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Neurociencia

Desmemoriados en la selva

La vida urbana le exige mucho al cerebro. Manejar, escuchar música, hablar por teléfono, listar quehaceres profesionales y domésticos –a veces, todo al mismo tiempo–, un ajetreo que carga la culpa por la memoria que falla. Es posible que sea un villano injusto, según Sonia Brucki y Ricardo Nitrini, de la Universidad de São Paulo. Ellos evaluaron la salud física y mental y la memoria de 163 habitantes de las Reservas de Desarrollo Sostenible de Amanã y Mamirauá, en la Amazonia, con edades entre 50 y 94 años (International Psychogeriatrics). Son personas que viven en casas de palafitos, cazan, pescan y cultivan mandioca. Aun con su estilo de vida tan sencillo, el 70% de las personas examinadas informó tener problemas de memoria, un índice superior al observado en otros estudios. La sorpresa fue verificar que el problema no está asociado a la edad o a la escolaridad. Personas con fallas de memoria presentaron más síntomas psicológicos, tales como trastornos de humor. Por lo visto, la depresión afecta mucho más a la memoria que el jaleo urbano.

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