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Pablo Rubén Mariconda

Pablo Rubén Mariconda: El perenne inconformismo

Filósofo realiza una cuidadosa traducción de Diálogo, obra capital de Galileo Galilei

MIGUEL BOYAYANLa vida en Brasil era difícil en 1971, durante la etapa más dura del régimen militar. No solamente para los políticos de oposición y los sindicalistas, sino también para los periodistas, intelectuales y artistas en general. Fue pues durante ese año que el director teatral José Celso Martinez Correia decidió recorrer Brasil en gira con una obra llamada Galileo Galilei, un clásico de Bertolt Brecht. Lo que a primera vista parecía mera historia era, a decir verdad, pura contestación y rebeldía, una forma de mostrar la discordancia con la situación imperante en la época.

Precisamente ese espíritu de inconformismo con aquello que está sólidamente establecido es lo que muestra Pablo Rubén Mariconda -52 años-, profesor de Filosofía de la Universidad de São Paulo (USP), entre otras cosas, con la traducción al portugués de Diálogo sobre los dos Máximos Sistemas del Mundo la obra más polémica de Galileo Galilei (1564-1642), el fundador de la ciencia moderna, que saldrá en agosto. Son casi 900 páginas, con un 60% de material inédito, y en éste, 637 notas explicativas y un sumario analítico de los temas y argumentos desarrollados por el sabio italiano. Una obra de peso que Mariconda explica a continuación.

¿Por que es importante contar con una traducción de este trabajo de Galileo, y comentada de la forma en la que usted lo hizo, con inigualable minuciosidad?
– El Diálogo sobre los Dos Máximos Sistemas del Mundo es uno de los textos fundamentales de la ciencia moderna; se podría decir que con él se da el nacimiento de la mecánica moderna. Como el texto tuvo un gran importancia en su época, en razón de la prohibición y de toda la cuestión que se suscitó a partir de entonces, se convirtió en una obra clásica, permanentemente citada cuando surgen problemas relacionados con la libertad de la investigación científica, el avance de la ciencia y el impacto de la ciencia en la sociedad. Por eso me pareció que valdría la pena hacer una traducción fiel de la obra.

Yo podría incluso haber modernizado el estilo del autor. Hay algunas ediciones que hacen eso y traducen el texto sin respetar el estilo barroco de Galileo. Para mantener el estilo, aun en sus largas frases, con una argumentación en determinados momentostortuosa, que puede desorientar al lector, pero que fue hecha exactamente para que él pudiera desviarse de ciertos impedimentos impuestos por la censura de la época. Decía entonces, para mantener el estilo, procuré mantener el estilo barroco, y para eso me apoyé mucho en los sermones del padre Antonio Vieira (1608-1697). El padre Vieira, como jesuita, tiene básicamente la misma formación que Galileo y está escribiendo en la misma época, en portugués, y en el mismo estilo.

¿Su preocupación por mantenerse fiel al texto original era filosófica?
– En general, los traductores y las personas que trabajan con el texto están preocupadas con las concepciones científicas. Mi preocupación, más allá de la recuperación del lenguaje y de permitirle al público, a través de las notas explicativas, ascender a la mecánica y a la ciencia de Galileo, era también con el alcance intelectual de la obra. Era mostrarle al lector la importancia que el Diálogo tuvo en todo el proceso de condenación de Galileo. Me pareció que respetar el estilo barroco le permitiría al lector una mayor ambientación.

¿Al margen del estilo barroco, la estructura no se asemeja a los diálogos de Platón?
– Sí y no. Los diálogos de Platón tienen una estructura dialógica que está basada en la idea de una mayéutica (proceso dialéctico y pedagógico socrático ) y de un procedimiento por el cual aquel que sufre las preguntas de Sócrates trae el conocimiento. A veces, Galileo hace uso de esto en el diálogo retórico, en general para mostrar como el aristotélico se desvía de las cuestiones, precisamente porque sigue demasiado a Aristóteles envés de intentar encontrar las respuestas por sí mismo. En ese momento él presenta el diálogo en una forma dialógica más cercana a la forma platónica, como expresión del espíritu crítico.

El Diálogo motivó el proceso inquisitorial contra Galileo e inspiró a Brecht y a otros autores. Pero en el marco de la obra de Galileo, ¿este texto no sería secundario?
– En realidad, el trabajo más importante de Galileo es el Discurso y Demostración Matemática Acerca de Dos Nuevas Ciencias. Ése es el trabajo fundador de la física moderna, en el cual él crea dos nuevas ciencias, como él las llama. La primera es la ciencia de la resistencia de los materiales -una parte importante de la física, porque va a desembocar directamente en las aplicaciones prácticas y en la ingeniería- y la otra es la ciencia del movimiento. El Discurso contiene la primera teoría cinemática en el sentido moderno -Galileo no hace una dinámica, ni trata las causas del movimiento, sino que realiza una descripción matemática de cómo sucede el movimiento en la naturaleza. La obra es de 1638, es decir, fue publicada seis años después que el Diálogo . Ésta tiene gran importancia científica, pero no reúne ningún otro de los aspectos intelectuales y del carácter revolucionario que caracterizan al Diálogo.

Al ser su traducción el trabajo de un filósofo, sería interesante situar el peso del autoritarismo de la Inquisición en el siglo XVII.
– La cuestión de la autoridad es, a decir verdad, más compleja de lo que parece. No se resume apenas a la defensa incisiva que la Inquisición va a hacer del principio de autoridad. Esta cuestión ya viene desde los quattrocénto, del siglo XV en Italia. El propio Humanismo yel Renacentismo acaban trayendo consigo como punto central de esa cultura la autoridad. En el caso renacentista, era la autoridad de los autores: los grandes artistas tienen que ser imitados, respetados y entendidos. El Humanismo tomó eso como una receta de cierto modo cultural. En gran medida es una cultura que funicona sobre la base de esa autoridad otorgada a los autores y artistas antiguos, y va a construir un nuevo escalón. Pero será siempre una cultura signada por formas de autoritarismo.

Cuando se llega al final del siglo XV y al nacimiento de la prensa, el descubrimiento de América, etc., se produce dentro de la propia perspectiva renacentista una total ruptura de los principios de autoridad, que eran mantenidos en el seno de esa cultura. Entonces ésta se universaliza y vamos a tener un período de apertura que va a culminar en la mitad del siglo XVI con la Reforma, la separación de la cristiandad y la reacción católica en el proceso de Contrarreforma. Es interesante señalar que tanto la Reforma como la Contrarreforma representaban reacciones autoritarias a una cultura que abría los horizontes, en el sentido de que ésta estaba más abierta que lo que se podía admitir en aquel momento. Entonces, tanto los reformistas como la Iglesia realizan un movimiento en nombre de la autoridad y de la tradición.

Volviendo al siglo XVII: ¿por qué habiendo sido Galileo el creador de dos ciencias, además de ser el protagonista de la cuestión: ciencia versus tradición aristotélica, se lo considera a Francis Bacon (1561-1626) como el criador de la ciencia moderna?
– Vamos a colocar un aditivo en esta historia. Bacon no contribuyó con ninguna realización científica, al contrario, sus posiciones eran bastante tradicionalistas. Su gran contribución reside en la idea de la institucionalización de la ciencia, en el uso que el Estado podría hacer de ese conocimiento científico para el desarrollo material del hombre, para la satisfacción de las necesidades materiales. Hay en Bacon una perspectiva utilitarista de la ciencia y él ve bien que esa ciencia que está naciendo debe ser institucionalizada.

¿Entonces para usted es Galileo el real fundador de la ciencia moderna, y no Bacon?
– Exactamente.

En términos conceptuales y no institucionales.
– Exacto, tenemos dos aspectos del mismo problema. Podemos decir: “bueno, si la ciencia de Galileo no fuera institucionalizada no resolvería nada”, y eso es verdad. Entonces Bacon tiene su papel: la percepción de que la ciencia debe ser institucionalizada y de que el Estado puede obtener ventajas con esa institucionalización de la ciencia. Bacon trae, de manera muy clara, el aspecto utilitario de la ciencia, y con ello su vinculación con el poder. Mientras tanto, Galileo produce las primeras teorías científicas en una concepción de ciencia activa, pero no tiene una concepción de ciencia utilitaria.

Para ayudar a entender el siglo XVII, ¿como situaría a Galileo con relación a Isaac Newton (1643-1727)? Él es quien resuelve la cuestión del movimiento de las mareas de una manera a la cual Galileo no llegó. ¿Cómo situaría a Galileo con relación a filósofos importantes del século XVII, como Espinosa?
– Entre las figuras que marcaron de manera clara el siglo XVII yo colocaría a Galileo, Descartes (René, 1596-1650) y Espinosa (Baruch, 1632- 1677). Newton está entre el XVII y el XVIII, y la perspectiva newtoniana acaba siendo del siglo XVIII. Lo que es interesante en la ciencia de ese siglo es que los pensadores más creativos de la época se caracterizan por un abandono radical de la tradición y por la conciencia de que es necesario construir todo de nuevo, empezar de cero.

Quien articula ese verbo de manera clara es Descartes, que dice más o menos lo siguiente: “Todas las veces que yo tomo un libro y, ya en el comienzo,el autor dice haber resuelto un problema, cierro el libro, resuelvo el problema por mí mismo y después voy a ver si mi solución no es mejor que la que la de él, e invariablemente es mejor”. Esto muestra esa idea de independencia y de abandono total de aquello que la tradición hizo. Tengo la impresión de que es el mismo movimiento de liberación, desde el punto de vista cosmológico, y todo el impacto que va a tener la cuestión de la posición de la Tierra en el Cosmos. Y finalmente, que va a acabar teniendo impacto en la ética y en la política. No es más posible una ética y una política en los moldes tradicionales, porque no hay más tradición.

La tradición, y particularmente la tradición defendida por la Iglesia Católica, ¿va a ser derrotada en ese embate?
– Digamos que lo que se pierde allí, desde el punto de vista de la tradición, es el espíritu del universalismo del cristianismo, de un gobierno único de la cristiandad. Lo que vamos a tener, desde el punto de vista económico y político, es el surgimiento de los Estados nacionales.

¿Galileo sale del proceso de la Inquisición engrandecido o como una figura ambigua?
– Bueno, digamos que existen dos planos. En el plano personal, es obvio que Galileo sale arrasado del proceso inquisitorial. Él pensaba siempre que lograría hacer rever el edicto anticopernicano de 1616, pero no lo consiguió. La condenación es de 1632 y el edicto solo va a ser revisto en 1847, cuando la Iglesia va a decir “bueno, tenemos que aceptar que existe un movimiento de la Tierra, que el copernicanismo es una cosmología más aceptable que la cosmología tradicional, ptolomaica”.

¿Pero el hecho de que Galileo haya logrado escribir una obra en la que reafirmaba sus convicciones, y haya conseguido publicarla y salir vivo de toda la historia y continuar escribiendo no acabó representando una victoria?
– Ciertamente. La publicación del Discurso, en 1638, es fundamental por eso. Con ella, Galileo logró demostrar, seis años después del proceso, que hablaba en nombre de una ciencia, que no era apenas un ideal. En el Diálogo, de cierta forma, él anuncia que escribiría el Discurso. Esto ocurrió porque el desarrollo de la mecánica galileana ya estaba acabado cuando él escribe el Diálogo, que Galileo produce para defender el movimiento de la Tierra. Según mi lectura, ese libro fue escrito no para presentar los dos sistemas del mundo (y por eso el título es engañoso), sino para probar el movimiento de la Tierra. Por eso él habla sobre las mareas en el cuarto capítulo, lo que para él sería la gran prueba de ese movimiento. Con ello él podría obligar a una revisión del edicto anticopernicano.

Es curioso que Galileo use las mareas como soporte para afirmar el punto más revolucionario de la sus visiones. Nos parece que el capítulo sobre el fenómeno es más sujeto a críticas.
– Las mareas son un fenómeno extremadamente complejo y siempre fascinaron a los científicos. En su explicación del fenómeno, Galileo tenía razón en parte: cada una de las cuencas marítimas tiene una frecuencia de transmisión del impulso primario que depende del movimiento derotación dela Tierra. Y esa parte escapa a la visión de la mecánica de Newton. Es interesante porque Newton acierta en la causa primaria del movimiento de las mareas, que es la atracción gravitacional, pero presta poca atención a las causas secundarias. Galileo se equivoca en la causa primaria, pero acierta en todas las causas secundarias.

Retomando su razonamiento: Galileo escribe el Diálogo antes que Discurso más para debatir con las ideas vigentes que como una demostración de la mecánica?
– La obra defiende el movimiento de la Tierra, que es la hipótesis central de Copérnico. Consecuentemente, si la Tierra se mueve, todos nosotros nos movemos junto con ella y, por lo tanto, cambia completamente la relación entre el observador y lo observado. Porque no tenemos más un observador parado en el centro del mundo, sino en movimiento. A partir de allí, todo lo que nosotros observamos debe ser corregido.

¿El trabajo de Galileo es una anticipación de la separación entre ciencia y filosofía?
– Sí. Yo creo que es una separación muy clara entre hecho y valor, o incluso una separación entre ciencia y religión, entre razón y fe. Va a haber una escisión allí, y las cuestiones de hecho pueden ser resueltas científicamente con métodos autónomos y no valorativos, que son independientes de cualquier juicio de valor; y las cuestiones filosóficas acaban dejando de lado al valor, junto con las cuestiones morales y religiosas, que son dependientes del valor y que no pueden, por lo tanto, ser decididas por métodos autónomos e imparciales. Esta separación es extremadamente importante: marca el inicio de la modernidad, y nosotros tenemos problemas hasta hoy en la repercusión que se produce con la separación entre ciencia y valor.

Por cierto, una separación problemática.
– Esta separación trae todos los problemas que van a estar ligados a la neutralidad. Podemos decir que los juicios científicos son imparciales porque existe un método que, independientemente de cualquier valor, nos permite juzgar si una determinada teoría es verdadera o falsa, que ésta nos guste o no nos guste. Pero entonces tenemos juicios que pueden ser autónomos, no dependen de ninguna otra autoridad, e imparciales, porque pueden servir a cualquier juicio de valor una vez establecidos y, por lo tanto, son independientes del valor. Pero surge un problema en la neutralidad: ¿ellos son neutros con relación a las perspectivas de valor? No, porque la ciencia también es aplicación, y en el momento en que yo aplico el conocimiento científico en la tecnología, tengo una neutralidad que no es más independiente de los valores. Depende de perspectivas obviamente valorativas, puede ser de perspectivas comerciales o incluso de Estado, de por qué se hace tal aplicación o no se la hace, y ahí tenemoscondicionantes sociales.

¿En qué medida la publicación de su traducción, con comentarios y notas, alimenta el debate sobre los limites en términos de valor de uso de la ciencia?
– Yo creo que ella está en una posición central hoy. A decir verdad, el problema de la condenación que la Iglesia hizo del Diálogo es que ésta no condenó al libro por cuestiones morales, sino que intentó una condenación en términos fácticos. La Iglesia tenía todo el derecho, bajo la perspectiva de los valores, de la moral y de la religión, de intentar establecer controles sobre la aplicación de la ciencia. Lo que no puede es afirmar que tal cosa no ocurre o no es verdadera, porque entonces es como decía Galileo: “No se deben empeñar pasajes de las Escrituras en condenar teorías o concepciones que pueden revelarse verdaderas”. Ahora podemos decir que la aplicación de una teoría quizás no podría haberse hecho independientemente de los valores éticos y morales que están en la Escrituras. Entonces, desde esa perspectiva, la Iglesia podría haber hecho la condenación. Pero no la hizo desde esa perspectiva: intentó hacerla diciendo que la teoría de Copérnico era falsa.

Es decir que la Iglesia optó por la estrategia equivocada.
– Sí. Y ese error tuvo una repercusión muy grande y acabó siendo arrastrado hasta el siglo XXI. Hoy en día la gran dificultad reside en saber como se pueden establecer limites éticos para la investigación científica. Entonces yo creo que nosotros continuamos con el mismo problema, porque no tenemos todavía una solución que sea aceptable para dicho problema.

EL PROYECTO
Galileo Galilei, Diálogo sobre los Dos Máximos Sistemas del Mundo
MODALIDAD
Auxilio a la publicación
Investigador
Pablo Rubén Mariconda – FFLCH/USP
Inversión
R$ 20.300,00

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