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Memoria

El renacimiento del Patriarca

Proyecto publica online documentos, libros e imágenes reunidas de José Bonifacio de Andrada e Silva

José Bonifácio de Andrada e Silva no descansa en paz. Casi 170 años después de su muerte, queda mucho por saberse sobre quién fue este personaje crucial del Imperio y actor imprescindible de la Independencia. Esto por hablar solamente de la parte más conocida de su vida.

Si se computasen los largos años como científico, administrador, pensador , poeta y político en otros países además de Brasil, es un caso casi para desistir de investigar seriamente al Patriarca de la Independencia. “Esto configura un enorme problema para el investigador brasileño: José Bonifácio pasó 40 de sus 70 años en el exterior”, dice Jorge Caldeira, doctor en ciencias sociales y periodista. “Reunir informaciones sobre él es un drama también en Brasil, en donde todo el material está muy fragmentado.”
Caldeira creó y dirige el proyecto José Bonifácio: obra completa, un ambicioso trabajo de reunión de todo lo que produjo Andrada e Silva y de los documentos que tengan relación con él. El objetivo es fotografiar documentos, manuscritos e imágenes y dejarlos disponibles para consulta en el sitio www.obrabonifacio.com.br.

Hoy en día el sitio tiene el equivalente a 35 libros de 300 páginas, lo que caracteriza la mayor colección sobre José Bonifácio (1763-1838) reunida en Brasil. Caldeira comenzó a pensar en el proyecto cuando organizó la colección Formadores del Brasil para Editora 34. “Descubrí que la biografía más reciente sobre él se publicó en 1943, a cargo Otávio Tarquínio de Souza”, dice. La dificultad de encontrar material disponible torna cualquier maestría o doctorado muy complicado y caro, lo que explica el pequeño número de estudios específicos sobre Bonifácio.

A partir de esta constatación, Caldeira creyó que podría usar una de las características de internet, la universalidad, para divulgar en un sitio,  gratuitamente, las informaciones que aún no estaban reunidas. Todas las imágenes y documentos hallados aquí o en el exterior son fotografiados y puestos a disposición en el sitio.

Para transformar esta idea en realidad Caldeira consiguió el patrocinio de las empresas Cosipa y Río Negro; del sistema Usiminas, por medio de la Ley Rounet. Formó un consejo directivo con nombres competentes de la historia y de las ciencias políticas brasileñas: Boris Fausto, Alberto da Costa e Silva, Celso Lafer, José Murilo de Carvalho y Esther Caldas Bertoletti. “Son ellos los que indican en donde están las cosas sobre y de Bonifácio”, explica.

Para trabajar en el proyecto cotidianamente existe un equipo que ha llegado a reunir a 27 historiadores, entre estudiantes en de grado y doctores. Un equipo técnico adapta las herramientas existentes en internet a la práctica de la investigación histórica y a las necesidades de los internautas. Lo que ya está en el aire hoy es resultado del trabajo de 60 personas.

En estas dos páginas hay dos buenos ejemplos de lo que se encuentra en la colección online. Uno es el decreto del 3 de junio de 1822 en que Bonifácio convoca a la Asamblea Constituyente de Brasil, promulgado unos tres meses antes del 7 de Septiembre -es la primera muestra de los preparativos para la proclamación de la Independencia. El otro es una Carta de Merced concedida a éste por don João VI, en 1820, cuando recibió el título de Consejero Real. Ambas están disponibles en el sitio.

El proyecto comenzó en 2005 y seguirá hasta el 2008 -aún existen miles de informaciones por encontrarse para trasladarlas al medio virtual. Hasta ahora se han consumido 2 millones de reales de reales. Y aún será necesario visitar París, Lisboa, Coimbra y Freiberg, donde Bonifácio vivió, y archivos y bibliotecas de Suecia, Dinamarca, Italia y Hungría, por donde pasó como estudiante de mineralogía o por trabajo. Una característica del proyecto es que permite una amplia investigación no solamente sobre el Prócer, sino también acerca del Imperio o de cualesquiera otros personajes importantes que con él hayan convivido, como es el caso don Pedro I. El enciclopédico Bonifácio ciertamente estaría muy feliz con tanta información.

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