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Entrevista

Elisabeth Bik: Tras las pistas del fraude científico

La microbióloga habla de los desafíos que plantea la detección de imágenes adulteradas en los papers y de las amenazas que recibe en las redes sociales

Bik en su hogar en San Francisco (EE. UU.), en junio de 2021

Amy Osborne / AFP vía Getty Images

La microbióloga holandesa Elisabeth Bik se ha convertido en una experta en identificar indicios de errores y fraudes en artículos científicos, fundamentalmente imágenes duplicadas o manipuladas. Dice haber analizado más de 200.000 trabajos, de los cuales 5.500 tenían problemas. La investigadora escribe sobre ellos en el blog Science Integrity Digest, al que está dedicada plenamente desde 2018, cuando dejó su empleo en uBiome, una empresa de biotecnología con sede en California (EE. UU.). Simultáneamente, también dicta conferencias sobre mala conducta científica y asesora a editoriales e instituciones educativas y de investigación.

Bik se graduó en la Universidad de Utrecht y colabora asiduamente con plataformas tales como Retraction Watch, que monitorea e informa sobre retractaciones de artículos científicos (lea en Pesquisa FAPESP, edición nº 282), y PubPeer, en la cual los usuarios debaten sobre papers publicados y señalan inconsistencias. La investigadora fue una de las primeras en detectar problemas en la metodología y en los hallazgos del controvertido artículo del médico francés Didier Raoult acerca del uso del antipalúdico hidroxicloroquina y del antibiótico azitromicina para el tratamiento de las personas afectadas por el covid-19. Desde entonces, ha sido objeto de ataques en las redes sociales y de amenazas de demandas por parte de Raoult y sus colaboradores.

La científica le concedió una entrevista a Pesquisa FAPESP, realizada vía Zoom a finales de octubre. Desde su casa en la ciudad de San Francisco, habló de su carrera como investigadora, de los desafíos para detectar imágenes adulteradas en artículos científicos y del esfuerzo que supone para las editoriales combatir este y otros tipos de mala conducta científica, además de las polémicas que involucran a Raoult.

¿Cómo surgió su interés por detectar fraudes en los artículos científicos?
En 2013 asistí a un evento sobre el plagio y, al regresar a mi casa, decidí colgar extractos de un artículo mío en Google Académico (Google Scholar). Esperaba hallar similitudes con otras cosas mías antiguas, pero me topé con tramos de mi texto en un trabajo más reciente de otra persona. Supuse que sería una casualidad, pero luego encontré otra publicación con partes de artículos míos. Comencé a dedicarme a esto como un pasatiempo. Algo después encontré una tesis doctoral que incluía partes de un artículo que yo había publicado. También utilizaba la misma imagen de western blot [una prueba para detectar proteínas] en varios capítulos para ilustrar cosas distintas, y una de ellas aparecía al revés. Me puse a analizar otros artículos y me di cuenta de dos cosas: que yo tenía talento para detectar imágenes duplicadas y que este es un problema recurrente.

¿Cómo decidió dedicarse exclusivamente a esta tarea?
Llegó un momento en el que me di cuenta que podría aportarle mucho más a la ciencia trabajando con la integridad científica que con mi empleo convencional. Analizamos con mi marido nuestra situación económica y decidimos hacer la prueba durante un año. Si no funcionaba, volvería a mi empleo anterior. En definitiva, logré que funcionara.

¿Es difícil identificar fraudes con imágenes en la revisión por pares?
No siempre se trata de fraudes. Puede haber errores sin mala fe. Pero en general, noté que las revistas y los revisores no le prestan demasiada atención a eso. Están más atentos al plagio y a los errores metodológicos en los manuscritos. Por eso decidí hablar sobre estos casos en mi blog y en mis redes sociales. La idea es lograr que las personas sean más conscientes de este problema y puedan detectarlo.

¿Los casos de imágenes adulteradas o duplicadas están aumentando?
Creo que están disminuyendo, pero no tengo cifras que lo corroboren. Sé que se está controlando más y, a menudo, recibo correos electrónicos de revisores refiriendo que identificaron imágenes adulteradas. El mayor problema lo constituyen las fábricas de papers, que producen imágenes falsas y las incorporan a artículos científicos fraudulentos. Es muy difícil poder reconocerlas. Son imágenes únicas, creadas mediante inteligencia artificial. Ocurre lo mismo que con los sitios web que diseñan caras humanas inexistentes a partir de partes de rostros reales disponibles en las redes sociales o en bancos de datos. Las fábricas de papers utilizan varias imágenes reales para configurar una imagen única, y falsa. Uno advierte que algo está mal, pero no logra determinar qué es.

¿Cuál es la magnitud de este problema?
Es algo muy problemático porque involucra a organizaciones delictivas. Es algo habitual en China, debido a una exigencia del gobierno. Para poder graduarse en la carrera de medicina, los estudiantes necesitan publicar un paper. Pero no están interesados ni tienen tiempo para realizar una investigación. Entonces compran artículos falsos. Esos papers se parecen demasiado unos a otros, como si hubiesen sido redactados partiendo de un mismo modelo. Hay miles infiltrados en la literatura médica, a punto tal que este fenómeno está socavando la credibilidad y confiabilidad de los artículos producidos en China. Muchas editoriales se están negando a evaluar manuscritos elaborados por investigadores vinculados a hospitales o departamentos de medicina chinos.

Más allá de las fábricas de papers, ¿cuáles son los problemas más habituales involucrando imágenes científicas fraudulentas?
Existen tres categorías. La primera es la de las imágenes duplicadas, es decir, el uso de una misma imagen para ilustrar cosas diferentes. La segunda tiene que ver con las imágenes iguales y repetidas, pero presentadas de forma distinta, giradas o invertidas. La tercera categoría se refiere a las duplicaciones dentro de una misma imagen, o sea, cuando una misma célula, por ejemplo, aparece dos o tres veces en una misma figura.

¿Cuántos artículos lleva examinados?
Unos 200.000, de los cuales 5.500 presentaban problemas.

¿Y cuántos de ellos fueron retractados?
Según el último recuento, 624.

¿Por qué tan pocos?
Muchos están siendo evaluados y podrían ser retractados más adelante. Algunos no deben retractarse porque se trata de errores involuntarios y los autores están cooperando para solucionar el problema. En estos casos, solamente serán corregidos. De los artículos que he revisados, 509 ya han sido corregidos.

¿Los editores han planteado objeciones a la retractación de esos artículos?
Algunos simplemente están sobrecargados por la cantidad de papers sospechosos que deben analizar. He llegado a enviar correos electrónicos a editores con hasta 40 artículos problemáticos. Hay situaciones en los que el artículo en la mira es de autoría algún miembro del cuerpo editorial de la revista, o el editor es allegado al autor del artículo. En estos casos noto que el proceso se ralentiza.

¿Cómo llegan a usted los artículos sospechosos?
Suelo recibir correos electrónicos de gente que me pide que revise las imágenes de uno u otro artículo porque sospechan que tienen problemas. También me escriben para pedirme que examine trabajos de investigadores o de instituciones específicas. Cuando encuentro un artículo sospechoso, observo la lista de autores para cerciorarme si incluye el nombre de alguien que haya firmado papers problemáticos anteriores. Trato de seguir algunas pistas.

¿Es posible diferenciar un caso intencional de mala conducta de un error involuntario analizando las imágenes de un artículo?
Es difícil creer que se trata de un error inadvertido cuando uno detecta células idénticas en una misma imagen, porque no hay ninguna explicación técnica razonable para ello. Es diferente cuando se trata de imágenes duplicadas. A veces, uno lo advierte porque la leyenda al pie de imagen no coincide con lo que se muestra. Puede ser un problema de generación del archivo. Por eso, no suelo hacer acusaciones cuando informo de estos casos a los editores. Solamente les escribo diciéndoles que algo parece estar mal.

¿Utiliza algún software para analizar las imágenes adulteradas o lo hace en forma manual?
Hasta hace algunos años lo hacía todo a ojo. Ahora uso un software llamado ImageTwin que funciona bien con algunas imágenes. Puede encontrar similitudes en segundos. Pero no se puede confiar ciegamente. Este programa ha pasado por alto algunas duplicaciones bastante obvias, pero también detectó otras que jamás habría podido hallar por mi cuenta.

Los software de imágenes todavía no son tan buenos como los que se utilizan para detectar plagios, ¿verdad?
Los que identifican plagios también tiene sus limitaciones. El caso es que siempre será necesario que un ser humano evalúe los resultados que proporcionan estos programas. Hay programas que registran cuando en un artículo se emplean comillas en una cita para definir un concepto, pero si uno pone esa misma definición en bastardilla, el programa no la reconoce.

Colección personal Ejemplos de duplicaciones que Bik ha identificado en imágenes de artículos científicosColección personal

¿Las editoriales están invirtiendo en perfeccionar los programas de análisis de imágenes?
Están probando algunas opciones, pero desconozco en qué fase se halla su desarrollo. Querría tener acceso a esos programas para probarlos. He compartido mis datos con gente que decía estar trabajando en el desarrollo de estos programas con la condición de que pudiera probar el producto final, pero no he tenido respuesta.

¿Podría explicar de qué se trata la demanda que Didier Raoult dice haber entablado contra usted?
En el mes de abril, uno de sus colaboradores anunció por Twitter que Raoult había presentado una demanda contra mí. Publicó una foto de una denuncia que le habría enviado a un fiscal de Marsella, en la cual figuraba mi domicilio particular. Luego borró la publicación. Algunos periódicos se hicieron eco de ello. Por lo que supe, hasta ahora no se presentó ninguna demanda. Se trataría de un acta de denuncia policial, en la cual me acusa de acoso, chantaje y extorsión.

¿En qué se basan esas acusaciones?
Se refieren a comentarios que he hecho en PubPeer sobre sus estudios. Siempre que alguien comenta un estudio en esa plataforma, los autores reciben un correo electrónico. Yo publiqué más de 60 comentarios sobre los artículos de Raoult, en particular, refiriéndome al alusivo a la hidroxicloroquina, por lo que ha recibido más de 60 e-mails míos. Como sea, no creo que esto sea una demanda. Más bien parece una amenaza.

¿Qué problemas identificó en su estudio de 2020 sobre el uso de la hidroxicloroquina contra el covid-19?
El estudio incluía a un grupo pequeño de participantes que no estaban separados aleatoriamente en un grupo de control y otro de tratamiento. Tampoco eran del mismo hospital. Algunos no tuvieron una buena respuesta al tratamiento con la hidroxicloroquina. Uno falleció. Otros fueron derivados a UTI. El punto es que estos individuos quedaron fuera de la investigación y eso, por supuesto, influyó en los resultados. Como si todo ello fuera poco, el estudio comenzó antes de obtener la aprobación del comité de ética. Raoult envió el artículo a la revista International Journal of Antimicrobial Agents el 16 de marzo de 2020. Fue aceptado un día después y publicado online el 20 de marzo. Eso significa que la revisión por pares se hizo en tan solo 24 horas. Luego se descubrió que uno de los autores era editor de la revista que publicó el artículo.

Después de este episodio, usted comenzó a recibir ataques vía Twitter. ¿Cómo ha afectado esto a su trabajo?
No es nada agradable leer mensajes crueles sobre una en internet. Si solo fuera una persona cualquiera con pocos seguidores insultándome, no hay problema. El problema es que algunos perfiles tienen miles de seguidores. Y no son meros desconocidos. También hay académicos, como Eric Chabrière, que fue quien publicó mi dirección. Él trabaja como docente en el instituto que dirige Raoult, y publicó y compartió varios montajes con imágenes mías tras las rejas, además de entradas con frases como: “Si vienes a Europa irás presa”, o: “Voy a ir a visitarte a la cárcel”. También son recurrentes los intentos de descalificarme como científica.

¿De qué manera?
Insinúan que estoy pagada por las empresas farmacéuticas. También dicen que solo he publicado 40 artículos, mientras que Raoult tiene 3.500.

¿Le ha respondido sus comentarios en PubPeer?
No. Prefiere atacarme por YouTube, con textos en francés y amenazas judiciales.

“Hay miles de artículos falsos producidos por las fábricas de papers en China e infiltrados en la literatura médica”

¿Es habitual que los investigadores se tomen a mal sus críticas?
Es un comportamiento asociado solamente a un tipo específico de científico, abusivo, acostumbrado a hacer las cosas a su manera, que cree que siempre tiene la razón. La mayoría saben lidiar con las críticas y con sus propios errores. A nadie le agrada ver que su trabajo está siendo cuestionado, pero los investigadores con los que he tenido problemas podrían haber refutado mis conclusiones con datos o documentos. Si recurrieron a las amenazas e insultos es porque no tenían argumentos.

Muchos artículos sobre el covid-19 han sido publicados en plataformas de preprints, sin revisión por pares. ¿Hubo muchos problemas?
No creo que eso haya aumentado los casos de mala conducta. El problema principal, a mi juicio, es que muchos papers sobre el covid-19 son malos. Son artículos del tipo: “Los impactos del covid-19 en pacientes pediátricos”, o bien: “Los impactos del covid-19 en pacientes con cáncer”, con datos endebles o irrelevantes, pero que no necesariamente implican mala conducta.

Las editoriales y las universidades suelen invitarla a dictar conferencias y le solicitan consultoría. ¿Qué les ofrece?
En las conferencias hablo sobre las fábricas de papers y cómo detectar artículos falsos. Mis consultorías consisten en analizar casos de artículos sospechosos de incluir imágenes adulteradas. Cuando algún usuario de PubPeer sugiere que un trabajo puede tener problemas, la institución a la cual está vinculado el autor o las editoriales me piden que examine el caso y dirima si las sospechas son fundadas. Esas mismas instituciones también me llaman para revisar casos que aún no han tomado estado público.

¿Qué puede hacer la comunidad científica para reducir los casos de mala conducta?
Creo que hay que controlar mejor lo que ocurre en los laboratorios. Hay muchos que aún son dirigidos por investigadores abusivos que se aprovechan de su posición para acosar, insultar o amenazar a sus subordinados. A menudo sucede que los jóvenes científicos incurren en mala conducta para poder satisfacer las demandas de sus superiores y conservar sus empleos. Creo que las instituciones deben prestarles más atención a los investigadores jóvenes.

¿Cree que su trabajo podría convertirse en una especialidad en el futuro?
Así es. Algunas editoriales están contratando gente para examinar papers sospechosos de tener problemas con imágenes y para coordinar procesos de control de calidad. También he visto que hay universidades interesadas en contratar a profesionales de este tipo para analizar los artículos de sus investigadores antes de que los mismos sean sometidos a una revisión.

He visto que usa su Twitter para enseñarle a la gente a detectar imágenes duplicadas.
Estoy entrenando en secreto a mis seguidores.

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