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buenas prácticas

Del fraude a la publicidad engañosa

Luana GeigerUn tribunal de Tokio evaluó el mes pasado un inusitado proceso judicial que involucró un caso de mala conducta científica. La filial japonesa de la multinacional farmacéutica Novartis y uno de sus exempleados, Nobuo Shirahashi, de 66 años, fueron declarados inocentes de una acusación de realizar propaganda engañosa del fármaco conocido como Valsartan, que se usa contra la hipertensión. Eso pese a haberse comprobado que Shirahashi manipuló los datos de un ensayo clínico del medicamento que fueron tomados como base por artículos científicos publicados en periódicos especializados tales como Journal of Human Hypertension, The Lancet e Hypertension Research. Los resultados falseados se utilizaron en campañas publicitarias de ese remedio en Japón.

El juez Yasuo Tsujikawa consideró que los artículos fraudulentos no podrían encuadrarse conceptualmente como publicidad engañosa en el marco de la legislación de su país. “La publicación de artículos científicos representa la divulgación de los resultados de una investigación. Es difícil afirmar que eso estimula a la gente a consumir medicamentos”, sostuvo el juez, según informa el periódico The Japan Times. Los papers manipulados fueron objeto de retractación luego de que el escándalo saliera a la luz. Shirahashi fue acusado en un proceso promovido por el Ministerio de Salud de Japón e incluso fue encarcelado en 2014. Acabó siendo despedido por Novartis, que financiaba el ensayo.

El antiguo empleado se desempeñaba como analista de datos de ensayos clínicos y suministró información falsa a un grupo de investigación de la Universidad de Kioto, acerca de pacientes a los que, en realidad, jamás se les recetó ese fármaco. El estudio adulterado sugería que el Valsartan, empleado desde hace años para el control de la presión arterial, poseía un efecto preventivo adicional: sus usuarios habían sufrido menos accidentes cerebrovasculares que los pacientes de un grupo de control. Los promotores del juicio querían multar a la farmacéutica por 4 millones de yenes y condenar a quien había sido su empleado a 30 meses de prisión. Ahora, aseguran que se apelará el fallo del juez.

Es posible que en otros países el resultado de un proceso de esa índole fuera diferente. Según la abogada estadounidense Ann Walsh, quien trabajó en la Food and Drug Administration, la agencia reguladora de fármacos y alimentos, ese caso podría conducir a una condena en Estados Unidos si se comprobara que el fraude fue citado en cualquier material promocional del medicamento remitido a médicos. “Para los tribunales estadounidenses, cualquier material escrito distribuido junto con el producto se encuentra sujeto a las leyes que regulan el rotulado de los productos”, dijo Walsh, en declaraciones al portal Retraction Watch.

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