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INNOVACIÓN

El montaje de las plataformas

Programa federal para generar colaboraciones entre empresas e investigadores despierta el debate sobre las inversiones en ciencia básica

Nelson ProvaziEl gobierno federal lanzó el día 26 de junio el Programa Nacional de Plataformas del Conocimiento, que propone la creación, en el transcurso de los próximos 10 años, de un conjunto de asociaciones entre empresas y grupos de investigación en 10 grandes áreas abocadas a la resolución de los desafíos tecnológicos de la industria y al lanzamiento de productos innovadores al mercado. “Las plataformas estarán estructuradas según la lógica de la solución de problemas. Queremos estimular saltos tecnológicos que surtan impacto en el desarrollo industrial y eleven la competitividad de nuestra economía”, le dijo a Pesquisa FAPESP, Clelio Campolina Diniz, titular del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MCTI). Todavía no están definidos los montos que se invertirán a partir de 2015, cuando el programa comenzará a implementarse. Un cálculo preliminar del MCTI prevé inversiones entre 100 y 200 millones de dólares anuales en cada plataforma.

Los sectores considerados estratégicos para generar las plataformas son 10: salud, energía, agricultura, aeronáutica, manufactura avanzada, industria naval y equipamientos submarinos, tecnología de la información y de las comunicaciones, minería, defensa y Amazonia. Cada sector deberá disponer de varias plataformas: el gobierno estima que se crearán al menos 20 arreglos. En el campo de la salud, se contempla la producción de plataformas en las áreas de medicamentos, vacunas, equipos y servicios. En tanto, en la aeronáutica, el objetivo es el desarrollo de tecnologías ligadas a la producción de aviones verdes (cuya fabricación y consumo sean más sostenibles), vehículos aéreos no tripulados ‒los denominados vants‒, la aeronave de transporte militar KC-390 y el proyecto de aviones supersónicos FX-2.

La idea de las plataformas proviene de experiencias internacionales, tales como los Innovation Hubs, en Estados Unidos, que buscan reunir a los mejores científicos e ingenieros para acelerar avances que conduzcan con mayor prontitud a la comercialización de productos; o el caso de las plataformas tecnológicas europeas, que promueven el desarrollo de avances decisivos en materiales, computación, energía eólica y alimentación, entre otros, bajo el liderazgo de la industria. “No queremos copiar modelos, pero tampoco podemos pretender reinventar la rueda”, dice Campolina. “Estamos atentos a lo que el mundo está haciendo, en busca de competitividad y modernización tecnológica, para incrementar nuestra capacidad de participación en una carrera mundial”, afirmó el ministro.

Cautela
El lanzamiento del programa fue recibido con cautela por la comunidad científica. La Academia Brasileña de Ciencias (ABC) divulgó un documento en el que destacó la importancia de promover un vigoroso crecimiento de la inversión en programas ya existentes del MCTI y del Ministerio de Educación, enfocados en la capacitación de nuevos investigadores y en la cooperación internacional, sin lo cual, no sería posible contar con investigadores de alto nivel trabajando en las plataformas del conocimiento. “Resulta fundamental tener en cuenta que los países que incrementaron sustancialmente su PIB, así como su innovación y comercio exterior, han realizado igualmente inversiones crecientes en ciencia y tecnología, como son los casos de China y Corea del Sur”, expresa el documento, firmado por el presidente de la ABC, el matemático Jacob Palis. El presidente de la Sociedad Brasileña de Física, Ricardo Galvão, criticó el programa cuando se lo presentó en un evento en la Sociedad Brasileña para el Progreso de la Ciencia (SBPC). “Hay que organizar lo que ya existe. No se pueden crear nuevos programas sin reparar en lo que ya se ha hecho y sin intentar resolver los problemas existentes”, sostuvo.

El recelo de la comunidad científica está relacionado, en buena medida, con la experiencia del programa Ciencia sin Fronteras. El mismo fue lanzado con la promesa de utilizar recursos propios, y acabó utilizando dinero del Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (FNDCT), una importante fuente de financiamiento para los proyectos de investigación. “Nosotros apoyamos las plataformas, pero se debe garantizar que se asignarán nuevos recursos para ellas”, dice la presidenta de la SBPC, Helena Nader. “En Estados Unidos hay plataformas, pero también cuentan con los laboratorios nacionales que constituyen la base de la infraestructura para ciencia y tecnología. Ellos producen ciencia básica de alto nivel que es el sostén de las plataformas”, afirma. Ella recuerda que los recursos del FNDCT se reducirán en los próximos años con la extinción del fondo sectorial del petróleo, el CT Petro, en función de la nueva ley de regalías. “Está prevista la creación de un fondo social, pero el mismo no ha sido reglamentado. En ese marco, se destinan fondos para educación y salud, y nada para ciencia y tecnología”. Según Helena Nader, las restricciones presupuestarias crecientes y el énfasis en la investigación de interés empresarial dejan una mala imagen, la de que los científicos brasileños no contribuyen demasiado con el país. “Ellos fueron quienes redactaron artículos, produjeron investigación de alto impacto y transfirieron su conocimiento a nuevos investigadores que realizaron avances notables en la agricultura y la ganadería tropical, instaurando la producción de soja, por ejemplo, en el Cerrado. Fueron los investigadores del Instituto Tecnológico de Aeronáutica quienes capacitaron a los recursos humanos que crearon y abastecen a Embraer. Es necesario que haya recursos para la investigación básica y para la investigación de interés empresario. No acepto que haya solamente para una”, agrega.

El ministro Campolina sostiene que las plataformas del conocimiento no rivalizarán con los programas existentes. “Estamos trabajando para incrementar los recursos. No podemos sacárselos a otros programas”, dice. La idea, según Campolina, es comenzar lentamente, implementando las primeras plataformas el año que viene, e ir ampliando el programa en el transcurso de los próximos tres años. “En primera instancia, con pocas plataformas implementadas, no necesitaremos demasiado dinero. Se trata de un programa a mediano plazo. No podemos comenzar si no contamos con las condiciones objetivas para proseguir. Haremos un cronograma y comenzaremos con la seguridad de que podrá cumplirse”.

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