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Cienciometría

Código sagrado

Estudio muestra que investigadores de Francia y de Alemania también pierden influencia cuando no publican en inglés

NELSON PROVAZILa proverbial barrera del idioma, responsable de la baja repercusión de la producción científica escrita en cualquier lengua que no sea el inglés, no resulta incómoda sólo a los investigadores de países emergentes como Brasil. Un estudio liderado por el físico Anthony van Raan, director del Centro para Estudios de Ciencia y Tecnología de la Universidad de Leiden, en Holanda, mostró que este problema también perjudica a potencias europeas de la ciencia como Francia y Alemania, precedidas únicamente de cuatro rivales (Estados Unidos, China, Reino Unido y Japón)  en el ranking de las naciones que publican más artículos científicos. Aun así, científicos franceses y alemanes se lamentan de que su producción científica tenga un impacto más modesto  cuando la divulgan en sus propios idiomas.

Anthony  van  Raan, especialista en cienciometría, la disciplina cuyo objetivo es generar información que estimule la superación de los desafíos de la ciencia, es uno de los responsables del Ranking  Leiden, colección de datos generados por la universidad holandesa que busca analizar la producción científica de países e instituciones de investigación  y enseñanza superior. En la más reciente edición del ranking holandés, la Universidad de São Paulo (USP) despuntaba en la 15ª posición en la lista de universidades con mayor volumen de producción científica (ver reportaje). El estudio sobre la barrera del idioma se centró en una lista de las 500 principales universidades del mundo, ranqueadas en consonancia con el impacto obtenido por sus artículos científicos en la base de datos Web of Science (WoS), de la empresa Thomson Reuters. El factor de impacto se mide por la cantidad de citaciones de un artículo en otros trabajos científicos. El investigador holandés había observado que la evaluación modesta de varias universidades francesas y alemanas en rankings no se correspondía  con el prestigio académico del que ellas disfrutan. Para hacer un ejercicio de comparación, elaboró una segunda lista, en la cual sólo fue considerada la producción científica publicada en revistas en inglés y los artículos en idioma local fueron despreciados. Van  Raan constató que el rendimiento de las universidades alemanas y francesas era superior en el ranking sólo con artículos en inglés, pues el impacto de esos trabajos era mayor que el de los artículos divulgados en el idioma nativo.

La Universidad de Nantes, por ejemplo, aparece en la 106ª posición en el ranking de los artículos en inglés y en la 201ª en la lista que considera artículos también en otras lenguas. Las universidades alemanas de Heidelberg y LMU de Múnich aparecen, respectivamente, en 109ª y 114ª posición en el ranking del factor de impacto basado sólo en los artículos en inglés, pero caen para las posiciones 150ª y la 166ª cuando se cuentan todos los artículos. “Encontramos un efecto dramático y subestimado en las medidas del factor de impacto”, afirmó  Van Raan. “Los artículos no publicados en inglés diluyen el factor de impacto medio de países como Alemania, Austria y Francia. Eso sucede particularmente con campos aplicados, como la medicina clínica y la ingeniería, y también con las ciencias sociales y las humanidades. Como la medicina representa una parte considerable de la ciencia de un país, ese efecto influye en la posición de la universidad.”

Herramienta
La preocupación de Van Raan tiene que ver con el uso de indicadores bibliométricos vinculados a factores de impacto. Como las citaciones tienen un peso importante en rankings de universidades, como el de la Times Higher Education y el de la Universidad Shanghai Jiao Tong, de China, el investigador sugiere cautela al analizar esas listas y propone una alternativa polémica para contrarrestar la situación: tomar en cuenta, a efectos de comparación, sólo la producción científica en inglés de las instituciones, despreciando los artículos en otros idiomas. “Calcular los indicadores basados sólo en publicaciones en inglés es el único procedimiento justo”, afirma. No es novedad afirmar que la suficiencia en  inglés es una herramienta indispensable para los investigadores de todos los campos del conocimiento. Eso ya era un hecho los años 1930, cuando investigadores alemanes publicaron, en su propio idioma, un estudio que relacionaba el consumo de tabaco a la incidencia mayor de cáncer en el pulmón. Debido a la barrera del idioma, los datos se mantuvieron prácticamente desconocidos hasta los años 1960, cuando británicos y norteamericanos llegaron a la misma conclusión. Actualmente, luchar contra la supremacía del inglés en la ciencia es contraproducente, dice Sonia Vasconcelos, investigadora de la Universidad Federal del Río de Janeiro (UFRJ) y autora de una tesis de doctorado sobre la barrera del idioma defendida en 2008 (ver Pesquisa FAPESP nº 162). “Los países en los que el inglés es el idioma principal tienen gran ventaja, pero existe un movimiento internacional por parte de instituciones de investigación y editores científicos de varios países no anglófonos para reducirla. En el caso de Brasil, es necesario que nuestros investigadores, especialmente en las áreas de ciencia y tecnología, estén cada vez mejor preparados para escribir bien en inglés y alcanzar cierta independencia que les permita comunicarse con sus iguales en contextos internacionales”, afirma. “Hoy, en Alemania, hay cursos de postgraduación administrados en inglés, lo que ayuda a los estudiantes a romper esa barrera. Eso sucede también en Francia, que siempre cultivó,  y continúa cultivando, aunque con una actitud estratégica con respecto al inglés,  su idioma en el escenario académico. Sin embargo  Brasil no tiene una estrategia articulada para enfrentar ese desafío”, dice.

NELSON PROVAZILa sugerencia de Van Raan de ignorar la producción científica en lengua nativa para mejorar  las comparaciones internacionales podría causar otra tipo de revés, causado por la ausencia de contribución en importantes áreas del conocimiento. “La producción en lengua local es parte indisociable del conocimiento generado por los países y no se puede dejar de lado”, dice Abel Packer, de la coordinación de la biblioteca electrónica científica SciELO Brasil. Packer recuerda que hay una tradición en el país de publicar en portugués en disciplinas como, por ejemplo, las ciencias de la salud y las agrarias, pues eso es importante para hacer llegar el conocimiento a los  profesionales de esas áreas. “La cuestión no tiene que ver sólo  con los científicos, que en general conocen el inglés, sino con otros usuarios de la información científica que no tienen la misma suficiencia en el idioma”, dice. “El multilingüismo es parte de la comunicación científica y tiene sus raíces en el hecho de que la ciencia es parte de la cultura. La ciencia no se hace en una torre de marfil separada del resto de la sociedad, sino que se la reconoce como una fuente de conocimiento que contribuye al desarrollo económico y tecnológico. Si no existe un esfuerzo de la comunidad científica nacional para crear semánticas en su lengua nativa, el país y su cultura no serán capaces de absorber ideas y conocimiento que en su esencia sirven a su sociedad”.

Para Luiz Henrique Lopes de Santos, coordinador adjunto de Ciencias Humanas y Sociales, Arquitectura, Economía y Administración de la FAPESP y profesor del Departamento de Filosofía de la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias Humanas de la USP, la cuestión requiere una solución de compromiso, pues no se reduce a la cuestión del impacto. “Es también una cuestión cultural”, dice. “La lengua es un elemento esencial de la cultura de un país y ella se constituye y se enriquece por la interacción entre sus usos más ordinarios y los más sofisticados, como en la literatura, en la ciencia, en la filosofía. Ningún país puede darse el lujo de desestimar por completo su lengua como vehículo de la producción del conocimiento.”

Añádase al debate, propone Packer, el hecho de que la producción escrita en portugués esté creciendo en el conjunto de revistas indexadas. Hasta 2007, el porcentaje de los artículos publicados en portugués en la base Web of Science era del 8,5%. Ahora es del 22%. “Eso aumentó porque se amplió el número de revistas brasileñas indexadas. Eran 34 revistas en 2007 y hoy son 133. Así, Brasil subió para  13ª posición en el ranking de producción científica. Si no queremos que se consideren las revistas en portugués, volveremos para la  17ª posición”, afirma.

Dato marcante
También se debe tener en cuenta que escribir en inglés no es condición suficiente para garantizar citaciones y prestigio. Un estudio publicado por Rogério Meneghini, coordinador científico de la biblioteca SciELO Brasil, mostró que aunque los artículos estén escritos en inglés si se publican revistas brasileñas, producen en media menos citaciones. Meneghini invitó a nueve científicos brasileños habituados a divulgar sus trabajos en revistas internacionales a publicar un artículo original en la edición de mayo de 2008 de los Anales de la Academia Brasileña de Ciencias. La intención era evaluar hasta qué punto esos autores serían capaces de transferir su prestigio para la revista brasileña, que es publicada en inglés. Dos años después de la publicación, se observó que el número de citaciones de esos artículos superó el de los demás artículos de la revista, fue 1,67 de citaciones frente al 0,76 de los otros. Sin embargo, los 62 artículos publicados por los mismos autores en revistas internacionales en 2008 tuvieron, en media, 4,13 de citaciones cada uno. Según Meneghini, la diferencia puede se puede atribuir al hecho de que las revistas brasileñas tengan menos visibilidad internacional, aunque también haya una tendencia de los autores a enviar sus mejores artículos para el exterior. Pero un dato importante fue constatar que los nueve autores se abstuvieron de citar artículos de revistas brasileñas. Sólo 1,52% de las citaciones que hicieron en 2008 se referían a trabajos publicados nacionalmente. Meneghini sugiere que citar revistas nacionales no da prestigio. “Parece que los autores optaron por obviar citaciones en periódicos brasileños asumiendo que podían transmitir la impresión de que el artículo no es suficiententemente bueno”, dijo.

Tal contingencia no ofusca el consenso de que es fundamental estimular la producción en inglés. “Cuando un investigador se esfuerza para citar trabajos de su país, es frustrante ver que la referencia no puede ser consultada en el extranjero porque el trabajo está disponible sólo en portugués”, dice Sonia Vasconcelos. Para Abel Packer, de la SciELO, la solución es invertir en la traducción de artículos escritos en portugués, haciéndolos disponibles también en inglés. “Eso exigiría importantes inversiones, pero no veo otra salida para aumentar la visibilidad del conjunto de la ciencia brasileña”, afirma Packer.

Destaque entre las  500 mayores
USP aparece  en 15º lugar en volumen de publicaciones en el Ranking Leiden,  pero su impacto  todavía es limitado  

La Universidad de São Paulo (USP) aparece en 15ª posición entre las 500 mayores universidades del mundo en volumen de publicaciones, uno de los indicadores de un ranking realizado por el Centro para Estudios en Ciencia y Tecnología de la Universidad de Leiden, en Holanda. En esa lista, la Universidad Estadual de Campinas (Unicamp) está en la 161ª colocación y las federales de Río de Janeiro (UFRJ), de Minas Gerais (UFMG) y de Río Grande del Sur (UFRGS) despuntan, respectivamente, en la  193ª, 317ª y 442ª posición. “No, no debe sorprender que la USP esté en esta posición”, dice el pro-rector de Investigación de la USP, Marco Antonio Zago. “Si Brasil es el 13º país en volumen de publicaciones y la USP es responsable del  23% de la producción brasileña, es natural que tengamos esta posición destacada en un ranking de ese tipo”, afirmó.

El Ranking Leiden ofrece una colección de listas que clasifican las universidades según varios criterios, utilizando como referencia datos de la base Web of Science. Además del indicador  de volumen de publicaciones, hay otro que mide el impacto. En esa categoría, que se basa en el número de citaciones de los artículos, no hay universidades brasileñas en el primer grupo. La UFRGS aparece en la 391ª posición, la USP en la 452ª, la UFMG en la 458ª, la UFRJ en la 463ª y la Unicamp en la 465ª posición. “Aumentar el impacto es el gran desafío de la USP y de las demás universidades brasileñas”, dice Marco Antonio Zago. “Ya publicamos bastante, ahora necesitamos ampliar la relevancia de nuestra producción. Y eso se va realizar no solo intentando publicar en revistas de mayor impacto, sino, sobre todo, mejorando la calidad de la investigación, que hoy aún es fragmentada. Por medio de sinergias entre grupos de varias disciplinas, por ejemplo, podemos contribuir de forma aún más relevante”, dice.

Otros indicadores del Ranking Leiden trabajan los datos de volumen y de impacto con el fin de evitar las inclinaciones debidas al tamaño de la institución o su especialización en determinados campos del conocimiento. En uno de ellos, que multiplica el número total de publicaciones por el impacto en cada campo del conocimiento, la USP aparece en la 71ª posición, la Unicamp en la 285ª, la UFRJ en la 321ª, la UFMG en la 394ª y la UFRGS en la 488ª posición. Y cuando el criterio es el número de citaciones dividido por el impacto medio en cada campo del conocimiento, la UFMG aparece en la 463ª posición, la USP en la 467ª, la Unicamp en la  478ª, la UFGRS en la 480ª y la UFRJ en la 482ª posición. El pro-rector de Investigación de la Unicamp, Ronaldo Pilli, afirma que la clasificación de su institución en los rankings está relacionado, además de a la excelencia académica, a un esfuerzo de dar visibilidad a su producción científica. “Es posible mejorar esa visibilidad. En algunos campos del conocimiento aún hay cierta resistencia a publicar los resultados de investigaciones en inglés, con el argumento de que el interés es regional. Pero un buen trabajo sobre violencia en las escuelas en Brasil, por ejemplo, puede interesar a un investigador extranjero que esté estudiando bullying”, afirmó.

En otros rankings, la posición de las instituciones brasileñas varía, aunque USP y Unicamp ocupen las primeras posiciones. En el más reciente Academic Ranking of World Universities (ARWU), de la Shanghai  Jiao Tong University, de China, la USP aparece entre las 150 mejores universidades del mundo, la Unicamp, en el pelotón entre las 201 y 250 mejores; la UFMG, la UFRJ y la Universidad Estadual Paulista (Unesp), entre las 400 mejores; y la UFRGS, entre las 500 mejores. En otro ranking consagrado, el de los Equipos Higher Education, que combina criterios bibliométricos con el número de ganadores de Premios Nobel en cada institución y una estudio de opinión entre científicos del mundo entero sobre el peso de cada universidad, la USP apareció en la 232ª posición, la Unicamp en la 248ª.

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