La obesidad impone un alto costo a la salud de las personas y de la administración pública. Las estimaciones indican que los individuos obesos ‒con un índice de masa corporal (IMC) superior a 30‒ viven de 2 a 10 años menos que los más delgados. El problema no acaba allí. Más allá de robar años de vida, la obesidad consume buena parte de los recursos que se destinan a la salud. En 2011, el sistema público de salud de Brasil gastó 269,6 millones de dólares entre consultas, cirugías y otros procedimientos para tratamientos de la obesidad y los problemas derivados de ella. Esa cifra corresponde al 1,86% del presupuesto del Ministerio de Salud para los tratamientos ambulatorios y hospitalarios (PLOS ONE, 1º de abril). A partir de un estudió en el cual se pesó y midió a 188.400 brasileños mayores de 20 años y con datos aportados por el sistema informático de salud del ministerio, Michele Lessa, Leonor Santos y Everton Nunes da Silva, de la Universidad de Brasilia, calcularon el costo que genera la obesidad. Los casos de obesidad mórbida (IMC superior a 40) representan tan sólo el 0,8% del total, pero son los que cuestan más: implicaron un gasto de 64,2 millones de dólares.
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