Imprimir Republish

Poesía

El vuelo de Patativa do Assaré

El gran poeta popular del nordeste brasileño, cuyo centenario se celebra este año, aparecerá en una tesis doctoral

Patativa_2Jarbas Oliveira/Folha ImagemLa vida prometía ser injusta para el pequeño labrador Antônio Gonçalves da Silva, habitante del pequeño pueblo de Assaré, en el estado de Ceará. Del mismo modo que para miles o millones de habitantes del sertón árido del nordeste brasileño. Siendo aún niño, una enfermedad le sacó la visión de uno de sus ojos. A los 8 años, se vio obligado a tomar la azada para ayudar en el sustento de su madre y sus dos hermanos, luego de la muerte prematura de su padre. Recién a los 12 años, y durante algunos meses, frecuentó la escuela local. Eso fue sin embargo suficiente para alfabetizarlo. Antônio poseía un don raro, de esos que no se explican a la luz de la razón: comenzó a realizar repentizaciones y a presentarse en fiestas y ocasiones importantes. Finalmente, a los 20 años, se ganó el apodo de Patativa, porque su poesía era comparable a la belleza del canto del ave homónima.

Surgía Patativa do Assaré (1909-2002), poeta popular, compositor, cantor e improvisador brasileño. Sería el más importante del siglo XX de una nación y de un cuasi país denominado nordeste. Dueño de una memoria prodigiosa, era capaz de recitar sin pestañear, largos e incontables poemas de su autoría. Eran frases rimadas que reflejaban la sabiduría de quien aprendiera a vivir en las adversidades y a superar las privaciones. Oírlo hablar era casi siempre aprender lecciones de sabiduría y filosofía popular. No por casualidad recibió diversos premios, títulos y homenajes -fue cinco veces nombrado doctor honoris causa. Brasil reparó en Patativa gracias al poema “La triste partida”, que él mismo musicalizó y Luiz Gonzaga gravó en 1964. La letra hablaba de la saga de una familia que, luego de perder todas las creencias, se muda de la sequía hacia São Paulo -para vivir o morir-, pero con una certeza: regresar un día.

La canción se convirtió en un hito de la música popular brasileña debido a las muchas osadías en su grabación. Como por ejemplo, contener 19 estrofas, cantadas en el transcurso de ocho minutos -cuando las canciones nunca sobrepasaban los tres minutos y sólo se grababan en un único canal, lo cual significaba grabar todos los instrumentos y voces al mismo tiempo, tal como si fuese en vivo. Se cuenta que Gonzaga la oyó por primera vez, de un cantor en una feria de Crato [municipio del estado de Ceará]. Quedó impresionado con la letra -que fuera compuesta en 1958 y era cantada en varios estados de la región. Mandó que buscasen al autor y le habría hecho la propuesta de comprarle letra y música para firmarla como único autor. Patativa no concordó, pero le ofreció su colaboración.

Esa grabación inspiró a Claudio Henrique Sales de Andrade para defender en la USP, su tesis doctoral intitulada “Aspectos e impasses de la poesía de Patativa do Assaré”, bajo la dirección de Valentim Aparecido Facioli. “Siempre me conmoví al escuchar esa música”, recuerda Andrade. En 1978, él recibió de regalo por parte de una tía, un ejemplar del libro Canta lá que eu canto cá [Canta allá que yo canto acá], de autoría de Patativa, que acababa de ser publicado por Editora Vozes. Cinco años más tarde, en un concurso en el Banco do Brasil, sucedió una gran coincidencia: su vacante de funcionario público era en la ciudad de Assaré. ‘Conocí a Patativa y nos convertimos en grandes amigos’. Durante dos años, el investigador frecuentó su casa casi diariamente y fundó un centro cultural en la ciudad que adoptó el nombre del poeta.

Luego de mudarse a São Paulo en la década de 1980 e ingresar en la carrera de Letras de la USP, Andrade decidió estudiar la obra de Patativa como tema de su maestría. El investigador intentó establecer en su doctorado las fuentes de la poética de Patativa do Assaré y estudiar los aportes que esas fuentes indujeron en su producción. “Patativa es un poeta singular en el panorama de la poesía brasileña del siglo XX. Mantiene viva y actualizada una poesía con raíces populares, nutrida en el régimen de oralidad, pero amplificando los límites temáticos y formas de esas tradiciones al sumarle un fuerte componente autoral y un refinado lirismo, aparte de una actitud reflexiva poco usual en ese contexto”, explica el autor. Su trabajo avanza en el sentido de circunscribir esa producción. Para ello, construyó un mapa formal de su obra. Después, estableció pistas que permiten demostrar la diferencia de su poesía con la tradición que la configuró. “Siempre me movilizó el sentido de la diferencia y mi deseo fue el de realizar una descripción que revele y clarifique esa diferencia”.

Andrade elaboró una lista con todos los poemas publicados dispuestos por orden alfabético y registró también el tipo de estrofa con que cada uno fue compuesto y el libro donde se los publicara originalmente. En ese proceso detectó innumerables errores en todas las ediciones de las obras del poeta -algunos que se vienen perpetuando y otros inéditos que se cometieron en las ediciones más recientes. “Creo que esa parte del trabajo resultará útil para otros estudiosos, que podrán servirse del estudio realizado, interesados a lo mejor en la investigación de algunas cuestiones que remarco y que aún se hallan abiertas. O que, quizás, preste algún servicio para una futura edición crítica de esa obra”. En la etapa siguiente investigó las vertientes culta y popular en diversos análisis de texto. Finalmente intentó comprender lo que denominó como “la dialéctica entre la modernización y el tradicionalismo” en Patativa, con énfasis en un núcleo de poemas que discuten y exhiben las consecuencias del progreso sobre la vida del trabajador rural.

El investigador considera que, en esa forma, se revela toda la riqueza del punto de vista del poeta. Crítico de las formas de dominación paternalistas, afirma Andrade, Patativa do Assaré es, al mismo tiempo, capaz de rescatar y divulgar la poesía y el humanismo inherentes a los modos de vida arcaicos y tradicionales y, al hacerlo, identifica penetrantemente toda la negatividad de un progreso que en sí mismo representa una imposición y otra forma de dominación. “Y en ese pasaje todo resulta contradictorio y complejo, y el poeta discurre soberbiamente y con gran belleza por los senderos de esas contradicciones. Existe pues, junto a un ansia por un progreso civilizador y libertador, una visión desmistificadora del progreso que, a veces, apenas sustituye y renueva las mismas formas de dominación”. Todo eso, prosigue el investigador, contribuye para el argumento de que su obra descubre una perspectiva diferente, que por un lado, va más allá de la narrativa al ras del cordel y, por otro, resulta de una perspectiva visceralmente popular.

Cordel
En su estudio, Andrade intenta describir las características que tornan singular a Patativa dentro del universo de la literatura brasileña. El poeta, afirma él, ha sido prontamente considerado por algunos como un autor de cordel. “Pero él no hace literatura de cordel en el sentido riguroso de la expresión. Salvo dos o tres poemas con los que incursionó en este tipo de poesía como variación, ejercicio o tributo”. El autor explica que su obra se divide en tres vertientes: lírica, narrativa y reflexiva. “Su poesía es, en cierto sentido, bicultural, pues trabaja con dos registros lingüísticos: escribe en lengua mestiza, en un portugués popular que representa el estilo del habla del aldeano sertanejo [habitante del sertón], realizada con más conocimiento de causa y en forma más sistemática que lo que podemos observar en la obra de Catulo da Paixão Cearense (1863-1946), por ejemplo. Y escribe también circunscrito a la norma culta. En esa parte de la obra, admiro la riqueza de su léxico y la complejidad de algunos giros sintácticos”.

Patativa, por lo tanto, fue un actualizador del esquema dualista de la pelea poética de los desafíos de cantadores (contrapuntos, payadas de trovadores), tal como escribe Andrade. De acuerdo con él, el poeta internalizó ese dualismo y el correspondiente espíritu de desafío creando varios poemas en los que pone la voz a dos puntos de vista distintos y en oposición, y pone esas voces a debatir logrando efectos muy interesantes en esos desafíos de un sólo autor. “A la par de esas producciones nutridas en el arraigo popular tradicional, fue un excelente sonetista”. Musicalizó también algunos de sus poemas, siendo “Vaca Estrela, Boi Fubá” y “A triste partida” [Vaca Estrella, Toro Blancuzco y La triste partida], los más conocidos. El autor estudió tres sonetos porque su objetivo era delinear la singularidad de la producción de Patativa, comprender la naturaleza y delimitar los contornos de su poética. Para ello, fue necesario contemplar todas las vertientes que su obra comporta -la culta y la popular. Para el estudio de la primera, seleccionó “Minha serra”, “O pau-d’arco” y “Minha cinza” [Mi sierra, El lapacho, Mi ceniza]. “Son sonetos muy bien construidos. Reflejan temas, imágenes, recursos estilísticos que pueblan el dominio y la familiaridad de Patativa con valores de una poesía cultivada más allá del canon de la poesía sertaneja”.

Patativa, explica el investigador, además de una formación basada en las poéticas de la oralidad -el cordel y los cantos de los repentistas-, apreciaba también y era curioso de la obra de los poetas cultos: Camões, Castro Alves, Casimiro de Abreu, Olavo Bilac, se hallaban entre sus lecturas. “En una de nuestras últimas charlas, él me formuló preguntas acerca del poeta baiano Gregório de Matos (1636-1696). Leyó algunas cosas de él y le había interesado. Esa empatía resulta muy natural en ese caso, pues, aparte del espíritu satírico, común en los dos poetas, Gregório utilizaba la misma estrofa de diez versos, con la métrica y el esquema de rimas que son adoptados hasta hoy en los desafíos de payadores y que también encontramos en la obra de Patativa. Cuando Gregório glosaba motes [remates] siempre lo hacía en ese tipo de estrofa, que es lo mismo que Patativa emplea en sus motes y glosas. Es algo tradicional, que viene del tiempo de Brasil colonial y perdura en el nordeste hasta la actualidad. Aproxima y pone en contacto a un poeta de extracción culta y otro de extracción popular, separados por tres siglos”.

Andrade apunta como erudito de la obra de Patativa, el gusto por el soneto y su métrica decasílaba. “Existe también una tendencia lírica en la proporción en que ocurre un desvanecimiento de lo épico, muy acentuada en la poesía sertaneja más tradicional; apertura hacia temas universales y más abstractos (derechos humanos, los misterios de la condición humana: el tiempo y la muerte)”. Puede afirmarse también que existe también una poesía más reflexiva, no narrativa, en la que el poeta toma distancia y enuncia evaluaciones y juicios críticos acerca de las cuestiones sociales. “Eso coexiste con poemas narrativos que discuten las mismas cuestiones siguiendo una estrategia de crítica más tradicional”.

Al comentar respecto de la elección del tema de su investigación, Claudio Henrique Sales de Andrade concuerda con que la obra de Patativa todavía espera el reconocimiento en los grandes centros del sudeste brasileño. Aunque el interés ha aumentado significativamente. Como docente universitario, él ha visto crecer el interés por la obra de Patativa entre los estudiantes de letras, así como por otras manifestaciones literarias de la esfera de la cultura popular. Apunta también un reconocimiento del valor de su obra entre muchos estudiosos de renombre en la universidad. “Entonces, yo diría que existe resistencia y prejuicio en relación con su obra, aunque también un expresivo reconocimiento”.

Republicar