Científicos y estudiantes brasileños que viven o pasan períodos de tiempo en Estados Unidos han encontrado una manera de mantenerse en contacto y fomentar la colaboración: participan en redes que promueven reuniones regularmente para intercambiar experiencias laborales, científicas o empresariales. La primera iniciativa de esta índole se puso en marcha en el año 2010. Se trata de PUB Boston −las siglas en portugués de Investigadores y Universitarios en Boston−, una red creada para lograr la implicación de científicos y becarios provenientes de Brasil y radicados en la región de Nueva Inglaterra, donde existen más de 50 instituciones de investigación y educación superior, tales como el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) y las universidades Harvard, de Boston, Yale, Dartmouth y Brown. PUB Boston sigue estando en actividad y realiza reuniones interdisciplinarias mensuales. Y al menos 10 redes de relaciones similares han surgido en otras ciudades de Estados Unidos, tales como San Francisco, Nueva York, Houston, Seattle y New Heaven, y también en Montreal, en Canadá.
Los encuentros, la mayoría de ellos en portugués, generalmente tienen lugar en auditorios donde los participantes de las redes se hacen presentes en conferencias dictadas por investigadores brasileños de diversas áreas del conocimiento, y escuchan relatos de profesionales radicados Estados Unidos que actúan en empresas o que han fundado startups. También hay espacio para la presentación de iniciativas de divulgación científica o de carácter social. Una parte especialmente fructífera de las reuniones son los happy hours, con mesas saladas y dulces de sabores brasileños que ofrecen los patrocinadores, o que son producto de alguna recaudación que efectúan los organizadores. Son momentos en los cuales la audiencia conversa e interactúa. Se trata de un público compuesto por estudiantes, pasantes posdoctorales, profesores visitantes, jóvenes profesionales o científicos radicados en Estados Unidos. “El punto alto de las reuniones es la posibilidad de saber qué están produciendo los pares brasileños de distintas áreas aquí, lo cual abre las puertas para entablar contactos profesionales y personales. Pero, por supuesto, no podemos pasar por alto el interés que suscitan entre los brasileños que han estado lejos de casa por mucho tiempo las mesas saladas y dulces del país”, dice la nutricionista Rachel Freire, quien lleva adelante un posdoctorado en la Facultad de Medicina de Harvard, actual líder de PUB Boston.
En el caso del grupo de Nueva Inglaterra, las reuniones mensuales siempre tienen lugar un viernes. La asistencia oscila entre 60 y 80 personas, si bien que ya fue mayor hasta hace tres años, cuando el programa Ciencia sin Fronteras enviaba a miles de estudiantes fuera de Brasil. La última reunión, el 14 de diciembre, fue ocasión de un evento especial que contó con disertaciones de cinco estudiantes de maestría y doctorado de universidades estadounidenses de diferentes áreas del conocimiento y con la presencia de la consulesa general de Brasil en Boston, Glivânia de Oliveira.
A través de un grupo de Facebook, la red moviliza a 3.700 brasileños que han pasado por Boston. “No es inusual que, como producto de esas disertaciones y de los debates que tienen lugar antes y después, se concierten colaboraciones científicas y profesionales”, dice el científico de la computación Vitor Pamplona, coordinador de la Fundación SciBr, una organización no gubernamental creada en 2014 con el apoyo de la Fundación Lehman, que entre otras incumbencias coordina y procura difundir estas redes. “Entre muchos ejemplos, me acuerdo de un biólogo y de un ingeniero que se conocieron en PUB Boston y trabajaron juntos en la creación de un instrumento de investigación”, dice Pamplona, quien se trasladó de Porto Alegre a Boston en 2009 para llevar adelante una parte de su doctorado en el MIT, y que hace siete años creó una empresa de aparatos ópticos llamada EyeNetra en la ciudad de Cambridge.
Las reuniones de PUB Boston inspiraron a algunos de sus miembros a reproducir en Brasil un programa desarrollado en México por investigadores mexicanos que trabajan en Harvard: son los llamados “clubes de ciencia”, workshops con duración de una semana destinados estudiantes de la enseñanza media o que estén comenzando sus estudios universitarios, organizados por científicos e instructores capacitados en Estados Unidos. Esta iniciativa ya ha contado con dos ediciones en Brasil, ambas realizadas en el campus de la Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG). El proceso de selección fue riguroso: fueron más de 1.000 aspirantes para 80 plazas en cada edición. “La idea es motivar a los jóvenes a seguir la carrera científica. Tienen allí la oportunidad de poner manos a la obra y abordan temas de frontera, tales como la edición génica y las células madre. El último día les presentan al público y a sus familias lo que han producido”, dice Bruna Paulsen, biomédica y una de las organizadoras del programa. Actualmente Paulsen realiza un posdoctorado en el Departamento de Medicina Regenerativa y Células Madre de la Universidad Harvard, junto con los biólogos David Soeiro y Rafael Polidoro, y el administrador Marcos Bento. Además de Brasil y México, este proyecto también se lleva adelante en Colombia, Bolivia, Perú, Paraguay, y más recientemente en España.
Estas redes también han generado estrategias para recibir a los recién llegados, consistentes en la edición de manuales, redactados por varias manos y disponibles en internet, con consejos sobre cómo hallar viviendas, cómo tramitar documentos o cómo usar el transporte público. Una guía de miembros de PUB de Filadelfia, por ejemplo, sugiere direcciones de buenos supermercados y advierte sobre el peligro de apagar la calefacción central de las casas y los apartamentos durante el invierno: se hace imposible descongelar las tuberías después.
La comunidad de científicos brasileños residente en Estados Unidos tiene una buena articulación, dice la socióloga Ana Carneiro
Una red sumamente productiva surgió hace cuatro años en San Francisco, en los alrededores del campus local de la Universidad de California (UCSF). “Existía una demanda de investigadores brasileños radicados en la zona y también del consulado brasileño en San Francisco para crear una red”, dice Tatiana Hochgreb, líder de la iniciativa. “Realizamos una primera reunión en el consulado en 2014, que atrajo a más de 100 personas”. Esa experiencia evolucionó y actualmente PUB-Tech-SF posee una agenda de cuatro reuniones al año que se realizan en Stanford, San Francisco, Berkeley y el Valle del Silicio. “Entre los disertantes hay científicos y profesionales de empresas de la región: ya ha habido conferencias dictadas por profesionales de LinkedIn y Canon, por ejemplo”. En estos encuentros también se concretan presentaciones breves de proyectos con impacto social, tal como es el caso de una iniciativa tendiente a hallar voluntarios para organizar talleres de ciencias en eventos realizados en el marco del proyecto Historias y Canciones, que se lleva a cabo en una biblioteca local para niños brasileños. “Un científico brasileño en Stanford pasó una tarde con niños y niñas realizando experimentos y hablando sobre la densidad”, recuerda Tatiana Hochgreb.
Graduada en ciencias moleculares por la USP, Hochgreb fue a Estados Unidos en 2005 para realizar una pasantía posdoctoral en la UCSF y luego en el Instituto de Tecnología de California (Caltech) en Pasadena, trabajando en el campo de la biología del desarrollo. Terminó por quedarse en Estados Unidos por razones familiares, y en 2015 decidió cambiar de área: ahora trabaja en el Centro Lemann de la Universidad de Stanford, en un proyecto del sector educativo que apunta a rediseñar los planes de estudio para mejorar la enseñanza de las ciencias en las escuelas brasileñas. Según la investigadora, el objetivo de PUB-Tech-SF consiste en debatir temas de alto nivel y “reunir a distintas personas” para que se conozcan. “La idea es difundir el conocimiento de manera accesible, desmitificar la ciencia y elevar el nivel de los diálogos. Esas personas quedan contentas al participar en conversaciones tan interesantes. Muchos estudiantes, como así también muchas personas no académicas que están interesadas en el conocimiento, asisten a las reuniones, que son abiertas y gratuitas”. Alrededor de 70 mil brasileños con título universitario viven en Estados Unidos, de acuerdo con datos del censo realizado en 2010 en dicho país. Parte de este contingente, que reúne a investigadores y profesionales altamente calificados, trabaja en universidades y compañías tecnológicas. “Existe una concentración de científicos brasileños en Estados Unidos, y es una comunidad que está bien articulada”, dice la socióloga Ana Carneiro da Silva, investigadora del Centro de Estudios de Políticas Públicas de la Universidad de Campinas (Nepp-Unicamp), quien por solicitud de la Embajada de Brasil en Washington mapeará las “redes de la diáspora” brasileña en Estados Unidos y su rol en la cooperación en investigación científica.
Clubes de Ciência BrasilPuentes para la colaboración
Un estudio publicado por la Embajada de Brasil en Washington mostró que mientras que las redes de PUB se basan en el intercambio de conocimientos, otras iniciativas apuntan a establecer puentes para la colaboración con Brasil, tal como BayBrazil, que promueve intercambios entre empresas brasileñas y del Valle del Silicio, Brazilian Expert Nework, compuesta por investigadores brasileños radicados en Estados Unidos interesados entablar colaboraciones con Brasil, y Brascon, una plataforma de contacto entre la comunidad científica brasileña residente en Estados Unidos y empresas, universidades, organismos públicos e institutos de investigación brasileños.
SciBr Foundation, que articula redes PUB, apunta a ampliar las conexiones de los científicos brasileños dentro de Estados Unidos. “Nuestra propuesta consistía en movilizar a los becarios del programa Ciencia sin Fronteras y evaluar si becas adicionales destinadas investigadores con alto potencial podrían generar mayores impactos científicos, pero eso se ha debilitado debido a la desarticulación del programa”, explica Vitor Pamplona, director de SciBr. La organización trabaja para conectar a los investigadores brasileños con compañías de Estados Unidos. “Recibimos a empresas de Brasil que pretenden establecer oficinas o unidades en Estados Unidos y les presentamos a investigadores que podrían trabajar en ellas”, añade.
Pamplona señala que la mayoría de los participantes en la red están interesados en regresar a Brasil al cabo de un período de tiempo de estudio o trabajo. “Casi siempre vuelven por razones familiares, o porque aspiran a hacer carrera en Brasil. No es algo trivial hacer carrera en una empresa de Estados Unidos, donde la competencia con profesionales de todo el mundo es fuerte”. Pamplona estima que, en los últimos años, SciBr ha logrado orientar a unos 40 brasileños hacia ofertas de trabajo en empresas de Estados Unidos.
En 2020, las redes de investigadores brasileños en Estados Unidos quedarán mapeadas en el marco de un proyecto que la Embajada de Brasil en Washington le solicitó al Centro de Estudios de Políticas Públicas de la Universidad de Campinas (Nepp-Unicamp). “Mapearemos quiénes son estos brasileños, dónde están y qué están haciendo”, dice la socióloga Ana Carneiro da Silva, investigadora de Nepp-Unicamp, quien coordina ese proyecto junto a colaboradores como Flavia Consoni, del Departamento de Política Científica y Tecnológica de la Unicamp, y Elizabeth Balbachevsky, del Núcleo de Investigaciones en Políticas Públicas de la Universidad de São Paulo (USP). “El objetivo consiste en realizar un diagnóstico y proponer políticas con miras a comprender de qué manera puede obtener mejoras la ciencia hecha de Brasil mediante la circulación y la radicación de brasileños de alta calificación en Estados Unidos”, afirma. El grupo también realizará entrevistas con investigadores residentes Estados Unidos, a los efectos de entender la dinámica de las llamadas “redes de la diáspora” brasileña y mapear iniciativas que consideren importantes para ampliar las conexiones con la ciencia brasileña.
Este proyecto se puso en marcha a finales del año 2017, en el marco de un workshop sobre la diáspora brasileña realizado en Washington, en el cual participó el grupo del Nepp. Recientemente, la Embajada de Brasil en Londres contactó a la Unicamp con una demanda similar. Por este motivo, Ana Carneiro y Flavia Consoni están ayudando a organizar un workshop sobre la diáspora brasileña en el Reino Unido. Ese encuentro tendrá lugar el día 14 de febrero, durante una edición del seminario FAPESP Week London, y reunirá a expertos en circulación internacional de talentos para debatir de qué manera Brasil puede aprovechar los beneficios de contar con investigadores que están relacionados con instituciones de Gran Bretaña. “Se sabe que las redes de la diáspora en muchos lugares no causan fugas de cerebros, sino que crean conexiones redituables para la comunidad científica de cada país, toda vez que la ciencia trabaja cada vez más en la modalidad de redes internacionales”, dice el ingeniero Euclides de Mesquita Neto, docente de la Unicamp y coordinador adjunto de programas especiales y colaboraciones en investigación científica de la FAPESP.