En noviembre de 2005, Canadá firmó un acuerdo de cooperación científica y tecnológica con la India, y en enero de este año, firmó un convenio similar con China. Luego de estrechar lazos en el área de investigación y desarrollo con las dos economías emergentes más renombradas de la actualidad, el discreto gigante helado de América del Norte enfoca en otra vedette del club de los emergentes, Brasil. Aún no se cerró un acuerdo en esos términos entre Brasil y Ottawa, pero el primer paso en ese sentido se dio a finales del mes pasado: los gobiernos de ambos países firmaron un protocolo de intenciones para allanar el camino rumbo a un acuerdo bilateral en el área de ciencia, tecnología e innovación. “Necesitamos establecer áreas de interés mutuo para establecernos como fuerzas complementarias en la investigación e innovación”, afirma Arthur Carty, consejero nacional del gobierno de Canadá para el área de Ciencia y tecnología. “La economía brasileña crecerá cada vez más y queremos establecer pronto un acuerdo estratégico con el país”.
Biocombustibles
El sector nacional de biocombustibles, en particular la actualmente tan renombrada producción de etanol, es uno de los que suscitan mayor interés entre los canadienses. “Brasil es, desde hace años, líder en la producción de alcohol de caña de azúcar, y nosotros contamos con dos o tres empresas que dominan la generación de combustibles a partir de la biomasa”, comenta Carty. “Considero que es un campo en el que ciertamente podemos desarrollar esfuerzos conjuntos”. También en el sector energético, Carty dice que la aproximación formal entre los dos países podría estimular la cooperación entre empresas del sector petrolero. “Petrobras, por ejemplo, tiene gran experiencia en la extracción de petróleo en alta mar, mientras que nosotros nos especializamos en la extracción de petróleo de las arenas bituminosas (denominadas en inglés como oil sands) en la provincia de Alberta”. En opinión del consejero nacional del gobierno de Canadá para Ciencia y Tecnología, los estudios sobre biodiversidad y las investigaciones para el desarrollo de software, son otros dos campos promisorios para fomentar iniciativas bilaterales, tanto en el plano académico como en el ámbito eminentemente empresarial.
A pesar de su pequeña población de 33 millones de habitantes, Canadá, que posee un territorio mayor que el de Brasil, ostenta la octava economía del mundo. Su importancia en la producción de artículos publicados en revistas científicas catalogadas en la base de datos del Instituto for Scientific Information (ISI) gira en torno al 4%, más del doble que la participación brasileña en ese mismo escalafón, que no alcanza el 2%.
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