejemplo de la eficacia del método a la hora de multiplicar la producción científica. Si bien no trabaja en ningún hospital ni institución académica, ha sido coautor de 163 publicaciones en 2023, de las cuales unas 40 fueron resúmenes en anales de conferencias de la American Heart Association.

El reportaje enumera otras empresas del área. En una de ellas, con sede en el estado de Arizona, los clientes abonan 275 dólares para participar en un estudio colectivo realizado a distancia, que les rinde un artículo al cabo de dos o tres semanas de trabajo. Otra, en este caso de California, utilizaba como promotor publicitario a un cliente que consiguió una plaza de residencia tras añadir 34 publicaciones a su currículum. Aunque la oferta de capacitación en escritura científica es legítima, la inclusión del nombre de un individuo en un estudio al que le dedicó tan solo un puñado de horas de trabajo a distancia pone en entredicho el concepto de autoría académica, que debe asignársele a quien generó contribuciones significativas para la elaboración de un paper. “En mi opinión, esto configura mala conducta”, dijo a la revista Science la biomédica croata Ana Marušić, consultora de integridad en la investigación y miembro del consejo del Comité de Ética en las Publicaciones (Cope), un foro internacional de editores de revistas encargado de debatir las normas éticas.

Las empresas emplean artilugios ingeniosos para hacer posible la publicación de los manuscritos. Dos de ellas, Research Update Organization y el California Institute of Behavioral Neurosciences & Psychology, informan a sus clientes que disponen de “canales” en Cureus, una revista de ciencias médicas que adopta un modelo editorial que presenta dos peculiaridades: acepta manuscritos para su publicación inmediata y revisión posterior a la publicación, siguiendo conceptos de la llamada ciencia abierta, y les permite a las empresas registradas recomendar los nombres de los investigadores que actuarán como editores de un artículo, gestionando su contenido desde el envío hasta la publicación, lo que puede volverla susceptible a manipulaciones. El director de Cureus, Graham Parker-Finger, declaró a la revista Science que su publicación evalúa a “todas las organizaciones que poseen un canal en Cureus cuidadosamente antes de darles su aprobación, teniendo en cuenta su trayectoria y su estándar ético”.

Los estudios producidos por estos servicios han generado controversia. Uno de estos estudios polémicos corrió por cuenta de la empresa Research Update Organization, con sede en Houston, publicado en la revista de acceso abierto Neurology International, de la editorial MDPI, y en los anales de una conferencia publicados por la revista Stroke. El trabajo en cuestión generó repercusiones en la prensa y en las redes sociales porque en él se arribaba a la conclusión de que los consumidores de los cigarrillos electrónicos estaban expuestos a un riesgo mayor y más precoz de sufrir accidentes cerebrovasculares que los fumadores de tabaco. Las repercusiones pusieron el estudio bajo la lupa de los fabricantes de cigarrillos electrónicos, que señalaron inconsistencias. Un ejemplo: el trabajo analizaba los datos brutos obtenidos por una encuesta anual de salud y nutrición realizada por los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC), de Estados Unidos, y aludía a un conjunto de 266.058 entrevistados entre 2015 y 2018, aunque en el sondeo solamente habían participado 5.000 personas por año. El autor principal del artículo de Neurology International y responsable del análisis estadístico del estudio es Urvish Patel, fundador de Research Update Organization, y los demás autores son jóvenes médicos extranjeros, entre quienes figuran algunos asistentes habituales a los workshops que realiza la empresa. Patel declara estar afiliado a la Escuela de Medicina Icahn, de Nueva York, vinculada a la red de hospitales Mount Sinai, que niega el vínculo e informa que tuvo un alumno con ese nombre en un maestría en salud pública en 2015.

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