La Copa Mundial de Fútbol de 2014 fue vista como una oportunidad única por emprendedores de todo Brasil interesados en vender sus productos en los estadios del torneo. Para la psicóloga Vânia Maria Jorge Nassif, del Núcleo de Estudios de Gestión del Deporte y Emprendimientos de la Universidade Nove de Julho (Uninove), en São Paulo, dicha oportunidad tuvo que ver con otro orden de cosas: investigar las motivaciones y los proyectos de esos pequeños empresarios durante el campeonato principal del calendario futbolístico.
En las 24 entrevistas con estos comerciantes, seleccionadas por recomendación de profesores de universidades locales y publicadas en el libro electrónico Negócios empreendedores: Ameaças e superações no entorno das arenas esportivas [Empresas emprendedoras: amenazas y superación en el ámbito de los estadios deportivos] (Pixel, 2016), a Jorge Nassif y sus colaboradores les llamó la atención una respuesta que se reiteraba. “Todos, sin excepción, manifestaban una profunda sensación de hallarse bajo amenaza”, recuerda. Lo que más temían era perder sus emprendimientos, por innumerables razones: desde las condiciones macroeconómicas del país hasta una catástrofe natural. Uno de los entrevistados dijo haber perdido la concesión de un espacio público debido a la corrupción.
“Lo que era evidente era el carácter afectivo-emotivo de las preocupaciones”, comenta Jorge Nassif. La investigadora notó que, entre las mujeres, la sensación de amenaza no solo era más acentuada, sino que también había peligros específicamente relacionados con el género. Entonces procedió a elaborar una tipología de las amenazas, centrándose en las mujeres, con miras a entender cómo las emprendedoras sienten que su negocio está en riesgo y qué comportamientos desarrollan para superar las amenazas.
Lo que diferencia al concepto de amenaza de otras nociones emparentadas, tales como “retos”, “barreras” u “obstáculos”, subraya la profesora de la Uninove, reside en que pone el énfasis en los aspectos emotivos del emprender, que van más allá de la racionalidad. “La emotividad y la cognición son indisociables. Uno no puede sentir sin pensar ni pensar sin sentir. Pero la investigación científica deja poco espacio a las cuestiones de índole emocional, que tampoco son muy tenidas en cuenta por las empresas”, dice.
En la literatura internacional, el tema de las emociones ha cobrado impulso en la última década, según el estudio intitulado “Emotion in the area of entrepeneurship: An analysis of research hotspots”, publicado en la revista Frontiers in Psychology. Entre 1995 y 2010 se identificaron 2,27 artículos por año que trataban sobre las emociones en los emprendimientos. La cifra se disparó a 14,7 entre 2011 y 2016. En 2017 y 2018, fueron 44; en 2019, 66, y solo en 2020, 103. Según el análisis de uno de los autores, el economista Xingqun Lv, de la Universidad Heilongjiang, en Harbin (China), este aumento refleja la comprobación de que los emprendedores exitosos suelen atribuir sus resultados positivos a su implicación emocional con la empresa.
Según el administrador Tales Andreassi, vicedirector de la Escuela de Administración de Empresas de la Fundación Getulio Vargas de São Paulo (Eaesp-FGV), si bien se trata de un movimiento en ascenso, no puede decirse que la emotividad en los emprendimientos sea un tema consolidado. “Durante largo tiempo, los estudios sobre emprendimientos han dejado de lado esta cuestión para centrarse en los aspectos técnicos: planes de negocios, planificación, relaciones de causa y efecto. Pero últimamente, se ha advertido que también deben tenerse en cuenta otros aspectos, y es ahí donde empieza a tallar la cuestión afectiva o emocional”, explica.
Uno de los propósitos de los estudios de los emprendimientos femeninos consiste en explicar la disparidad de ingresos entre varones y mujeres
Jorge Nassif distinguió cuatro tipos de amenazas que enfrentan las emprendedoras. La más genérica, que también afecta a los varones, es la delas “amenazas del negocio”. Estas se dividen en “riesgo Brasil”, “amenazas del sector” y “amenazas de gestión” e incluyen problemas que van desde los cambios en la legislación, crisis financieras y variaciones del tipo de cambio hasta la relación con la burocracia y la informalidad, pasando por el acceso al financiamiento, los problemas relacionados con los recursos humanos y los incumplimientos. Los tipos de amenazas vinculadas al género son las del patriarcado (acoso, machismo, prejuicios), las afectivas (inseguridad en relación con la capacidad, ambientes sociales hostiles) y el conflicto de roles, que incluye las cuestiones referentes al matrimonio (hijos, maridos) y la sobrecarga laboral (la doble jornada de aquellas que se ocupan del hogar y de la empresa, y los prejuicios relacionados con la edad).
Una vez establecida la tipología, hubo que crear una escala para cuantificarla, relata Jorge Nassif. Con ayuda de la Red de Mujeres Emprendedoras y de la Red Mujeres de Brasil, se envió un cuestionario a 1.200 emprendedoras de todo el país. Se invitó a las mujeres a evaluar los prejuicios que padecen, su vínculo familiar, el ambiente de negocios y las condiciones laborales. Una selección de los relatos salió publicada en el libro electrónico Mulheres transformadoras. Empreendedoras e seus negócios [Mujeres transformadoras. Las empresarias y sus negocios] (ECO, 2018). “Las respuestas difieren bastante según la región. Lo que manifiestan las mujeres de São Paulo no es lo mismo que las del sur o el centro-oeste de Brasil, por ejemplo. Pero hay una respuesta unánime que tiene que ver con el patriarcado: todas han pasado por situaciones de acoso”, dice Jorge Nassif.
Aunque hoy en día las mujeres inauguran nuevas empresas a la par de los varones, según el estudio Empreendedorismo feminino no Brasil en 2022 [Emprendimientos femeninos en Brasil en 2022], de Sebrae, ellas todavía son minoría: son 10.344.858 mujeres ante 19.690.601 varones. Las ganancias promedio también presentan una gran desigualdad: en septiembre del año pasado, las utilidades masculinas eran de 2.737 reales mientras que las femeninas eran de 2.360 reales. La explicación de esta discrepancia es una de las tareas de los estudios de los emprendimientos femeninos, un campo de investigación en franca expansión en Brasil. En 2016, la investigadora Jane Mendes Ferreira, del Sector de Ciencias Sociales Aplicadas de la Universidad Federal de Paraná (UFPR), llevó a cabo un estudio de las publicaciones académicas en el país dedicadas al tema entre 2000 y 2015 y encontró 56 artículos de diversa naturaleza. Los autores notaron que las publicaciones tienden a expandirse: entre 2000 y 2005 hubo 9 artículos (el 16,1 % del total), pero entre 2011 y 2015 salieron 31, es decir, el 55,3 %.
Mendes Ferreira sostiene que una actualización del estudio revelaría que la expansión sigue acelerándose. “Aunque todavía no es un grupo grande de investigadores, cada vez hay más interés por el estudio de los emprendimientos femeninos. Los congresos siempre cuentan con sesiones dedicadas al tema y constantemente se publican artículos”, dice. “Este grupo trabaja para promover y mejorar el emprendimiento femenino, incluso en colaboración con instituciones públicas y privadas”, añade.
En estas dos décadas, los estudios han documentado las barreras a las que se enfrentan las emprendedoras. En la literatura, ellas se dividen en tres categorías: individuales (vinculadas a cuestiones psicológicas y familiares), organizacionales (el funcionamiento de la empresa) y ambientales (leyes y normativas). En el plano individual, la necesidad de conciliar la vida familiar con la profesional, por ejemplo, se evidencia de manera más acentuada entre las mujeres que entre los varones. Cuando se los encara desde una perspectiva afectivo-emocional, estos problemas despuntan como amenazas. Incluso algunas amenazas más genéricas tienen mayor incidencia sobre las mujeres, especifica Jorge Nassif. Es el caso del acceso a la financiación: las entrevistadas se quejan de que el mero hecho de ser mujeres reduce las probabilidades de obtener la aprobación de un crédito bancario. La investigadora añade que este obstáculo podría sortearse mediante el diseño de políticas públicas centradas en las mujeres. “Estamos muy atrasados en este aspecto. Las políticas destinadas a las emprendedoras son exiguas”, lamenta.
Jorge Nassif ha estudiado la manera en que las emprendedoras responden a las amenazas, y ha llamado a esas respuestas “comportamientos de superación”. Las entrevistadas manifestaron reiteradamente su preocupación por aprender a reaccionar ante las situaciones de presión y por buscar salidas dialogadas a los conflictos, además de buscar apoyo en las redes de contactos. La investigadora descubrió una correlación entre los tipos de amenazas y los comportamientos de superación. Un ejemplo de ello es recurrir al apoyo de familiares y amigos de sexo masculino cuando es necesaria la interlocución con varones, ya sean proveedores, clientes o financiadores. “Cuando ellas venden un producto, le piden a un hermano o al marido que las acompañe en las negociaciones. La simple presencia de un varón modifica la actitud del interlocutor. La emprendedora también se siente fortalecida en medio de un ambiente hostil. Muchas hacen referencia al ‘vigor’ de los varones, lo que condujo a mi equipo a expresarse en términos de una ‘red de vigor masculino’”, dice.
Janaína Vieira
El costado afectivo de los emprendimientos constituye un campo de investigación con muchas vías aún por explorarse. “El emprendedor está todo el tiempo eligiendo, porque el mundo empresarial está compuesto por decisiones. Pero la toma de decisiones no es una actitud completamente racional, como nos gustaría pensar. Está profundamente vinculada a la memoria y a las emociones: nuestras memorias más vivas están marcadas por las emociones”, dice Mendes Ferreira. Según la investigadora, perder la capacidad de emocionarse es perder la capacidad de decidir. “Si una persona sufre una lesión en la región del cerebro en la que residen las emociones, podría elaborar una lista con las ventajas y desventajas de cualquier elección, y aun así seguiría indecisa. El estudio de las emociones es imprescindible para entender las decisiones de negocios”.
Andreassi añade que aún son pocos los estudios de emprendimientos que abordan las cuestiones emocionales, pero el tema aparece en la effectuation theory, desarrollada por Saras Sarasvathy, de la Universidad de Virginia, en Estados Unidos. “Esta sostiene que, cuando se inicia un negocio en terreno desconocido, no basta con hacer planes y previsiones. Es más importante contactarse con la gente y sumar colaboradores al emprendimiento, manteniéndose siempre abierto a explorar las contingencias que afectarán al negocio. En este contexto, la carga afectiva se destaca por sobre la técnica racional”, dice.
Mendes Ferreira estudia el aspecto afectivo-emocional de la actuación de las emprendedoras brasileñas a través del prisma de la subjetividad, es decir, la forma en que se ven a sí mismas y piensan sobre su actividad empresarial, a partir de la teoría de la subjetividad del psicólogo cubano Fernando González Rey (1949-2019). Su proyecto actual indaga en el potencial de los emprendimientos femeninos para superar la violencia doméstica, en colaboración con Victor Rodrigo Amaral, capitán de la Policía Militar del estado de Paraná, quien realiza una maestría en el posgrado en Gestión de Organizaciones, Liderazgo y Toma de Decisiones. El proyecto consiste en montar un programa de educación a distancia que les permita a las víctimas iniciar emprendimientos y, así, superar la inseguridad que les generan las agresiones cotidianas.
La idea surgió a partir del estupor del estudiante al comprobar que el 7,5 % de todas las llamadas recibidas por el teléfono de emergencias de la corporación policial se relacionaba con ataques sufridos por mujeres de parte de sus maridos, un índice casi tres veces superior a la media brasileña, según informa el Foro Brasileño de Seguridad Pública (FBSP). Amaral señaló que, en 2020, las 18.630 llamadas (el 9,1 %) en el Área Metropolitana de Curitiba y en el litoral del estado de Paraná sitúan a la violencia doméstica como la segunda mayor incidencia, atrás de la alteración del sosiego. “Solo el 19 % de esas llamadas quedó caracterizado finalmente como correspondiente a casos de violencia doméstica. Una vez que la policía arriba al lugar, la situación se encuadra en sucesos de otra naturaleza, o bien no se constata la comisión de un delito”, informa Amaral.
“Cuando se les pregunta por qué no abandonan a sus cónyuges, las víctimas responden que no podrían mantenerse por sí solas. Al preguntarles por qué no trabajan por su cuenta, dicen estar convencidas de que no son capaces. Lo que subyace tras esta respuesta no es precisamente la falta de calificación, sino la pérdida de confianza en sus propias capacidades, cuyo origen está ligado a los abusos”, dice Mendes Ferreira. “La violencia física es solo una parte de la violencia doméstica. Estas mujeres son sometidas a un maltrato psicológico que afecta lo que creen de sí mismas y lo que piensan que son capaces de hacer. Así es como se constituye su subjetividad. Ese temor y esa certeza les impiden liberarse”.
Además de una fuente de ingresos, la expectativa que conlleva la creación del programa de educación a distancia radica en que la apertura de un emprendimiento propio transforme la mirada que las mujeres agredidas tienen de sí mismas. “La subjetividad humana tiene una gran plasticidad. Es posible romper el ciclo de humillación y hacer que se vean como personas capaces, comprendiendo que pueden mantenerse con su propio trabajo”, dice la docente de la UFPR.
Según Jorge Nassif, la finalidad práctica también es un componente de la tipología de las amenazas. “Nuestro objetivo es llevar la metodología, con la escala de amenazas, a los programas de formación de emprendedores. Si bien la escala se centra en las mujeres, hemos desarrollado una versión que también recoge las amenazas que experimentan los varones”, dice. Simultáneamente, la tipología y la cuantificación de las amenazas también tienen por objetivo influir en las políticas públicas centradas en la mujer, que la investigadora considera insuficientes. “Si tenemos un Ministerio de las Mujeres, es imprescindible que haya políticas tedientes a promover los emprendimientos femeninos”, argumenta Jorge Nassif.
Proyecto
La influencia de las amenazas de género y del comportamiento de superación en la satisfacción laboral y en la familia de las emprendedoras (no 19/10009-1); Modalidad Ayuda de Investigación – Regular; Investigadora responsable Vânia Maria Jorge Nassif (Uninove); Inversión R$ 67.823,34.
Artículos científicos
ALY, M. et al. Emotional skills for entrepreneurial success: The promise of entrepreneurship education and policy. The Journal of Technology Transfer. n. 46. 2021.
BANDEIRA, L. L. et al. As dificuldades de percurso das mulheres empreendedoras. Revista de Gestão e Secretariado. v. 12, n. 3. 2021.
BUARIDE, A. et al. Barreiras ao empreendedorismo por mulheres. Revista de Empreendedorismo e Gestão de Micro e Pequenas Empresas. v.7, n. 1. 2022.
CAMARGO, R. A. M. M. et al. Mulheres empreendedoras no Brasil: Quais os seus medos? Revista Brasileira de Gestão de Negócios, v. 2, n. 20 2020.
LU, X. et al. Emotion in the area of entrepreneurship: An analysis of research hotspots. Frontiers in Psychology. v. 13. 2022.
NASSIF, V. et al. Influência das ameaças de gênero e comportamento de superação na satisfação de empreendedoras. Future Studies Research Journal: Trends and Strategies, v. 12, n. 3. 2020.
Libros
NASSIF, V. M. J. Mulheres transformadoras: Empreendedoras e seus negócios. São Paulo: ECO Editorial, 2018.
MAFRA, E. et al. (org.). Comportamento empreendedor. Florianópolis: Pandion, 2021.