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BUENAS PRÁCTICAS

El intríngulis del desequilibrio de género en la ciencia

Estudios que ayudan a entender las razones de la menor repercusión de los trabajos en física publicados por mujeres y sugieren vías para reducir la disparidad

J. A. Hampton / Topical Press Agency / Getty Images

Dos artículos del área de la física publicados en octubre revelaron nuevos matices de un fenómeno conocido: la escasa repercusión de la contribución científica de las mujeres en comparación con la de los varones. Uno de los estudios se dio a conocer en la revista Nature Physics y señala los factores que contribuyen al llamado sesgo de citas, que es la tendencia a que en la bibliografía de un paper haya más referencias a publicaciones de autores de sexo masculino que femenino. Un grupo encabezado por la física Erin Teich, del Wellesley College, una institución de educación superior para mujeres de Massachusetts (EE. UU.), analizó 1,07 millones de artículos publicados entre 1995 y 2020 en 35 periódicos científicos de la disciplina.

El equipo comprobó que los manuscritos en los que los varones ocupaban los dos puestos de mayor prestigio en la lista de autores –el primero y el último– tenían, en promedio, un 4,23 % más de posibilidades de ser citados. Según estos resultados, la ventaja de los investigadores de sexo masculino se ve impulsada por las referencias con perfiles específicos, procedentes, por ejemplo, de colegas masculinos y de autores con poco dominio o familiaridad con el tema del artículo. El tema abordado también parece tener alguna influencia: las revistas sobre temas de física general y física de altas energías registraron los mayores desequilibrios. “La decisión sobre cuál será la cita es una elección individual, pero los efectos acumulativos de estas elecciones perjudican innecesariamente a todo un subconjunto de investigadores”, tuiteó Dani Bassett, neurocientífica de la Universidad de Pensilvania, quien también firma el artículo.

El segundo trabajo, que salió publicado en la revista Communications Physics, examinó alrededor de 540.000 artículos publicados a lo largo de 116 años en 11 títulos indexados en la base de datos de la Sociedad Estadounidense de Física. De un conjunto de 120.776 autores, 103.013 eran varones y 17.763 mujeres. El análisis demostró que los artículos cuya autoría es femenina suelen tener menos visibilidad y esto supone para ellas una desventaja en los escalafones de citas. Entre los factores que contribuyen a que haya una mayor cantidad de citas masculinas, el más crucial es la “ventaja de ser pioneros”. Para ello se compararon pares de artículos con un contenido científico similar. El artículo publicado en primer término tiende a recibir más citas, pero esta propensión es más marcada cuando el artículo pionero está firmado por un varón y el posterior por una mujer. Al asumir rápidamente un nuevo tema de investigación, los físicos de sexo masculino tienen mayores posibilidades de formar redes de colaboración y obtener reconocimiento. “Cuando evaluamos pares de artículos similares, descubrimos que la ventaja del pionerismo impulsa de manera significativa la disparidad de citas”, se informa en el estudio, dirigido por Fariba Karimi, científica social informática del Complexity Science Hub, en Viena (Austria).

En la comunidad de la investigación en física, la cantidad de varones supera con creces a la de las mujeres. Según un estudio dado a conocer por la editorial Elsevier en 2020, el 71 % de los 23.376 autores brasileños de artículos de física y astronomía publicados en la base de datos Scopus entre 2014 y 2018 eran varones y el 29 % mujeres. En las ciencias sociales y de la salud, suele haber un mayor equilibrio, mientras que en enfermería y psicología los varones son una franca minoría. Aunque las disciplinas pueden tener perfiles de género distintos, el sesgo de citas desfavorable para las mujeres parece estar tan extendido que ni siquiera perdona a los investigadores de élite. Un trabajo publicado en septiembre en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences analizó la producción de los miembros de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos y verificó que los varones registraban, en promedio, 14.000 citas más que las mujeres en el transcurso de su vida.

Más allá de la comprensión de este fenómeno, los estudiosos también han avanzado en la formulación de estrategias tendientes a enfrentarlo. El artículo de Nature Physics señala, por ejemplo, que la escasez de citas de mujeres era más notoria en los artículos con listas de referencias bibliográficas cortas. “Esto sugiere que la posibilidad de eliminar los límites de tamaño en las listas de referencia podría ser auspiciosa para promover la igualdad de género”, dijo Dani Bassett. El exceso de menciones a varones fue menor en las revistas que publicaban más artículos firmados por mujeres. “Ello plantea la posibilidad de que un aumento del número de autoras en una revista pueda dar lugar a una disminución del desequilibrio de citas por género”, añade Bassett, sugiriendo que las revistas amplíen la publicación de papers firmados por físicas, quienes podrían producir, por ejemplo, más artículos de revisión e literatura por encargo.

Las revistas pueden contribuir a reducir el sesgo de citas no solo captando más artículos elaborados por mujeres. Los editores de las revistas científicas de disciplinas tales como sociología y ciencia política, y, más recientemente, ecología y ciencias de la computación, adoptan en la evaluación de los manuscritos enviados para publicación una estrategia conocida como doble ciego, en la cual ni el revisor ni el autor conocen la identidad y el género uno del otro. Este esquema contrasta con el estándar empleado en la mayoría de las áreas del conocimiento, en las que el revisor conserva el anonimato, pero el nombre del autor es conocido. Existen evidencias puntuales de que esta estrategia ayudaría a reducir el sesgo de género. Un estudio publicado en la revista Trends in Ecology & Evolution escrito en 2008 por Ambre Budden, de la Universidad de Toronto, reveló que la adopción del esquema doble ciego a partir de 2001 en la revista Behavioural Ecology condujo a un incremento del 7,9 % en la proporción de artículos con mujeres como autoras principales. Pero se mantiene el escepticismo en cuanto a la efectividad de este recurso. Por un lado, el efecto conseguido en Behavioural Ecology no se replicó en todas las revistas que aplicaron el doble ciego. Por otro, cada vez es mayor el porcentaje de artículos con versiones preliminares publicadas en repositorios de preprints previamente a su envío para publicación, lo que facilita averiguar quién es el autor.

Existen varias herramientas informáticas que ayudan a detectar y prevenir el sesgo de citas. Un ejemplo es la Gender Balance Assessment Toll, creada en 2018 por la politóloga Jane Sumner, de la Universidad de Minnesota, con el propósito de ayudar a equilibrar la bibliografía recomendada en las carreras de grado y posgrado y los artículos de referencia. Este recurso, que se encuentra a disposición en jlsumner.shinyapps.io/syllabustool/, analiza los nombres de los autores de los trabajos seleccionados y le atribuye a cada uno de ellos la probabilidad de pertenecer a una mujer. Las estimaciones muestran si hay disparidad de género, lo que permite calibrar mejor las referencias. Existen otros instrumentos con una funcionalidad similar, como por ejemplo Clean Bib, disponible en: github.com/dalejn/cleanBib. El estudio de Nature Physics recomienda que la evaluación de la bibliografía de un artículo producida por estas herramientas se adjunte al contenido del trabajo, a modo de una Declaración de Diversidad de Citas.

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