Un árbol frondoso y raro del Cerrado de Minas Gerais, notable por sus racimos de flores amarillas y por las vainas de sus semillas con perfume dulzón, cuenta ahora con nuevas perspectivas de conservación. El faveiro de Wilson (Dimorphandra wilsonii), del que hasta hace una década se registraban tan sólo dos decenas de ejemplares, pasó a ser una especie mejor conocida. En los últimos años se ha mapeó su diversidad genética, se identificó a sus enemigos y se hallaron más de 200 ejemplares en la naturaleza. Tales resultados aumentan la posibilidad de evitar que la especie desaparezca.
El trabajo destinado a entender lo que ocurría con este árbol naturalmente raro y relativamente nuevo para la ciencia –recién se lo describió en 1969– comenzó en 2003, con investigadores de la Fundación Zoobotánica (FZB) de Belo Horizonte. El proyecto concitó el interés de equipos de otros centros y erigió a la planta en un símbolo de la resistencia de Minas Gerais.
En abril de este año, un grupo bajo el liderazgo de Luiz Orlando de Oliveira, de la Universidad Federal de Viçosa (UFV), publicó el perfil genético más reciente del árbol. Cuando comenzó el trabajo, sólo se conocían 21 individuos silvestres adultos y la preocupación radicaba en saber si la preservación del faveiro no se hallaría comprometida a causa de la baja diversidad genética de la especie, que años antes había sido detectada por las biólogas Helena Souza y Maria Bernadete Lovato, de la Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG).
“La endogamia, consistente en el cruce entre individuos emparentados, puede conducir a la aparición de características nocivas”, explica Oliveira. “Varias plántulas [embriones] provenientes de semillas que recolectamos presentaban clorosis [insuficiencia de clorofila], un síntoma de que podría haber algún problema. Eso tal vez sea fruto de la endogamia”.
Sin embargo, al analizar la constitución genética de las semillas, Oliveira notó que esos árboles no se hallaban aislados reproductivamente: estaban siendo fertilizados por el polen de otros ejemplares de la misma especie, cuya localización era desconocida. Junto a la bióloga Christina Vinson, llegó a la conclusión de que sería necesario recolectar semillas de alrededor de 150 árboles para garantizar la integridad genética de la especie, aunque no se supiese si esa cantidad existía en la naturaleza.
Buscado
Después de enviar el estudio a la revista Tree Genetics & Genomes en junio de 2014, los investigadores recibieron una buena noticia. En el mes de julio, un equipo de la FZB publicó el resultado de la búsqueda de nuevos ejemplares, que computó 219 faveiros adultos, con capacidad reproductiva, en 16 localidades del estado de Minas Gerais (véase el mapa).
Ese era el resultado de un proyecto –el Programa de Conservación del faveiro de Wilson– que ya llevaba una década, bajo el liderazgo de Fernando Moreira Fernandes, ingeniero forestal de la fundación. Para hallaro los árboles, los investigadores imprimieron carteles con el título “Buscado”, los repartieron por los municipios de la región y conversaron con alrededor de mil personas.
El material les enseñaba cómo identificar al faveiro y consignaba los contactos de los investigadores. Con cada aviso positivo, ellos iban al sitio para confirmar la existencia del ejemplar y registrar su ubicación. En 2010, cuando hubo más de un centenar de ejemplares catalogados, los investigadores elaboraron un modelo de la distribución espacial de la especie, valiéndose de variables del clima y del ambiente para intentar prever dónde podría crecer y seleccionar objetivos para nuevas expediciones.
“Ahora probablemente conocemos a la mayor parte de los ejemplares que quedan en estado silvestre, porque hemos recorrido toda la región donde crecen”, afirma la bióloga Juliana Rego, de la FZB, quien participó en el proyecto junto a Fernandes. Según Rego, esto resulta preocupante, porque 219 árboles no son suficientes para sacar al faveiro del estatus de “críticamente amenazado” de extinción.
La principal dificultad que enfrentan los investigadores reside en que las semillas que germinan en pasturas y quedan sin cuidados puede que no prosperen. Un estudio de la UFMG señaló que el principal enemigo del crecimiento del árbol son las Brachiaria.
Esos pastos africanos del género Urochloa, que se introdujeron en el país para el desarrollo de pasturas que sirvan de alimento del ganado, crecen rápido. “Por competencia, las Brachiaria pueden limitar el crecimiento de las raíces e impedir el desarrollo de las plántulas”, afirma Marcel Giovanni Costa França, docente de la UFMG y uno de los autores del estudio, que se publicó en 2014 en la revista Journal of Plant Interactions.
Para sortear el problema de la competencia con el pasto africano, el plan de acción nacional para la conservación de la especie, elaborado en conjunto por la FZB, el Centro Nacional de Conservación de la Flora y otras 12 entidades, prevé, entre otras disposiciones, la capacitación de los propietarios de tierras y de técnicos para intentar contener el avance de las hierbas invasoras, proteger a los faveiros existentes y plantar nuevos. Bajo esas condiciones, en 10 años, el faveiro de Wilson alcanza los 15 metros de altura y su madurez reproductiva. El objetivo del plan, que contempla la multiplicación de plántulas, sembradas en los sitios adecuados e intentando cuidar de su crecimiento, consiste en sacar a la especie de la condición de críticamente amenazada de extinción en 2025.
Artículos científicos
FERNANDES, F. M. y REGO, J. O. Dimorphandra wilsonii Rizzini (Fabaceae): distribution, habitat and conservation status. Acta Botanica Brasilica. v. 28, n. 3, p. 434-44. 2014.
VINSON, C. C. et al. Population genetics of the naturally rare tree Dimorphandra wilsonii (Caesalpinioideae) of the Brazilian Cerrado. Tree Genetics & Genomes. 2015.
FONSECA, M. B. et al. Early growth of Brazilian tree Dimorphandra wilsonii is also threatened by African grass Urochloa decumbens. Journal of Plant Interactions. v. 9, n. 1, p. 92-9, 2014.