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LITERATURA

Historias sin fin

Signadas por su carácter inconcluso, las primeras traducciones occidentales del libro Las mil y una noches ponen de relieve el esfuerzo por transformarlo en un documento

Ilustración de 1892 del alemán Ferdinand Keller (1842-1922) que muestra a Scheherezade con el sultán Shahriar

Wikimedia Commons

Las disputas acerca de la autenticidad de los relatos, las críticas a la supresión de pasajes y los debates sobre el impacto de la realidad en las narraciones han signado la historia del libro Las mil y una noches, cuyos manuscritos se remontan al siglo IX. Una obra publicada recientemente por Mariza Werneck, docente de antropología y literatura de la Pontificia Universidad Católica de São Paulo (PUC-SP), refleja un estudio iniciado en la década de 1980 que aborda los meandros de esa trayectoria, con énfasis en las traducciones de autores europeos a partir del siglo XVIII. Fruto de otro proyecto iniciado hace más de 20 años, Mamede Mustafa Jarouche, investigador de la Universidad de São Paulo (USP), completó en 2021 el quinto tomo de su traducción de Las mil y una noches directamente del árabe al portugués. Su obra arroja luz sobre las narraciones más tardías, que parecen haber sido escritas para rivalizar con el libro milenario, pero acabaron siendo incorporadas a este. Lo que ambos esfuerzos tienen en común es que ponen de manifiesto que, a lo largo de los siglos, la historia del libro se confunde con las propias narraciones que reúne.

Las mil y una noches, una obra sin una autoría definida, cuyos orígenes se encuentran en las tradiciones orales populares persas y árabes, parte de un relato marco sobre la historia del sultán Shahriar. Tras descubrir que su esposa lo engaña con un esclavizado en medio de una orgía, decide desposar cada noche a una joven diferente para luego asesinarla al amanecer. Cierto día, Scheherezade, la hija del gran visir, se ofrece a casarse con él la noche siguiente con el propósito de poner fin al ciclo de venganza. Al contarle historias que cautivan al sultán, posterga su muerte indefinidamente. Los registros históricos apuntan la existencia, durante el gobierno de la dinastía sasánida en Persia (del siglo III al siglo VII d. C.), de una obra llamada Hazar afsan (Mil fábulas), que al día de hoy se ha perdido. Esa obra incluía un prólogo similar al de Las mil y una noches, pero no se sabe nada acerca de los relatos que contenía.

Wikimedia CommonsLitografía del ruso Ivan Yakovlevich Bilibin (1876-1942) alusiva al cuento de Aladino y la lámpara maravillosaWikimedia Commons

“Desde el siglo IX circulan manuscritos en árabe de una obra llamada Mil noches, o Mil y una noches. A pesar del título, los documentos no contaban con esa cantidad de noches”, comenta Jarouche, de la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias Humanas (FFLCH) de la USP. Según sostiene, el uso del título Mil, o Mil y una, es una forma de remitirse a la idea de relatos que se replican hasta el infinito. “Con el paso de los años, escribas, recopiladores y traductores recogieron, inventaron y reunieron nuevas narraciones hasta llegar, en efecto, a las mil y una noches”, relata. A principios del siglo XVIII, el libro se tradujo en francés y, a continuación, al inglés y al alemán. En una segunda instancia, al ruso, al italiano y al español. Posteriormente, los relatos fueron traducidos en muchos otros idiomas.

La profesora Werneck, interesada en comprender la historia del libro y sus traducciones, ha analizado versiones de la obra en francés y en inglés. Los hallazgos de sus estudios fueron publicados en O livro das noites: Memória-escritura-melancolia (Educ, 2021). “La historia del libro ha estado signada por las relaciones belicosas entre sus traductores”, escribe en uno de los capítulos de su obra. Responsable de la introducción de los relatos de las Noches en Occidente, el orientalista Antoine Galland (1646-1715) tradujo los cuentos del árabe al francés entre 1704 y 717, en el contexto de la corte del rey Luis XIV (1638-1715). “La obra de Galland, divulgada a causa del interés de la sociedad europea por leer relatos de viajes a lugares exóticos, fue considerada más bien una adaptación que una traducción, considerando que en la misma suprimió los poemas, porque los consideraba oscuros, las extensas enumeraciones empleadas para describir a los personajes y el paisaje, porque los encontraba excesivos, además de expurgar todo el contenido erótico, al que consideraba obsceno”, comenta Werneck.

Wikimedia CommonsIlustraciones presentes en la versión de Las mil y una noches del francés Antoine Galland (1646-1715), publicada en 1785Wikimedia Commons

Galland también incorporó los relatos que escuchó de Hanna, un criado procedente de Alepo, una ciudad situada en territorio actual de Siria. Al respecto de esos cuentos, Jarouche explica que Hanna es quien le habría relatado a Galland las historias de Alí Babá, Aladino y Simbad, que están entre las más famosas de Las mil y una noches.
Otra traducción en francés estudiada por Werneck fue la del médico y poeta Joseph Charles Mardrus (1868-1949), editada entre 1898 y 1904. Esta versión se caracteriza por su “obsesión por la integridad y literalidad, y por la pretensión de aniquilar a Galland, cargando las tintas sobre todo aquello que se refiere a las tentaciones de la carne”, escribe la investigadora en su estudio.

Las traducciones en inglés fueron las primeras que llamaron la atención de los orientalistas sobre el posible origen persa de algunos de los relatos del libro. Tales versiones acabaron agudizando el carácter polémico de su historia al “transformar a Las mil y una noches en un pretexto para reunir en torno suyo una documentación portentosa”, dice Werneck. Según ella, las notas fueron sumándose en las sucesivas traducciones llegando a ocupar siete volúmenes suplementarios en el caso de la obra del orientalista y diplomático británico Richard Burton (1821-1890), terminada en 1888 y que hace hincapié en los relatos eróticos y las secuencias obscenas.

Wikimedia CommonsObra del inglés Albert Letchford Burton (1866-1905) para la traducción de John Payne (1842-1916), publicada en 1901. Los 500 ejemplares de este libro se han convertido en reliquias muy codiciadas por los coleccionistasWikimedia Commons

Por su parte, el arabista sirio René Rizqallah Khawam (1917-2004) estudió y tradujo manuscritos del libro durante alrededor de 40 años: la primera edición salió publicada en 1965. “A diferencia de quienes lo precedieron, Khawam no divide las historias en noches, sino que ordena los cuentos por ciclos temáticos y les asigna nombres en forma libre, con el argumento de que la obra fue elaborada a partir de manuscritos a los que solamente él había tenido acceso”, relata Werneck. “Como elemento común, todos estos traductores parecían estar más preocupados por defender la autenticidad de sus versiones, entendiéndolas más como documentos históricos que como textos literarios”, sostiene la investigadora.

En Brasil, el médico y poeta Jamil Almansur Haddad (1914-1988) redactó el prólogo y compiló la traducción de Las mil y una noches en idioma portugués a partir de la versión en francés de Mardrus. Este trabajo lo llevó a cabo un equipo de traductores coordinados por él. La obra fue publicada por la editorial Saraiva en 1961. “Mardrus y los traductores brasileños se valieron de los recursos de las artes mnemónicas de la historia oral, con relatos detallados del paisaje y de los personajes. Las descripciones de los vestidos de las princesas, por ejemplo, llegaron a ocupar 20 páginas, a diferencia de Galland, que optó por la economía del lenguaje”, compara la investigadora.

Al examinar este conjunto de traducciones, Werneck sostiene que los esfuerzos por poner de relieve el carácter documental de Las mil y una noches, más acentuado en las versiones en inglés, acabaron negando la condición de ficción de la obra. “La búsqueda de la verdad en las variantes de las narraciones o en las traducciones revela una forma particular de desprecio por la naturaleza de ficción del libro. La insistencia por transformar la literatura en un documento, o en una prueba de su veracidad, forma parte de un intento para controlar el imaginario”, sostiene la investigadora en uno de los capítulos de su libro.

Tübingen UniversitatManuscritos de Las mil y una noches que forman parte de la colección de la biblioteca de la Universidad de Tubinga, en AlemaniaTübingen Universitat

Los cuentos de Las mil y una noches comenzaron a circular en Brasil a partir de tres traducciones del francés, una de ellas, la obra que contiene el prólogo escrito por Haddad. La primera traducción directa del árabe fue llevada a cabo por Jarouche. Los albores de ese trabajo se remontan a una beca de investigación que le concedió la FAPESP en el año 2000. Aquel año, Jarouche estaba en la Universidad de El Cairo, en Egipto, estudiando esa obra y otro clásico árabe: el libro Kalila y Dimna. Al año siguiente, respondiendo a una invitación de la editorial Globo, comenzó a traducir los cuentos. El primer volumen salió publicado en 2005 (léase en Pesquisa FAPESP, edición nº 115).

En ese y en los otros dos tomos siguientes, Jarouche tradujo cronológicamente cuentos de manuscritos que datan del siglo XV, conocidos como la vertiente o rama siria. “Ya para el cuarto, decidí elaborar una especie de antología, seleccionando narraciones con diferentes temas, orígenes y recortes temporales”, comenta. “Cuando se lidia directamente con manuscritos surgen más opciones de aproximación estética a la lengua original”, dice. El árabe utilizado en los manuscritos, comenta el investigador, no incluye comas ni puntos, lo que le proporciona libertad sintáctica al traductor, que así puede optar entre oraciones breves, o bien subordinadas. Esos documentos contienen expresiones vulgares que no se incluyeron en las ediciones impresas. Un ejemplo de ello está presente en uno de los relatos más antiguos, localizado en manuscritos de la rama siria, publicado en el primer volumen de su traducción.

En ese cuento, un joven porteador de Bagdad entra en una casa en la que vivían tres muchachas, empieza a beber y a divertirse en una especie de piscina, donde todos se desnudan. A pesar de que el cuento no incluye escenas de sexo explícito, los personajes emplean numerosos vocablos y expresiones para referirse al órgano sexual femenino. “En las notas, transcribí y traduje todas esas palabras, algo que no figura en otras ediciones impresas”, compara.

Wikimedia CommonsUn grabado del francés Léon Carré (1878-1942) realizado para el cuento de la princesa Budur, traducido por Joseph Charles Mardrus (1868-1949) en su edición de Las mil y una nochesWikimedia Commons

En el quinto tomo de la traducción en portugués de Las mil y una noches, publicado el año pasado, Scheherezade narra las historias de ʿUmar Annuʿmān y sus hijos, tres generaciones de reyes musulmanes míticos que vivían entre Bagdad y Damasco y buscaban conquistar Constantinopla, en la actualidad la ciudad de Estambul, en Turquía. La disputa sirve como telón de fondo para varios relatos, entre los cuales aparecen “adictos al hachís, estafadores, locos de amor y amantes mutilados por el juego ciego de las pasiones”, escribe Jarouche en la introducción de este volumen.

“Hasta el día de hoy, en todo el mundo se han hecho traducciones de esta epopeya a partir de las ediciones en árabe, en las cuales el texto original está censurado y se lo ha reducido a aproximadamente el 40 % de su extensión original”, explica. A diferencia de sus predecesores, Jarouche optó por traducir esta historia en portugués recurriendo a manuscritos que datan de los siglos XIV al XIX y forman parte de las colecciones de instituciones tales como la biblioteca John Rylands Library, en Manchester (Inglaterra), la Biblioteca de la Universidad de Tubinga, en Alemania, la Biblioteca Nacional de Francia y la Real Academia de Historia, de España. “Estos manuscritos son diferentes en cuanto a su extensión y calidad, están repletos de lagunas y segmentos ilegibles”, comenta. “Por esa razón, antes de empezar con la traducción propiamente dicha, tuve que fijar el texto en árabe, es decir, determinar cuáles partes de cada documento utilizaría para elaborar mi traducción. Para ello, realicé investigaciones en 12 manuscritos distintos”. Jarouche también explica que, antes de su incorporación a Las mil y una noches, las historias de ʿUmar Annuʿmān circulaban en forma autónoma. “Podríamos hallarnos frente a relatos que surgieron para rivalizar con Las mil y una noches, pero esta acabó tragándoselos y contribuyeron decisivamente para completar el libro”, reflexiona.

Por último, basándose en las teorías formuladas por el antropólogo Claude Lévi-Strauss (1908-2009), y teniendo en cuenta que en la mitología no es posible identificar los originales, Werneck sostiene que Las mil y una noches constituye el conjunto de todas sus versiones y que no tiene sentido considerar a ningún relato en particular como falso. “Las historias se siguen inventando más allá del libro, sus intérpretes elaboran nuevas reescrituras y todas ellas forman parte de la obra”, argumenta.

La formación de los traductores

Aunque en Brasil hay pocos traductores de árabe, el panorama está empezando a cambiar gracias a los esfuerzos de un núcleo de trabajo de la FFLCH-USP. El Grupo de Traducción de Poesía Árabe Contemporánea, que funciona como escuela preparatoria de estudiosos del árabe para el oficio de la traducción literaria y reúne a estudiantes de grado y de posgrado, fue creado en 2012 por Michel Sleiman, mientras que Tarjama fue creado por Safa Jubran al año siguiente. En el caso de este último, las actividades comenzaron con microrrelatos y cuentos de autores contemporáneos, que son breves y presentan una sintaxis sencilla. “El minicuento árabe constituye un microcosmos de procedimientos lingüísticos que los traductores en formación redescubrirán posteriormente en textos más largos”, informan los investigadores en un artículo publicado en 2020. Posteriormente fueron incorporándose relatos más largos, pertenecientes a autores de orígenes diversos.

“Los grupos están formando una nueva generación de traductores del idioma árabe en Brasil”, explica Jubran, ganadora en 2019 del Premio Sheikh Hamdan de Traducción e Interpretación Internacional, concedido por el gobierno de Catar. Ella reconoce un interés creciente del mercado editorial brasileño por la literatura árabe, un movimiento que impulsan países como Emiratos Árabes Unidos y el propio Catar, que en los últimos 10 años ha invertido en premios y eventos literarios. Además de la USP, la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ) también ofrece carreras de licenciatura y profesorado en portugués-árabe. En 2019, la Universidad Federal de Sergipe (UFS) creó el Centro de Estudios Árabes e Islámicos, que trabaja con líneas de investigación referidas a Palestina, geopolítica, historia y presencia árabe en Brasil.

Proyecto
La retórica en las transformaciones narrativas del libro de Kalila y Dimna y del libro Las mil y una noches (nº99/08803-6); Modalidad Beca en el exterior ‒ Investigación; Investigador responsable Mamede Mustafa Jarouche (USP); Inversión R$ 71.366,99

Artículo científico
SLEIMAN, M. y JUBRAN, S. Mão na massa! A prática da tradução coletiva. Revista Criação e Crítica. p. 5-18, ago. 2020.

Libros
Livro das mil e uma noites: volume 5. Ramo egípcio: A saga de ʿUmar Annuʿmān e fábulas de Sahrazad. Traducción de Mamede Mustafa Jarouche. Río de Janeiro: Biblioteca Azul, 2021.
WERNECK, M. O livro das noites: Memória – Escritura – Melancolia. São Paulo: Educ, 2021.

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