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BUENAS PRÁCTICAS

Estudiosos llegan a conclusiones diferentes sobre la dimensión de la fabricación de datos

¿Qué porcentaje de la producción científica mundial contiene datos fabricados o manipulados? El especialista en integridad científica James Heathers, investigador de la Universidad Linneo, en Växjö (Suecia), evaluó y comparó doce estudios diferentes que examinaron una muestra de más de 75.000 artículos científicos de áreas tales como ciencias sociales, medicina y biología, de lo que concluyó que uno de cada siete trabajos publicados puede ser al menos parcialmente falso. Según él, los estudios analizados utilizaron herramientas en línea para estimar el número de artículos con algún tipo de falsificación y el porcentaje hallado fue convergente, apuntando a alrededor de un 14 % del total publicado. “Hay similitudes consistentes entre los distintos resultados”, dijo Heathers al sitio web Retraction Watch. Su estimación se publicó en un artículo depositado en el repositorio de preprints Open Science Framework y aún no ha sido evaluada por otros investigadores.

Heathers dice que decidió llevar a cabo el estudio al cuestionarse un dato que suele mencionarse en los estudios sobre la mala conducta, según el cual, el 2 % de los científicos admite haber falsificado, inventado o alterado datos de investigación al menos una vez en su carrera. “El problema radica en que esta información está desactualizada”, dijo el investigador, al observar que se basa en un estudio de 2009 que evaluó datos recogidos en 2005. En concreto, los datos de su estudio no pueden compararse con los de 2009, porque mientras que el trabajo de Heathers analizó artículos que empleaban herramientas online para identificar problemas de cualquier naturaleza en los trabajos investigados, el estudio anterior analizó artículos que extrajeron conclusiones a partir de preguntas formuladas a los autores y se centró en los problemas que distorsionan el conocimiento científico, como la falsificación de datos, dejando de lado otras cuestiones éticamente reprobables como el plagio, que no adulteran los resultados.

Daniele Fanelli, investigador de la Universidad de Heriot-Watt, en Edimburgo (Escocia), y autor del estudio de 2009, no concuerda con la metodología adoptada por Heathers. Según él, no es correcto mezclar problemas de diferente gravedad: adulteraciones que no comprometen las conclusiones con trabajos totalmente fraudulentos. La epidemióloga Gowri Gopalakrishna, de la Universidad de Maastricht, en Países Bajos, sostiene que el estudio de Heathers simplifica una realidad compleja al agrupar artículos de campos del conocimiento en los que la incidencia de la fabricación y falsificación de datos es diferente. “Si la intención fue hacer un llamado de atención al gobierno para señalar la magnitud del problema, puede que funcione, pero creo que sería importante realizar un análisis más profundo”, dijo la investigadora, que obtuvo un resultado diferente a los de Heathers y Fanelli. En un estudio realizado en 2021, constató que el 8 % de una muestra de 7.000 científicos de los Países Bajos confesó haber falsificado o fabricado datos al menos una vez entre 2017 y 2020.

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