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Posgrado

La hora del diálogo

Crecen los cursos interdisciplinarios, en los que las distintas asignaturas interactúan en busca de soluciones para nuevos dilemas

El campo que más se expande en los posgrados brasileños es el interdisciplinario, aquél que suma el conocimiento de áreas diversas para promover la construcción de un nuevo saber o de soluciones para problemáticas emergentes. Hoy en día, los programas de maestría y doctorado interdisciplinario componen la mayor área de la Coordinadora de Perfeccionamiento del Personal de Nivel Superior (Capes), la agencia del Ministerio de Educación encargada de autorizar la creación de los programas de posgrado stricto sensu, en el país y convalidarlos. En total, ya existen 177 de esos cursos, en un universo de casi 3600. El crecimiento ha sido explosivo y demuestra que está avanzando en los posgrados brasileños la visión de que algunos problemas pueden abordarse de manera más eficiente por medio de la integración de varias asignaturas, dice Carlos Nobre, coordinador del comité de esa área de la Capes e investigador del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (Inpe). Entre 1996 y 2004, el número de maestrías interdisciplinarias aumentó de 25 a 130. En el mismo período, los cursos de doctorado aumentaron de 7 a 32.

En julio pasado, la Capes autorizó la creación de 147 nuevos cursos de posgrado en Brasil. El área con mayor número de programas aprobados fue la Multidisciplinaria, con 18 proyectos, seguida por Ingeniería II (que abarca las ingenierías de materiales, metalúrgica, de minas, nuclear y química) con 8, Medicina también con 8 y Salud colectiva con 7. Entre los proyectos que obtuvieron luz verde, se encuentra por ejemplo, la primera maestría profesional del país en Poder Judicial, ofrecida por la Escuela de Derecho de Río de Janeiro de la Fundación Getúlio Vargas (FGV), cujas disciplinas serán dictadas por especialistas en administración, economía y ciencias sociales. El objetivo del curso es formar profesionales que ayuden a reducir la lentitud de la Justicia y a aumentar la eficiencia de los tribunales. Otro ejemplo es la maestría en defensa y seguridad civil de la Universidad Federal Fluminense (UFF), que contará con investigadores de diversas unidades de la institución, como la Escuela de Ingeniería y los institutos  de Ciencias de la Sociedad y Desarrollo Regional, de Geociencias, de Química y de Salud Comunitaria. La lista incluye también, entre otras contempladas, las maestrías en divulgación científica y cultural, de la Universidad Estadual de Campinas (Unicamp), en láser, de la Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG), en nano-ciencias, del Centro Universitario Franciscano, en Santa Maria (RS).

Dos incentivos que funcionan paralelamente, dan aliento a la interdisciplinariedad en el posgrado. Uno de ellos tiene que ver con las necesidades del mercado de trabajo y está vinculado a los cursos de maestrías profesionales, aquellos vinculados a quienes no estudian una carrera académica pero buscan un perfeccionamiento para trabajar en empresas. Pero el principal motor en sí mismo es la necesidad de apelar a varias ciencias para enfrentar dilemas emergentes y complejos. Un ejemplo son las maestrías en gerontología, que abarcan el campo de la enfermería, la medicina, la farmacología, la asistencia social y la antropología. Hace algunos años recibimos una propuesta de curso interdisciplinario en el área de seguridad pública que ya introducía la cuestión del crimen organizado en el sistema penitenciario y recurría a diversos campos de investigación, como la sociología, el derecho y las ciencias políticas, dice Carlos Nobre.

La práctica interdisciplinaria en la Universidad de São Paulo (USP) no es nueva hace tiempo que la institución mantiene una decena de cursos de maestría y doctorado interdisciplinarios, en campos como la bioingeniería y la bioinformática. Pero la interdisciplinariedad está avanzando igualmente dentro de los programas tradicionales. En el área de física, la maestría y el doctorado en física médica cooperan con la Facultad de Medicina. También existe colaboración entre docentes de matemática y de finanzas en la Facultad de Economía, y de las áreas de ingeniería y educación física en la investigación de sistemas biomotores, por citar dos ejemplos, dice el pro-rector de pos- grados de la USP, Armando Corbani Ferraz. Se trata de una tendencia saludable porque aprovecha tendencias en proyectos conjuntos. Es bueno que un área ayude a otro. La investigación no puede limitarse, afirma.

Muchos programas de pos-grado interdisciplinarios están vinculados a las ciencias ambientales. Y no es mera coincidencia. Por un lado hay una tendencia internacional iniciada al final de los años 1980 de integrar la investigación sobre los cambios globales recurriendo no sólo a los climatólogos y ecólogos, sino también a especialistas capaces de abordar toda la complejidad del asunto, como los geólogos, los cuentistas sociales, los demógrafos y los antropólogos. En esa interacción surgirá un nuevo tipo de profesional, capaz de entender las cuestiones ambientales en todos sus aspectos, dice Carlos Nobre. Un ejemplo de ello es el Programa de Posgrado Interunidades (maestría y doctorado) en Ecología Aplicada, iniciado en 2001 por la Escuela Superior de Agricultura Luiz de Queiroz (Esalq) y por el Centro de Energía Nuclear en Agricultura (Cena), ambos en el campus de la USP en Piracicaba. Sus líneas de investigación agrupan profesores de áreas diversas; de la ecología a la genética, de la biotecnología a las ciencias humanas, de la microbiología a la entomología; en la búsqueda de soluciones para la conservación de la biodiversidad en agro-ecosistemas agrícolas neo-tropicales.

El año pasado comenzó a funcionar en la Amazonia un programa de maestría en ciencias ambientales vinculado a tres instituciones: la Universidad Federal de Pará, el Museo Paraense Emílio Goeldi y Embrapa Amazonia Oriental. La iniciativa se inspira en la experiencia de un gran proyecto de investigación, el Experimento de Gran Escala de la Biosfera-Atmósfera en la Amazonia (LBA, por su sigla en inglés), que reunió investigadores de diversas formaciones para mejorar los modelos climáticos de previsión y construir proyecciones sobre como será el uso de la tierra en la Amazonia, conforme el objetivo del programa Geoma, del Ministerio de Ciencia y Tecnología. Pará es un laboratorio a cielo abierto de experiencias ambientales, dice el coordinador del curso, Leonardo Sá, investigador del Centro de Previsión del Tiempo y Estudios Climáticos (CPTEC), vinculado al Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (Inpe), y del Museo Goeldi. El curso de maestría, que ha recibido a graduados en áreas como la física, la oceanografía, las matemáticas, la meteorología, la agronomía, la biología y hasta la sociología, apunta a formar investigadores capaces de estudiar la dinámica de los ecosistemas amazónicos y perfeccionar el conocimiento sobre los fenómenos climáticos y los cambios en la utilización de las tierras en la región de bosques.

Alrededor del 20% de todas las propuestas de cursos que llegan al Capes son interdisciplinarios. Pero la mayoría es reprobada por la agencia. Sucede que buena parte de ellas provienen de instituciones públicas y privadas de pequeño porte o de regiones remotas del país, que, por falta de masa crítica para hacer programas en áreas convencionales, promueven consorcios de profesores con formaciones variadas e intentan inducir a la creación de un curso multidisciplinario. Nos damos cuenta que falta un foco en la propuesta y que se trata en verdad, de varios microprogramas yuxtapuestos, afirma Renato Janine Ribeiro, profesor de filosofía de la USP y director de validaciones de la Capes.

Comodidad
De cualquier modo, el crecimiento de los cursos puede ser visto como una señal de vigor del posgrado. Es que crear un programa de este tipo da mucho más trabajo que construir otro, de formato tradicional. Se tarda mucho más tiempo para montar una investigación interdisciplinaria ¿Cómo hacer que ciertas investigaciones terminen en dos años y medio, que es el tiempo de la maestría?, preguntó Arlindo Philippi Júnior, profesor de la Facultad de Salud Pública de la USP, en un debate realizado en la última reunión de la Sociedad Brasileña para el Progreso de la Ciencia (SBPC), en Florianópolis (SC). Según él, la práctica interdisciplinaria exige un esfuerzo de abandonar la comodidad en la cual el investigador tiene el dominio del saber que hacer. Pero precisamos pensar de que manera enfrentaremos la disputa del espacio con los colegas de otras disciplinas, dijo Philippi.

No se trata de un problema trivial. La Capes, agencia responsable por la convalidación de los programas, está preocupada por algunas trabas que esos nuevos cursos enfrentan. Es difícil valorar un curso de posgrado interdisciplinario, dice Janine Ribeiro. Siempre existe el peligro de que a la hora de distribuir los recursos, los evaluadores sean más sensibles con sus especialidades de origen y no otorguen el valor adecuado a la innovación de los programas interdisciplinarios. Éste es un problema que combatimos de todas maneras, pues el riesgo es producir investigaciones que solamente respeten las experiencias ya adquiridas, afirma.

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