El tema de los cambios climáticos forma parte de la agenda de los principales países del mundo desde hace al menos dos décadas. Aunque casi siempre como un asunto meramente protocolar que puede ser aplazado, pospuesto para decidir más adelante, en un futuro. El siglo XXI trajo consigo un sentido mayor de urgencia, heredado de la cumbre de Kyoto (Japón) en 1997, cuando se establecieron plazos para la disminución de la emisión de los gases contaminantes que provocan el efecto invernadero. El hecho es que las soluciones para las cuestiones que atañen al tema van más allá de las tentativas de contaminar menos el medio ambiente. Es de relevancia un mayor estudio del clima global y sus interacciones aún poco comprendidas, y no olvidarse del aspecto humano en todas las acciones que se planifiquen. Es mejor comprender previamente lo que está aconteciendo para evitar actuar a ciegas.
Como corresponde a la naturaleza de la FAPESP, la institución no se olvidó de este tema. Hacia fines de agosto lanzó el Programa FAPESP de Investigación sobre Cambios Climáticos Globales, con el objetivo de ampliar los conocimientos al respecto y promover la producción de más estudios en los que Brasil tiene intereses específicos. El programa no se hallará restringido a una o dos áreas de investigación, como climatología u oceanografía. Científicos de ciencias físicas y naturales, como así también de las ciencias sociales, trabajarán en la articulación de estudios básicos y aplicados acerca de las causas que originan los cambios climáticos y sus impactos a escala mundial. Serán al menos diez años de estudios financiados por la Fundación, en parte, y también por el Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq). Hasta ahora, este es el mayor esfuerzo multidisciplinario realizado en el país para colaborar en la comprensión de lo que sucede con el clima. El editor de política científica y tecnológica, Fabrício Marques, explica cómo se planificó el programa paulista en el estado (página 16). Y dos artículos elaborados por el editor especial Carlos Fioravanti muestran de qué manera el problema afecta en varias zonas del mundo y cuáles son las soluciones imaginadas hasta aquí para atenuarlo (páginas 24 y 28).
Pasamos de las cuestiones globales a las locales. La leishmaniasis visceral, una enfermedad anteriormente circunscrita a las áreas rurales de Brasil, está apareciendo en las grandes ciudades. Para los científicos que investigan esa infección provocada por un protozoario, es sólo cuestión de tiempo para que ella se instale en centros urbanos como São Paulo y Río de Janeiro. La destrucción de las selvas, el ambiente natural del parásito, presente en zorros del monte y zorros dientes pequeños, llevó la enfermedad hacia las cercanías de las metrópolis urbanas. El editor de ciencia, Ricardo Zorzetto, nos cuenta de qué modo investigadores de São Paulo, Río de Janeiro, Belo Horizonte y Teresina trabajan en la elaboración de test, vacunas y collares para perros en un intento por evitar la epidemia anunciada y las probables muertes que pudieran ocurrir, en el caso de que nada se haga (página 46).
La bioingeniería, por su parte, está ayudando a salvar vidas en el Hospital de Clínicas (HC) y en el Instituto del Corazón (InCor), informa la editora asistente de tecnología, Dinorah Ereno (página 68). Un tomógrafo nuevo, en plena fase de desarrollo por parte de científicos, médicos e ingenieros, permite controlar el flujo de aire exacto en los pulmones de pacientes en las Unidades de Terapia Intensiva (UTI’s), sin causar lesiones innecesarias. El equipamiento se originó en un prototipo inglés, pero evolucionó y hoy en día es considerado el más desarrollado hasta ahora. Una empresa privada trabaja con los investigadores en el desarrollo de la máquina con buenas perspectivas para el futuro, ya que si el tomógrafo fuera vendido comercialmente, como se espera, una parte del dinero sería reinvertida en otras investigaciones en el HC y en el InCor.
Finalmente, Pesquisa FAPESP recuerda el centenario de la inmigración japonesa contando cuál es la contribución de los nikkeis (descendientes nacidos fuera de Japón) a la ciencia y la tecnología en Brasil. El editor de humanidades, Carlos Haag, investigó en registros históricos y recuperó algunas de las más significativa colaboraciones en las áreas de física, agricultura, medicina e ingeniería (página 86). El legado de los inmigrantes de la Tierra del Sol Naciente va mucho más allá de la tan mentada cocina japonesa.
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