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Historia

El imperio de los sentidos

Un estudio revela que la dimensión política de las profecías ayudó a Portugal a forjar su identidad

“A los veintiún días del mes de julio de 1663 en Coimbra en la casa del oratorio de la Santa Inquisición estando allí presente en la audiencia de la mañana el señor inquisidor Alexandre da Silva solicitó se apersonase ante sí el padre Antônio Vieira tal como consta en estos autos y estando éste presente prestó juramento ante los Santos Evangelios sobre los que puso la mano jurando decir toda la verdad y mantener en secreto aquello que prometió cumplir. Y dijo tener la edad de cincuenta y cinco años y ser natural de la ciudad de Lisboa religioso profeso de la Compañía de Jesús asistente en el colegio de esta ciudad.”

El padre Antônio Vieira (1608-1697) se sometía así a juzgamiento, entre otras razones, por interpretar las profecías heterodoxas de Bandarra, profecías en sueños que, para el sacerdote, mostraban que Portugal iba a conquistar el mundo y convertirlo en un imperio cristiano. Durante los interrogatorios, fueron muchas las acusaciones de los inquisidores, entre éstas figuraban, como de costumbre, las de judaísmo y herejía. Pero también se lo acusaba a Vieira de ser autor de un libro, jamás escrito, donde aparecerían las profecías referentes al Quinto Imperio.

El investigador Luís Filipe Silvério Lima, de la Cátedra Jaime Cortesão de la Universidad de São Paulo (USP), en su proyecto de doctoramiento, estudia este tiempo en Portugal. Al abocarse a la época moderna, Silvério Lima se dio cuenta de que las creencias y los movimientos profético-políticos como el sebastianismo se fundamentaban en sueños. “La base o las fuentes que justificaban esas esperanzas y proyectos, que eran las profecías, eran descritas o presentadas la mayor parte de las veces en forma de sueños”, explica el investigador.

Sueños que empezaban en la Biblia, por ejemplo, con la visión de Nabucodonosor sobre los cinco imperios, interpretada por el profeta Daniel, donde el Quinto Imperio sería el último, antecedido por los imperios romano, griego, persa y caldeo. “El quinto y último imperio, como en la visión de la estatua monumental símbolo de los cuatro imperios mencionados, formada por una cabeza de oro, torso y brazos de plata, vientre y caderas de bronce y pies de hierro y arcilla y aplastada por una piedra gigantesca, que ocupó el lugar de la estatua”, dice Silvério Lima. Para Antônio Vieira, sacerdote de la Compañía de Jesús, no cabía duda de que Portugal, bajo el reinado de Don João IV, viviría el Quinto Imperio.

Vieira empezó a darle forma definitiva a sus teorías sobre el futuro heroico de Portugal durante el proceso de la Inquisición. Al responder a los argumentos de los inquisidores, Vieira se vio obligado a articular su proyecto profético y darle una forma organizada. Para defender sus posturas, el jesuita escribió su Apologia das coisas profetizadas y las dos Representações que compusieron su defensa ante el tribunal del Santo Oficio. Junto a la Apologia, empezó a redactar la História do futuro, de la cual tenía un diseño de 40 años. Y luego del juzgamiento se dedicó a escribir la Clavis prophetarum.

“En esos textos”, dice el investigador Silvério Lima, “Vieira articulaba los sueños de Bandarra, Daniel, Nabucodonosor, Esdras, José, Javier y el Milagro de Ourique para demostrar el fundamento del Quinto Imperio, que hasta entonces era una propuesta más alimentada por la causa restauracionista que por una construcción propia”. La Restauración, en 1640, acababa con la Unión de las Coronas Ibéricas con la entronización de un rey portugués. La dinastía bragantina se apoyó en el movimiento restauracionista, cuya ideología se fundaba en concepciones proféticas de imperio. El investigador analiza la interpretación que Vieira hizo de los sueños de san Francisco Javier en los tres sermones intitulados Xavier dormindo (1694).

Por cada uno de esos tres sermones, Vieira abordó un sueño. El primero mostraba a Javier luchando contra “un indio agigantado y robustísimo”, que lo aplastaba entre el brazo y casi lo mataba por asfixia. Tan real era la dimensión onírica que Javier terminaba realmente asfixiándose. Luego, en el mismo sueño, Javier traía al inmenso indio en sus hombros. Del mismo modo, al despertarse, él mismo estaba dolorido y cansado. Ese indio era el Asia, que Javier convertiría. En el segundo, Javier dormía en un hospital de Roma y gritaba en medio de la noche: “Más, más, más”. Dios revelaba a Javier, a través de un sueño, las desgracias que el santo “habría de padecer por amor a Dios”.

Y al ser tan grande el amor de Javier por Cristo, “y ser tan grandes, tan excesivos, tan innumerables; era tan generoso el ánimo de Xavier y la sed de padecer por Cristo tan fervorosa, tan ardiente, tan insaciable que nada lo intimidaba, nada la satisfacía, nada lo hartaba, todo le parecía poco (las desgracias, los trabajos, las enfermedades, las persecuciones, los combates); y así, pedía más”. En el último sueño, el Diablo, a ver a Javier cansado, pensó que el santo estaría desguarnecido. Así, le mostró “una representación menos decente de lo que su virginal pureza le permitía”, y tan fervorosos fueron los sentimientos de repudio de Javier que sus venas reventaron, y “despertó con el rostro empapado en sangre”. Así fue como, según Silvério Lima, Vieira introdujo dos temas esenciales para entender su tiempo: la profecía y los cuidados.

El Quinto Imperio
Las obras escritas por Antônio Vieira durante el proceso inquisitorial quedaron inacabadas, pero circularon en versiones manuscritas incompletas o fueron impresas por fragmentos, como escritos que justificaron las esperanzas de Portugal de ser el Quinto Imperio. “Es interesante notar de qué manera la acción inquisitorial habría hecho irónicamente que el jesuita, en la última fase de su vida, diera inicio a la construcción de los ‘altos palacios’ del Quinto Imperio”. Para Vieira, el Quinto Imperio sería Portugal, y se iniciaría en el año de 1666. Su líder temporal sería Don João IV, en tanto que en la esfera espiritual reinaría Cristo. El Quinto Imperio representaría la unificación del mundo, con la redención del pueblo hebreo, la conversión de los indígenas americanos y la aniquilación de los moros y protestantes. Sería finalmente un imperio católico, universal, unido “en un solo rebaño, con un solo pastor”.

Silvério Lima empezó su proyecto de doctorado al estudiar durante su maestría la cuestión de los sueños en la obra del padre Antônio Vieira. Su trabajo ahora ha salido publicado por editorial Humanitas, bajo el título Padre Vieira: sonhos proféticos, profecias oníricas. La investigación terminó adquiriendo dimensiones mucho mayores. Silvério Lima se dio cuenta también de que en el resto de Europa, en aquella época, el sueño instruyó movimientos mesiánico-milenaristas, como así también consideraciones políticas. El Padre Vieira, por lo tanto, no estaba solo al intentar entender políticamente sus sueños proféticos.

El investigador menciona ejemplos tales como el caso de Lucrecia de León, cuyos sueños involucrando a Felipe II de España y la derrota de la Armada Invencible movilizaron a diversos sectores de la sociedad y de la Corte española y terminaron con la condenación de la doncella castellana por parte del Santo Oficio de la Inquisición. “O sino, podemos analizar la cuestión de la Inglaterra revolucionaria y puritana con los ‘hombres de la Quinta Monarquía’ y sus ideas de una nueva iglesia, elaboradas a partir de la interpretación de la visión del sueño de las bestias de Daniel”.

En Holanda, Menasseh Bem Israel, el rabino de Ámsterdam, interpretó el sueño de la estatua de Nabucodonosor previendo la venida del Mesías y la instalación de la Quinta Monarquía también para el emblemático año de 1666. En Francia, Luis XIV anunció en una gaceta que recompensaría a quien le interpretase un sueño, al igual que Nabucodonosor. “Podemos efectivamente pensar en algunos tratados políticos, en los que se les aconsejaba a los príncipes que no desdeñasen por completo los prodigios, los pronósticos e incluso los sueños, ‘pues Dios revela por estos medios qué es que está por ocurrir’.”

Un milagro
La documentación reunida por el investigador incluye alrededor de 130 fuentes, muchas de las cuales inventariadas durante los meses de investigación en los archivos de Lisboa. Entre los papeles listados se encuentra la narración del Milagro de Ourique, que desde la divulgación del Juramento de Afonso Henriques, en 1597, fue la principal prueba de la legitimidad del reino portugués y su elección como imperio. “Adicionada a un sueño que confirma la estructura especular de la visión, la narración del milagro se cristalizó y se estableció en el viraje del siglo XVI al XVII en diversos textos, que tienen en común el hecho de valerse de Ourique para explicar el pasado, el presente y el futuro de la monarquía portuguesa”. Siendo así, en la apropiación de los sueños, presente en las fuentes halladas durante la investigación, se delinearían los proyectos políticos que explicaría y justificaría el reino portugués.

Silvério Lima afirma que estos episodios apuntan hacia una atención y una preocupación más general con relación a los sueños, como fenómenos proféticos políticos. Los sueños proféticos se transformaron en uno de los fundamentos para explicar y justificar la especificidad portuguesa ante las otras naciones cristianas. “Por esto es interesante observar de qué modo en la época moderna, la idea de Portugal se concibió con base en los sueños”, dice el estudioso. En el resto de Europa, la interpretación de sueños podía incluso llegar a tener dimensiones políticas, pero no contemplaba un proyecto de monarquía nacional tan claro como en Portugal. “Y eso es algo único”, evalúa el investigador.

El proyecto
Sueños proféticos en Portugal (1595-1750): narraciones oníricas, sebastianismo y mesianismo bragantino (nº 01/07210-3); Modalidad Beca de doctorado; Director de tesis José Carlos Sebe Bom Meihy – FFLCH/USP; Investigador Luís Filipe Silvério Lima – FFLCH/USP

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