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Tecnociencia

El diálogo de los mares

Los cambios climáticos en los hemisferios norte y sur tienen ligazón con fenómenos por los cuales los océanos reaccionan a los cambios del lado opuesto del planeta. De acuerdo con un estudio de la Universidad Autónoma de Barcelona, España, y de la Universidad de Cardiff, Reino Unido, cuando el clima se calentaba en el norte, el sur entraba en una fase de enfriamiento que reducía el desplazamiento de aguas profundas del Atlántico. Si el norte se enfriaba, el sur vivía una temporada más calurosa, que estimulaba el flujo de agua rumbo al norte (Science, 18 de marzo). Actualmente el clima de Europa y de Norteamérica recibe un fuerte influjo de la corriente del Golfo, que carga agua cálida de las regiones tropicales a lo largo del litoral de Florida, cruza el Atlántico y baña la costa oeste de Europa, con lo cual el clima se vuelve más templado. Se cree que el calentamiento global podría hacer que el hielo de Groenlandia se derrita y aumente el volumen de agua dulce del océano Atlántico –entonces la corriente del Golfo se debilitaría y el clima de Europa y América del Norte se volvería más frío y seco. Hoy en día se sabe que la fuerza de esa corriente depende de la salinidad del agua que llega del sur: si la salinidad disminuye, ésta se debilita. Las aguas del hemisferio sur, menos saladas, se hunden y se distribuyen por todo el océano, disminuyendo la salinidad del Atlántico en el hemisferio norte y debilitando a la corriente del Golfo. Un indicio de que los océanos estarían adaptándose a los cambios climáticos, tal como ocurriera en el pasado, es que en los últimos diez años ha habido una reducción del volumen de agua dulce del hemisferio sur que se dirige al fondo del Atlántico.

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