La producción de asaí impacta negativamente sobre la biodiversidad amazónica y los llamados servicios ecosistémicos que proporcionan los bosques de vega, tales como la retención del carbono y la regulación del clima. De acuerdo con un estudio publicado en julio de 2021 en la revista científica Biological Conservation, el incremento de la cantidad de palmeras de asaí (Euterpe oleracea) por medio de la gestión forestal, ha causado una disminución del número de especies vegetales de vegas, las áreas inundables ribereñas.
Al analizar 47 zonas selváticas diferentes en el estuario del río Amazonas, en el estado de Pará, investigadores de Brasil y del exterior notaron una relación directa entre la densidad de las palmeras y el deterioro forestal. Según el biólogo Madson Freitas, de la Universidad Federal de Pernambuco (UFPE), autor principal del estudio, se ha perdido el 60 % de las especies leñosas en zonas donde la concentración de palmeras de asaí es de alrededor de 200 por hectárea. “En la selva, el promedio natural es de aproximadamente 100 matas por hectárea. En las zonas de explotación bajo manejo, la cifra se duplica. El manejo solo se considera intensivo cuando se superan los 400 por hectárea. Empero, me he topado con zonas cuya concentración era de 1.200”, describe Freitas. Una mata o touceira, en este caso de la palmera de asaí, es el conjunto de ramas de una misma planta que crecen muy próximas entre sí.
Además de los riesgos de la biodiversidad, la explotación intensiva de la palmera también puede generar otros daños. “El manejo intensivo provoca un deterioro de la vida y del funcionamiento del bosque de inundación”, dice la agrónoma Ima Vieira, del Museo Paraense Emílio Goeldi (MPEG), una de las coautoras del estudio. “El gran aporte del artículo consiste en que evalúa y mide las pérdidas funcionales”, dice. El estudio revela que las funciones y los servicios que desempeñan las especies en la selva se redujeron a la mitad en las zonas con 600 matas de asaí por hectárea.
Entre los impactos derivados del empobrecimiento de la selva, sobresalen la disminución de la fertilidad del suelo, la ausencia de polinizadores y una diversidad de especies menor en el sotobosque de la selva, el estrato inferior de la selva, por debajo del dosel (las copas de los árboles) donde crecen las especies de baja estatura. Esta última alteración afecta la dinámica de la selva y su capacidad de recuperación y resiliencia frente a las inclemencias del tiempo y los cambios climáticos.
Freitas atribuye este panorama a un ciclo vicioso en la gestión del asaí: en primer lugar, se ralea el sotobosque eliminando las plantas que compiten por el espacio con el asaí y dificultan su crecimiento. A continuación, se realiza una poda del dosel, e incluso llegan a talarse árboles gigantes, tales como ceibas (Ceiba pentandra) y otros popularmente llamados mungubas en Brasil (Eriotheca crenulaticalyx), para que no les hagan sombra a las palmeras de asaí. Las especies con potencial maderero y, por lo tanto, comercial, como el ucuuba (Virola surinamensis), también se talan. Estas prácticas, en suma, acaban empobreciendo el suelo porque hay menos raíces profundas que realicen el ciclo de nutrientes y menos hojas cayendo para aportar materia orgánica. “Además, cuando se tala la selva en donde se cultiva asaí también se destruye el ‘hogar’ de diversos polinizadores, agentes directamente vinculados a la productividad y a la calidad de los frutos”, comenta el biólogo.
El proceso mediante el cual se eliminan algunas especies vegetales para favorecer a la palmera de asaí ha sido llamado deforestación verde. La identificación de este fenómeno no es tarea sencilla. Solo la observación en campo puede revelar el impacto de una especie excesivamente abundante sobre la biodiversidad que la circunda. Algunas especies que los productores dejan crecer junto a las palmeras de asaí brindan la falsa idea de una cobertura vegetal densa, según los investigadores. Bastan algunos grandes ejemplares de copa amplia para que en la imagen tomada por satélite parezca que la cobertura vegetal es del 100 % en un área pequeña. “Solo cuando se examina la zona in situ puede constatarse que el sotobosque que ocultan esos pocos árboles está ocupado por el asaí”, dice la bióloga Maria Fabíola Barros, quien no tiene relación con el artículo en Biological Conservation, pero que estudia el asaí en su pasantía de posdoctorado en el MPEG. La solución para el desfasaje entre los que se ve desde arriba y lo que se observa en el interior de la selva podría consistir en mejorar la resolución de las imágenes satelitales.
El artículo cuestiona el enfoque dominante que sostiene que la extracción de productos forestales no madereros (PFNM), defendida como una estrategia para preservar el medio ambiente y mitigar la pobreza de las comunidades que dependen de la selva, es un sistema beneficioso para todos. “El asaí siempre ha sido visto como un ejemplo de sostenibilidad. En teoría, su explotación no implicaría la tala de árboles y sería una fuente de ingresos y de mejora de la calidad de vida para muchos productores ribereños”, comenta Vieira. “Pero a partir de la década de 1990 hubo un boom comercial del asaí, que impulsó un manejo cada vez más intensivo. Esto empobrece la selva”. Según datos del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), la cosecha brasileña de asaí en 2020, más del 90 % proveniente del estado de Pará, fue de 1,5 millones de toneladas y movió 4.700 millones de reales, lo que equivale al 1 % del valor total de la producción agrícola nacional del año pasado.
Para otro de los coautores del estudio, el agrónomo Marcelo Tabarelli, del Departamento de Botánica de la UFPE, la situación del asaí ilustra el dilema de explotar la selva sin ahogarla: “El asaí se convirtió en una commoditie, cuya demanda es creciente tanto dentro de Brasil como en el exterior, un producto estrella de la bioeconomía. No obstante, como toda actividad basada en la extracción, si no se la maneja bien, lo que es una oportunidad se convierte en una amenaza a la integridad del ecosistema”.
Tabarelli sostiene que los productores y el gobierno deben adoptar políticas de regulación, capacitación e información más firmes, para que los modelos de explotación del asaí sean compatibles con la conservación de la selva. “El asaí entrará pronto en una nueva etapa de producción, en la que las variedades adaptadas a tierra firme expandirán los límites de las plantaciones hacia otras zonas ubicadas fuera de las regiones de vega. Si esto se concreta, estas nuevas áreas podrán, por un lado, competir con la selva de tierra firme. Pero, por otra parte, serían una alternativa mejor en comparación con otros modelos de uso de la tierra que hoy en día compiten con la selva, como las pasturas y el monocultivo de soja”.
Artículo científico
FREITAS, M. A. B. et al. Intensification of açaí palm management largely impoverishes tree assemblages in the Amazon estuarine forest. Biological Conservation. 20 jul. 2021.