Desde febrero de este año, algunos agentes de un centro de salud ubicado en la periferia del municipio de São Paulo salen al campo para recabar informaciones sobre la población local cargando un poderoso aliado en sus bolsillos: un celular inteligente, de aquéllos que se conectan a internet por la red de datos 3G, poseen un tecladito para escribir, tienen GPS y se accionan mediante comandos en una pantalla sensible al tacto. Con ese aparatito en manos, los equipos de Salud de la Familia de Unidad Básica de Salud (UBS) Paulo VI, ubicada en las proximidades de la autopista Raposo Tavares, en los confines de la zona oeste paulistana, pueden dejar de lado el bolígrafo y el papel y registrar directamente en el smartphone las informaciones de cada hogar visitado y de sus habitantes. En el teléfono funciona una aplicación desarrollada en el marco del Proyecto Región Oeste de la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo (FMUSP), apodada provisoriamente GeoHealth, que carga una ficha médica electrónica. De no existir un nombre formal en la calle en donde reside la persona, una situación que no es imposible que ocurra, no hay problemas: el GPS del celular siempre registra las coordenadas geográficas de cada ficha que crean los agentes de salud. Una vez terminada la visita, el equipo de la UBS guarda la ficha y en la propia residencia del habitante la envía, con la ayuda del telefonito, al banco de datos del proyecto. En segundos, el perfil médico de una familia de la Paulo IV se encuentra en una computadora de la FMUSP.
El uso del celular inteligente como forma de abastecer al embrión de una futura historia clínica online forma parte de una serie de iniciativas destinadas a reorganizar y humanizar la atención del Sistema Único de Salud (SUS) en una parte de la zona oeste de la capital paulista, en la microrregión que incluye a los barrios de Butantã y Jaguaré, en donde viven aproximadamente 420 mil personas. Ése es el principal objetivo del Proyecto Región Oeste, que también desarrolla acciones de investigación científica y de enseñanza de la medicina. En octubre de 2008, la FMUSP suscribió un contrato de gestión con la Secretaría Municipal de Salud de la ciudad de São Paulo y pasó a administrar a través del proyecto la estructura primaria de centros de salud y ambulatorios, y también los centros de urgencias existentes en esos dos barrios (lea el reportaje de la edición 164 de Pesquisa FAPESP). En esa área de la ciudad, que comienza a convertirse en un laboratorio de nuevas prácticas del SUS, la implementación del proyecto es gradual. Por ahora, cinco de los 14 centros de salud de la región están bajo el mando del equipo del proyecto. En la Paulo VI, los investigadores de la FMUSP decidieron atacar una de las debilidades del sistema público de salud: la baja calidad de la información médica relacionada con los pacientes usuarios del SUS. “Una base de datos eficiente hará que el sistema integrado de salud funcione mejor”, afirma Sandra Grisi, presidente del consejo directivo del Proyecto Región Oeste. “Al igual que el paciente, la información también debe circular por el sistema.”
Según Alexandra Brentani, directora ejecutiva del proyecto, actualmente existe una enorme escasez de datos sobre la población que vive en el área de actuación de una UBS o de un centro de salud de la ciudad de São Paulo. Cuando hay equipos de salud de la familia que visitan regularmente las casas de la región, toda la información recabada se anota en una ficha de papel. El problema es que a veces esa información se pierde en el camino “no llega a ser digitalizada” y no entra en sistemas informatizados. “Incluso cuando los datos se insertan en el Siab [el Sistema de Información de Atención Básica, mantenido por el Ministerio de Salud], no por ello es que adquieren perennidad”, comenta la administradora de la FMUSP especializada en gestión de recursos de salud. “Al cabo de un mes se los borra”. Para resolver esta dificultad, el equipo del Región Oeste se puso a pensar en una forma alternativa de que los propios agentes comunitarios abastezcan directamente, sin intermediarios, al banco de datos médicos, durante sus idas al campo. Una posibilidad podría haber sido suministrar laptops a los agentes, pero habría un gran riesgo de que las computadoras les fuesen robadas en la calle. Restaron los smartphones, que son más discretos, y con los cuales se puede hacer tranquilamente el trabajo. “Las personas ya saben usar los celulares y, con un mínimo de capacitación, logran llenar la ficha electrónica”, dice Marco Antonio Gutierrez, coordinador de informática del proyecto.
Automáticamente
El paso siguiente consistió en definir qué tipo de aparato sería el más adecuado para probarlo en el trabajo de los equipos de Salud de la Familia. Los investigadores optaron por celulares que operan con el sistema operativo Android, desarrollado por Google, y crearon un software de recabado de datos: el GeoHealth, que funciona en esa plataforma. El acceso a la programación que hace que el Android funcione es totalmente abierto y gratuito, una característica que facilita el trabajo de los desarrolladores de aplicaciones. Esto hace que el GeoHealth se integre fácilmente al celular y permita un uso amigable. Con excepción del nombre de las personas, no es necesario digitar casi nada en el GeoHealth. No es muy cómo escribir en los diminutos teclados de los smartphones. Por eso el personal del Región Oeste creó una ficha que se completa únicamente mediante presión táctil en la pantalla del aparato. Prácticamente todas las informaciones sobre el domicilio y el historial de salud de sus habitantes se insertan de esa forma. En las pruebas realizadas en la UBS Paulo VI, los agentes de salud están usando cinco aparatos (tres de Motorola y dos de LG, empresas se asociaron al proyecto) y transmitiendo los datos por la red 3G de Tim, que también apoya la iniciativa. “Si en el área en que el agente se encuentra no hay señal de la red, el GeoHealth guarda automáticamente los datos en la memoria del celular”, dice João Henrique Gonçalves de Sá, analista de sistemas del Región Oeste. “Tan pronto como el aparato encuentra la señal, la ficha guardada es transmitida automáticamente a nuestro banco de datos.”
Con la ayuda de los celulares, que están bloqueados para hacer llamadas telefónicas, los registros de alrededor de 150 familias que habitan en el área de actuación de la UBS Paulo VI, alrededor de 700 personas, ya se han insertado en el sistema creado por la FMUSP. Como todos los datos son georrefenciados, es posible visualizar en el sistema de mapas de Google la situación de salud de los habitantes de una misma casa y también el cuadro médico más general de todas las residencias de la región. Esta herramienta será de gran valía para la elaboración de estudios epidemiológicos en el futuro, sobre todo cuando el banco de datos del proyecto cobre cuerpo y pase a incluir informaciones de habitantes atendidos por otras UBS de Butantã y de Jaguaré. Cuando alguien quiera saber dónde están los casos de embarazadas con dengue en un barrio, por ejemplo, bastará con buscar en el banco de datos y hallar la respuesta. “Tuvimos también la preocupación de hacer un sistema que puede integrarse totalmente al banco de datos del Ministerio de Salud, incluso la ficha médica adoptada en el Siab”, comenta Alexandra. Si bien un smartphone no es por ahora un producto barato que pueda incluirse entre los aparatos suministrados por el SUS a sus agentes, los investigadores de la FMUSP creen que, a largo plazo, la inversión compensa y puede constituir la base de un sistema más eficiente de recabado de datos médicos.
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