Ecléa Bosi, docente del Instituto de Psicología de la Universidad de São Paulo (IP-USP), quien falleció en el mes de julio a los 80 años, le dio un nuevo relieve a su disciplina en el panorama intelectual brasileño al desarrollar investigaciones sobre la colectividad y la memoria. En esa trayectoria, Memória e sociedade – Lembrança de velhos (1973) se convertiría en una referencia obligatoria al articular las entrevistas con ancianos y la obra de sociólogos como Maurice Halbwachs (1877-1945) y filósofos como Henri Bergson (1859-1941).
“En diálogo con Halbwachs, Bosi trae el pasado tal como fue vivido y sentido por los grupos, descubierto y también filtrado por la memoria colectiva”, explica José Moura Gonçalves Filho, colega de la psicóloga en el IP. “Con Bergson, ella mostró la memoria como una reaparición del pasado profundo y no domado, casi libre de filtros y sólo escuchado por personas”, dice. “La memoria, que es originalmente un trabajo colectivo, cuando se desarrolla como un trabajo personal más o menos deslindado de las ideologías, puede llevar al pasado a hablar más de lo que pudo decirles a los grupos.”
En el artículo intitulado “Memória e sociedade: Ciencia poética y referencia de humanismo”, Paulo de Salles, del Departamento de Psicología Social y Laboral del IP, registra algunos de los nombres que llevaron la obra de Bosi más allá de las fronteras de la psicología. “Octavio Ianni [1926-2004], desde la sociología, encontró en el libro ‘una hermosa lección de vida’. Paulo Sérgio Pinheiro, politólogo, apuntó que ‘la historia social de São Paulo saltó leguas con esta inmersión magistral’”. El libro repercutió fuera de Brasil, prosigue Salles: Pierre Bourdieu (1930-2002) “proponía capítulos de Memória e sociedade para su lectura y debate con sus alumnos de posgrado en los seminarios que organizaba”, y el psicólogo Karl Scheibe, de la Universidad Wesleyan, en Connecticutt, Estados Unidos, en Self studies (1995), “saluda en Memória e sociedade el encuentro milagroso entre ancianos solitarios a la espera de la enfermedad o de la hora extrema, y una investigadora que se convertirá en una amiga verdadera para ellos”.
Al explicar su método de investigación en Memória e sociedade, Bosi escribió que su objetivo era “registrar la voz y, a través de ella, la vida y el pensamiento de los seres que ya trabajaron por sus contemporáneos y por nosotros”. La memoria, de este modo no se confunde con la “historia”, aunque toma parte en ella. Y no es tampoco un mero “revivir”: la memoria es también un recurso activo para reconstruir y repensar el presente con base en imágenes del pasado. Esta forma de reflexionar sobre la relación especial del individuo con el pasado quedó sintetizada en el título del libro O tempo vivo da memória – Ensaios de psicologia social (2003).
Bosi procuró entender cómo se construye la memoria social y su compleja relación con la memoria individual. ¿Cómo se interrelacionan? ¿Qué se recuerda y qué se olvida? ¿Qué significado tienen los recuerdos para en los días actuales? ¿Qué significa la vejez en la sociedad capitalista? Ante preguntas de esta índole, Bosi contestaba con historias recontadas por los informantes con base en un análisis profundamente ético y con una prosa científica signada también por referencias literarias y mitológicas.
Recuerdos
Un ejemplo: al comparar la narrativa de dos hermanas, Brites y Lavínia, entrevistadas para Memória e sociedade, Bosi demostró cómo existía una diferencia significativa en la forma que recordaban ambas el final de la Primera Guerra Mundial: Brites se acordaba de la hermana, seis años mayor, llegando a casa y despertándolo a su padre para contarle el suceso y que un baile en el parque Trianon había sido interrumpido para que se tocase el Himno Nacional: “era el día 11 de noviembre”. Lavínia, a su vez, no se acordaba de eso: para ella, “fue algo sin repercusión”, aunque probablemente su familia, que era francófila, lo hubiera celebrado. Lejos de preocuparse por hallar una verdad, lo que le interesaba a Bosi era entender de qué manera las distintas observaciones sobre el mismo hecho se complementan y se contraponen. “Para ubicar un recuerdo no basta un hilo de Ariadna [Ariadna, en la mitología griega, le da un hilo de lana al héroe Teseo para que pueda salir del laberinto luego de enfrentar al Minotauro]; es necesario desenrollar hilos de madejas diversas, pues la memoria es un punto de encuentro de varios caminos”, escribió Bosi.
“Bosi aportó a la comprensión de las relaciones entre el investigador y los sujetos de la investigación una idea muy profunda: la de la comunidad de destino”, explica José Moura. “Ésta supone que el investigador, para comprender al sujeto de la investigación, participa en alguna medida del infortunio y de la suerte, del fardo y de la fortuna de los sujetos de la investigación”. En el caso del libro Memória e sociedade, la comunidad de destino es el envejecimiento. A partir de ese punto común el investigador debe hablarles a los sujetos de la investigación y escucharlos.
Otra obra significativa de Bosi fue la que resultó en el libro Cultura de massa e cultura popular: Leituras de operárias (1972). Bosi realizó entrevistas con trabajadoras fabriles y encontró a mujeres que expresaban un fuerte anhelo de tener acceso a la instrucción para ellas o para sus hijos, mujeres que gastaban una parte significativa de los sueldos en pesadas cuotas para comprar libros. Libros que eran a menudo rezagos de las editoriales, pero que iban a parar a un lugar de honor en los hogares. Un ejemplar llegaba a costar más de ocho días de trabajo.
Odair Furtado, docente del Programa de Posgrado en Psicología Social de la Pontificia Universidad Católica de São Paulo (PUC-SP), afirma que esa obra de Bosi –dirigida por Dante Moreira Leite (1927-1976), pionero de esa área en Brasil– provocó un enorme impacto entre los alumnos a comienzos de los años 1970. “La psicología siempre tuvo un sesgo más elitista, dentro de consultorios particulares o en la universidad. En esa época, los organismos públicos casi no contrataban psicólogos”, recuerda.
Los recortes sociales de Bosi y de la también psicóloga Arakcy Martins Rodrigues, autora de Operário, operária (1978), rompían en plena dictadura con esa lógica. El compromiso social y político de Ecléa Bosi con sus entrevistados hizo posible que ella pudiese proyectar y plasmar cambios más allá de las investigaciones y las orientaciones tradicionales. En este sentido, su actuación de mayor alcance fue la concepción y la coordinación hasta el final de 2016 del programa Universidad Abierta a la Tercera Edad. Creado en 1994, dicho programa permitió que más de 100 mil ancianos participasen en asignaturas de carreras de grado, seminarios, charlas e intercambios de información y experiencias con los alumnos de la USP.
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