Tres investigadores que controlaron cambios genéticos y procesos selectivos en laboratorio para producir enzimas y anticuerpos de interés para la humanidad compartieron el Premio Nobel de Química. El ingeniero químico estadounidense Frances H. Arnold, de 62 años, del Instituto de Tecnología de California (Caltech), obtuvo la mitad del premio por realizar los primeros experimentos en técnicas evolutivas tendientes a obtener catalizadores, proteínas que aceleran las reacciones químicas. Los catalizadores generados a partir del refinamiento de este enfoque se emplean en la producción de diversos compuestos, desde biocombustibles hasta nuevos medicamentos. La otra mitad se dividió entre dos bioquímicos: George P. Smith, de 77 años, de la Universidad de Misuri en Estados Unidos, y Gregory P. Winter, de 67 años, de la Universidad de Cambridge, en el Reino Unido. Unidos En 1985, Smith desarrolló un método llamado visualización de fagos, que utiliza un virus (bacteriófago) que ataca a las bacterias para crear fragmentos de proteínas que pueden interactuar con proteínas específicas. Winter refinó el enfoque para generar anticuerpos con fines terapéuticos. En 2002, el primer anticuerpo producido mediante este método, adalimumab, fue aprobado para tratar la artritis reumatoide, la psoriasis y enfermedades inflamatorias intestinales.
A principios de octubre, la Fundación Nobel anunció a los ganadores de los premios de física, química, economía, medicina o fisiología y paz. La Real Academia Sueca de Ciencias selecciona a los galardonados en las primeras tres categorías. El Instituto Karolinska elige a los ganadores en medicina o fisiología y el Comité Noruego del Nobel, a aquellos por la paz. Una cuarta institución, la Academia Sueca, define al ganador del premio en literatura, que, debido a una crisis en la entidad, solo se conocerá en 2019, cuando debería haber dobles premios.
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