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Biodiversidad

La edad de la razón

Los frutos del Biota-FAPESP se reparten entre las universidades y adquieren perennidad

Son abundantes los frutos del programa Biota-FAPESP. Desde su creación en 1999, el Programa de Investigaciones en Caracterización, Conservación y Uso Sostenible de la Biodiversidad del Estado de São Paulo permitió la descripción de más de 500 especies de plantas y animales diseminados por los 250 mil kilómetros cuadrados de territorio paulista, produjo 75 proyectos de investigación, 150 maestrías y 90 doctorados, además de generar 500 artículos en 170 periódicos, 16 libros y dos atlas, gracias a una inversión promedio anual de 2,5 millones de dólares a cargo de la FAPESP. Los frutos del Biota maduraron a punto tal de alzar el programa a una nueva fase. Un acuerdo de cooperación académica celebrado en agosto  garantizará la perennidad de la iniciativa al vincular su estructura a las tres universidades estaduales paulistas. A partir de ahora, se convertirán en responsables del mantenimiento de las herramientas de investigación del Biota, considerado uno de los mayores programas de estudio de la biodiversidad existentes en el mundo. Llegó la hora de la rutina del mantenimiento como generación de copias de seguridad y actualización de software de todo lo que se hizo y esa tarea no cabe a la FAPESP, pues no se trata de un trabajo de investigación, dice Carlos Alfredo Joly, mentor y ex coordinador del Biota, profesor titular del Departamento de Botánica/IB y coordinador del programa de doctorado en Ambiente y Sociedad de la Universidad Estadual de Campinas (Unicamp).

En los últimos ocho años, la administración del Biota-FAPESP dependió de una comisión de investigadores que actuaba de forma suelta, sin disponer de una estructura permanente para eventos, publicaciones o actualización del banco de datos. Cada una de esas actividades exigía la solicitación de recursos específicos. Con la institucionalización del programa, tales actividades serán fortalecidas. La Unicamp y el Centro Nacional de Procesamiento de Alto Desempeño (Cenapad), por ejemplo, serán responsables por la página del programa en la internet, por el Sistema de Información Ambiental del Biota (SinBiota) y por la revista electrónica Biota Neotropica, desde la estructura física hasta el pago del personal que hará el mantenimiento y la actualización de los bancos de datos y softwares. La plataforma del SinBiota relaciona las informaciones generadas por los investigadores a una base cartográfica digital, que permite la difusión de la información sobre la biodiversidad paulista. La herramienta virtual contabiliza registros de aproximadamente 56 mil especies encontradas en São Paulo (44 mil de vida terrestre, 8 mil de agua marina y 4 mil de agua dulce). La revista Biota Neotropica, periódico electrónico editado por el Biota-FAPESP, publica resultados de investigaciones que abordan la caracterización, conservación y uso sostenible de la biodiversidad en la región neotropical y ya alcanzó  la marca de mil usuarios por día.

Fármacos
Ya la Universidad Estadual Paulista (Unesp) se responsabilizará por el banco de datos y de extractos de la Red Biota de Bio-prospección y Bio-ensayos (BIOprospecTA). Un edificio será construido en el Instituto de Química, en Araraquara (SP), para abrigar ese acervo, parte del cual, por tener posible interés económico, será franqueada solamente a investigadores registrados. El BIOprospecTA nació como un sub-programa del Biota volcado para el desarrollo de fármacos, cosméticos y defensivos agrícolas a partir de extractos vegetales o moléculas de plantas y animales encontrados en São Paulo. La Universidad de São Paulo (USP), por medio de unidades como el Instituto de Física, en São Carlos, la Facultad de Medicina, el Instituto de Ciencias Biomédicas y el Instituto de Química, en São Paulo, quedará incumbida de las pruebas clínicas con moléculas sintetizadas en laboratorio a partir de la base del BIOprospecTA . Los costos de la secretaria del programa y de la revista Biota Neotropica serán divididos entre la Unicamp y la USP. La evaluación es que la institucionalización exigirá 4 millones de dólares, en los próximos ocho años, para salarios de secretaria y analistas de sistemas, reforma de infraestructura para almacenar bancos de datos y otros gastos, dice Joly.

Para Carlos Henrique de Brito Cruz, director científico de la FAPESP, la institucionalización permitirá que el programa ande con sus propias fuerzas. Es un poco como si el Biota fuese un spin-off de la FAPESP. La expectativa es que eso aumente el alcance del programa y su impacto en las políticas públicas se convierta torne aún mayor, afirmó. Brito Cruz recordó aún la participación fundamental de Joly para el éxito del Biota. Es notable la capacidad de la comunidad científica de articularse en el tema de la biodiversidad, pero un emprendimiento de esa magnitud, aunque sea de construcción colectiva, solo arranca cuando hay una actuación heroica de algunos individuos con espíritu de liderazgo. Por eso, es importante destacar la actuación del profesor Joly en toda la trayectoria del programa, afirmó. Joly recuerda, no obstante, que la ayuda de la FAPESP continuará siendo fundamental cuando sea necesario desarrollar nuevas herramientas para el Biota. Claro que continuaremos en busca de novedades y presentaremos nuevos proyectos de investigación a la FAPESP para desarrollar las herramientas del futuro del Biota, dice.

La solemnidad que definió la institucionalización del programa Biota-FAPESP tuvo la presencia de Michel Loreau, de la Universidad McGill, en Montreal, Canadá, y vice-presidente del comité ejecutivo del Mecanismo Internacional de Esperteza Científica en Biodiversidad (Imoseb), creado recientemente para organizar y sintetizar el conocimiento científico sobre la biodiversidad y abastecer de informaciones a los gobiernos y a quienes formulan las políticas públicas en esa área, especialmente la Convención sobre la Diversidad Biológica. Loreau tenía una buena noticia: un día antes se reunió en la FAPESP con representantes de los ministerios del Medio Ambiente y de la Ciencia y Tecnología, que aceptaron hacer una consulta a la comunidad científica del país acerca de los términos en que el Brasil podría participar del Imoseb.

La decisión representó una virada en la posición del país sobre el tema. Hace dos años, que la diplomacia brasileña rechazara un llamamiento para integrar a los científicos brasileños al Imoseb, temerosa de que la vulnerabilidad del país en el cuidado con su biodiversidad pudiese debilitarlo en otras negociaciones multilaterales. El gobierno brasileño, sin embargo, solo integraría el proceso del Imoseb si la participación se diera en el ámbito de la Convención sobre Diversidad Biológica (CDB), principal foro mundial en la definición de leyes y políticas para cuestiones relacionadas con la biodiversidad. Hay mucho interés en ayudar a promover políticas públicas internacionalmente, pero hay un recelo de que se cree un mecanismo más, siendo que la CDB ya existe y no consigue implementar sus decisiones, afirmó Bráulio Dias, gerente de Conservación de la Biodiversidad del Ministerio del Medio Ambiente. Los investigadores del Programa Biota/FAPESP festejaron ese cambio de posición del gobierno y están empeñados en participar en la estructuración del proceso de consulta a la comunidad científica brasileña. Es imprescindible que la Academia Brasileña de Ciencias y la SBPC participen en la organización de esta consulta, afirma Joly.

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