La anexión de la península de Crimea por Rusia hizo tambalear las relaciones científicas del país con sus colaboradores de Europa y Estados Unidos. La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) suspendió todo tipo de colaboración con Rusia, incluso el programa Ciencia por la Paz y la Seguridad, que apunta al desarrollo de tecnologías destinadas a la prevención de ataques terroristas. En tanto, el gobierno estadounidense suspendió los contactos entre la NASA y la agencia espacial rusa, incluso las visitas, los encuentros y hasta el intercambio de e-mails. La única excepción fueron las actividades de la Estación Espacial Internacional, donde actualmente se encuentran dos tripulantes estadounidenses, tres rusos y un japonés, porque Estados Unidos depende de las naves Soyuz para transportar a sus astronautas. “Si Rusia ocupa otra pulgada de territorio en Ucrania, inevitablemente habrá otras interrupciones en los programas de intercambio científico”, le dijo a la revista Nature Harley Balzer, experto en las relaciones entre Estados Unidos y Rusia de la Universidad Georgetown, en Washington. Uno de las áreas probablemente afectadas, dijo Balzer, sería la de la cooperación entre el Massachusetts Institute of Technology (MIT) y el Instituto Skolkovo de Ciencia y Tecnología, una universidad situada en los suburbios de Moscú que aglutinará a 15 centros de investigación de excelencia. Se estima que el MIT recibirá 300 millones de dólares del gobierno ruso para organizar el currículo y los programas de investigación, así como brindar soporte administrativo a la institución.
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