Cada año debe actualizarse la fórmula de la vacuna contra el virus de la influenza, la gripe. El mismo sufre mutaciones y genera linajes contra los cuales los humanos no poseen anticuerpos. En su posdoctorado en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), en Estados Unidos, el experto en evolución molecular Ricardo Durães de Carvalho, investigador visitante de la Fundación Oswaldo Cruz en Pernambuco, desglosó con la ayuda de supercomputadoras el material genético de más de 100 mil muestras de los subtipos A y del tipo B del virus aislados desde 1918 para estudiar cómo variaba la estructura de la proteína hemaglutinina, que le permite al virus adherirse a las células de las vías respiratorias y de la neuraminidasa, que colabora para que salga de una célula e invada a otra. Durães de Carvalho verificó que hay segmentos preservados de esas proteínas en todas las cepas del virus (Molecular Phylogenetics and Evolution, edición de abril). La ausencia de alteraciones convierte a esos tramos en candidatos para el desarrollo de una vacuna contra todas las variantes de la influenza.
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