Paulo Urbinatti / USPNo hay que dejarse engañar por su apariencia de alambre con amatistas engarzadas: es mejor evitar la convivencia con la larva del mosquito Anopheles homunculus. Esa especie, al igual que el A. cruzii, es responsable de la transmisión de la malaria en la región de Cananeia, en el litoral sur de São Paulo. Parasitólogos del Instituto Butantan están estudiando la genética y la morfología de estos insectos para evaluar las diferencias entre las poblaciones de la llanura y las serranas, que podrían afectar su eficiencia como transmisores de la enfermedad. La belleza de la coloración de las larvas, a la que los investigadores no son inmunes cuando las encuentran entre las plantas conocidas como bromelias, en el bosque atlántico, es lo que diferencia a una especie de otra.
Foto enviada por Camila Lorenz
Laboratorio de Parasitología, Instituto Butantan