Uno de cada 10 niños y adolescentes entrevistados en Porto Alegre y São Paulo exhibió algún tipo de conducta alimentaria desordenada (CAB), lo que comprende la compulsión alimentaria o hacer dietas, saltarse comidas, inducirse el vómito o tomar laxantes por cuenta propia, actitudes que pueden generar pérdida de atención, depresión, ansiedad, aumento de peso o trastornos alimentarios más graves, tales como la anorexia y la bulimia. Investigadores de la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro (PUC-Río), de la Universidad de São Paulo (USP) y de las universidades federales de Rio Grande do Sul (UFRGS) y São Paulo (Unifesp), en Brasil, develaron a través de entrevistas personales los hábitos alimentarios de 2.511 niños y adolescentes de 57 escuelas de las capitales de Rio Grande do Sul y São Paulo, evaluados en 2010 y de nuevo al cabo de tres y seis años. La frecuencia de CAB fue de un 12,1 % el primer año, de un 9,8 % luego de tres años y de un 12 % al cabo de seis años. Estos índices son inferiores a la prevalencia media de un 20 % registrada en otros países, probablemente porque incluyó a participantes más jóvenes, dado que los problemas alimentarios se tornan más frecuentes en la adolescencia. Las mujeres son más propensas a adoptar dietas rigurosas o directamente a ayunar (Brazilian Journal of Psychiatry, febrero).
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