Chile cobija una buena parte de los mejores lugares del mundo para observar el cielo, y como tal, para 2020 albergará alrededor del 70% de los telescopios del mundo, fruto de inversiones de consorcios internacionales que suman 4 mil millones de dólares tan sólo en los cuatro observatorios principales. Pese a ello, los astrónomos locales están decepcionados por el beneficio limitado que esa estructura le aporta a la ciencia chilena. Los telescopios reservan un 10% de su tiempo de observación para las instituciones chilenas. “Esa cifra es menor que la de otros lugares, como las Islas Canarias, por ejemplo, cuyos telescopios les reservan un 20% del tiempo de observación a las instituciones de España y contratan al menos a un 5% de técnicos e ingenieros españoles”, le manifestó a la agencia SciDev. Net, Mónica Rubio, astrónoma de la Universidad de Chile. El astrónomo Maximiliano Moyano, de la Universidad Católica del Norte, dice que ese 10% del tiempo se está tornando insuficiente con el retorno al país de jóvenes doctores en astronomía chilenos que se capacitaron en Europa. “Nuestras universidades deberían participar del desarrollo de los equipamientos utilizados para la modernización de los observatorios”, dijo Mónica Rubio.
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