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INDICADORES

Estudios brasileños sirven de referencia para la elaboración de políticas públicas en diversos países

Una investigación pone en evidencia la influencia de las publicaciones a cargo de científicos del estado de São Paulo

La ciencia producida en Brasil, principalmente en temas tales como el cambio climático, la Amazonia y los biocombustibles, a menudo es mencionada en informes y documentos que proponen o analizan políticas públicas en diversos países, entre ellos Estados Unidos, el Reino Unido o Alemania. Según un estudio realizado en la base de datos Overton, un banco internacional de información sobre políticas públicas e investigaciones asociadas a éstas, un total de 25.391 trabajos firmados por autores vinculados a instituciones científicas del estado de São Paulo fueron citados en 33.398 documentos publicados en 123 países entre 2013 y 2022. Las fuentes de estos documentos fueron 1.017 organismos públicos e intergubernamentales, a los que se también se añaden think tanks, centros de investigación que reúnen a expertos para reflexionar sobre temas relevantes.

“Estamos interesados en analizar los beneficios generados por la investigación científica paulista que trasciende el ambiente académico y esta base de datos deja en evidencia su influencia en la formulación de políticas públicas que aportan beneficios a la sociedad”, explica la agrónoma Connie McManus, gerente de Relaciones Internacionales de la FAPESP, quien llevó a cabo el estudio en colaboración con el inmunólogo Niels Olsen Câmara, investigador de la Universidad de São Paulo (USP) y asesor de la Dirección Científica de la Fundación. “La conclusión indica que la investigación paulista tiene una influencia significativa en las políticas públicas que se adoptan en Brasil y varios otros lugares del mundo”.

Entre las instituciones intergubernamentales que más citan a las investigaciones paulistas, se destacan la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Comisión Europea, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Banco Mundial. Un dato peculiar es que de la lista de las 25 fuentes que más han mencionado los estudios brasileños, 23 son extranjeras y solo 2 son del propio país: el gobierno federal y el Instituto de Investigación Económica Aplicada (Ipea), una fundación vinculada al Ministerio de Planificación conocida por producir estudios sobre programas gubernamentales. “El Ipea es un think tank cuya misión es precisamente la divulgación del conocimiento para mejorar las políticas públicas. Nuestra producción tiene una gran afinidad con esta base de datos”, dice la economista Fernanda De Negri, coordinadora del Centro de Investigaciones en Ciencia, Tecnología y Sociedad del Ipea.

Entre los lugares cuyas instituciones más mencionaron las investigaciones realizadas en el estado de São Paulo en documentos vinculados a políticas públicas, Brasil figura detrás de Estados Unidos, la Unión Europea, el Reino Unido, Alemania, Canadá y Francia. A juicio de McManus, es posible que los organismos gubernamentales brasileños no basen sus políticas públicas en estudios científicos con el mismo empeño que las organizaciones de otros países. “Tal vez nuestros investigadores deberían hacer un esfuerzo mayor para divulgar sus resultados en un lenguaje que llegue a los responsables de la toma de decisiones”, sugiere.

Alexandre Affonso / Revista Pesquisa FAPESP

La investigación también revela cuáles son los temas de investigación brasileños que encuentran mayor eco en los documentos extranjeros. En el área de ingeniería y tecnología, los temas que se destacan son los biocombustibles y la emisión de gases de efecto invernadero. En tanto, en las ciencias naturales y sociales, la Amazonia es un tema recurrente. En las ciencias médicas, sobresalen los estudios sobre las enfermedades tropicales y el daño que causan los alimentos ultraprocesados, mientras que en la agricultura, las investigaciones sobre las tilapias, los cítricos, los eucaliptos y la genética de plagas como la Xylella fastidiosa han sido mencionadas con frecuencia. El estudio también revela los nombres de los investigadores paulistas más citados en los documentos internacionales. El primero de la lista, con 137 documentos citados, es Paulo Artaxo, del Instituto de Física de la USP, una referencia en los estudios sobre los aerosoles y conocido por su labor en el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC). “La ciencia brasileña es tomada muy en serio en los informes internacionales y hay temas de investigación en los que desempeñamos el rol de líderes mundiales”, dice Artaxo, quien destaca el trabajo de los científicos brasileños en los estudios sobre el cambio climático. “Brasil es el segundo país, detrás de Estados Unidos, en cuanto al número de investigadores implicados en los informes del IPCC”.

Varios nombres de la lista figuran en prestigiosas clasificaciones académicas, como la lista de los investigadores altamente citados que elabora anualmente la empresa Clarivate Analytics. Es el caso de Carlos Augusto Monteiro, de la Facultad de Salud Pública de la USP, pionero en los estudios sobre los alimentos ultraprocesados (véase la entrevista), con 130 documentos citados; Pedro Henrique Brancalion, experto en restauración de selvas tropicales de la Escuela Superior de Agricultura Luiz de Queiroz (Esalq), de la USP, con 82, o el psiquiatra André Brunoni, de la Facultad de Medicina de la USP, coordinador de estudios sobre la depresión, con 70 (lea en Pesquisa FAPESP, edición nº 310).

McMannus y Olsen Câmara también recopilaron datos del desempeño de todo Brasil en la base de datos Overton y los resultados coinciden con los de São Paulo en cuanto a las instituciones y países de origen de las citas y el perfil de las áreas más influyentes. “Esto no es sorprendente, porque en los últimos años los investigadores de São Paulo han sido responsables de más del 40 % de la producción brasileña”, dice McManus. Los estudios realizados en colaboraciones internacionales exhibieron un 71 % más de probabilidades de ser citados en los informes.

La socióloga Ana Cláudia Niedhardt Capella, experta en políticas públicas e investigadora de la Universidade Estadual Paulista (Unesp), campus de Araraquara, dice que en los últimos años, la producción de conocimiento en el país se ha orientado a la búsqueda de soluciones para problemas complejos de la sociedad, desde las desigualdades hasta los retos relacionados con la violencia, el acceso a la salud y la educación. En parte, ha habido un aumento de la capacidad académica, y por otro lado, las prácticas gubernamentales han empezado a valorar las políticas públicas y la búsqueda de una mayor eficiencia en sus inversiones.

“Es una gran noticia saber que la investigación brasileña en políticas públicas se ha convertido en una referencia a nivel internacional, pero aún queda un largo camino por recorrer”, dice Capella. “Necesitamos profundizar todavía más las conexiones entre investigadores y administradores, para que el conocimiento producido sea más tenido en cuenta y pueda respaldar la producción de políticas públicas en Brasil y para que las propias investigaciones estén cada vez más cerca de los problemas públicos que motivan las acciones gubernamentales”.

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