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HISTORIA

La intelectualidad negra del Imperio

Antes de la Abolición, editores y hombres de letras descendientes de esclavos desempeñaron un rol papel social importante

Patrimonio del Real Gabinete Portugués de Lectura Novela del escritor Teixeira e Sousa…Patrimonio del Real Gabinete Portugués de Lectura

En el mes de noviembre de 1831, el tipógrafo negro Francisco de Paula Brito (1809-1861) adquirió la librería de su primo, el mulato Silvino José de Almeida, y la transformó en una de las mayores editoriales del Segundo Reinado. Entre sus accionistas figuraba el propio Don Pedro II, quien en 1851 le concedió el título de Impresor de la Casa Imperial. La importancia de De Paula Brito no se limitó a su éxito como empresario: él imprimió uno de los primeros periódicos en defensa de los negros y, más adelante, publicó las primeras obras de los escritores Teixeira e Sousa y Machado de Assis.

Tal como lo explica Rodrigo Camargo de Godoi en su tesis y libro Um editor no Império: Francisco de Paula Brito (1809-1861), que defendiera en el Instituto de Filosofía y Ciencias Humanas de la Universidad de Campinas (IFCH-Unicamp) en 2014 y recientemente publicada como por editorial Edusp, la trayectoria del editor no constituye un caso aislado: “Hay toda una intelectualidad negra que surge al final del siglo XVIII y a comienzos del siglo XIX, integrada por personalidades tales como el jurista Antonio Pereira Rebouças y el político Francisco Jê de Acaiaba Montezuma, Vizconde de Jequitinhonha. Fueron hijos y nietos de esclavos que pudieron liberarse del cautiverio, ascendieron socialmente y ocuparon cargos en áreas que van desde la medicina hasta el periodismo y la política”.

La integración de los afrodescendientes a la élite cultural del Imperio nunca fue fácil, puesto que los prejuicios les cerraban muchas puertas. En la Facultad de Derecho de Largo São Francisco, en São Paulo, varios profesores (como fueron Avellar Brotero y Veiga Cabral) no ocultaban sus tendencias racistas, tan es así que recién en 1879, un negro, José Rubino de Oliveira, logró convertirse en docente de esa institución. Con todo, esa resistencia fue disminuyendo al expandirse el estrato de afrodescendientes libres.

Patrimonio del Real Gabinete Portugués de Lectura …y un libro publicado por el editor Paula Brito: intelectuales negros en la década de 1840Patrimonio del Real Gabinete Portugués de Lectura

El porcentaje de esclavos entre la población disminuyó bastante durante el siglo XIX, en parte, debido a las restricciones crecientes en torno al tráfico negrero, y también por la expansión de otras relaciones laborales. En 1818, según refiere el historiador Jacob Gorender en el libro O escravismo colonial, de 1978, los esclavos aún representaban un 50,5% de la población. Ese porcentaje se redujo al 34,5% en 1850 y, en 1872, era de un 15,2%. Para este último año, según el profesor Sidney Chalhoub, de la Unicamp (A força da escravidão, 2012), los negros y mulatos libres representaban el 42,7% de la población. Para entonces, tres de cada cuatro negros eran libres. Muchos de ellos descollaban en instituciones educativas, en las artes y, sobre todo, en la prensa, tal como revela Ana Flávia Magalhães Pinto en su tesis doctoral, intitulada “Fuertes lazos en líneas rotas. Literatos negros, racismo y ciudadanía en la segunda mitad del siglo XIX”, que defendiera en el IFCH-Unicamp en 2014 y que recibió una mención honorífica en el Premio Capes de Tesis de 2015.

¿Cuáles fueron los factores que propiciaron el surgimiento de esos intelectuales negros en medio de una sociedad todavía dividida por el trabajo esclavo? En opinión de Magalhães Pinto, los esfuerzos de los descendientes de africanos por superar las barreras para el ejercicio de la ciudadanía debieron implicaron apelar a los canales de poder y prestigio entonces vigentes. Tal como razona el crítico Roberto Schwarz en su libro Ao vencedor as batatas (1977), en el marco de una sociedad fundada en las relaciones de dominación personal (señor-esclavo), la distribución de los cargos públicos y de los beneficios del Estado dependía de favores personales que prestaban los detentores del poder. No obstante, ese reparto de favores no se procesaba tan sólo por medio “de relaciones verticales, jerarquizadas, de protección personal”. Según Chalhoub, también había “redes horizontales”, integradas por muchos individuos, que actuaban en forma más o menos coordinada: “Por ejemplo, cuando comenzó su actividad como periodista, Machado de Assis atendía muchos pedidos de reseñas tendientes a difundir los libros de colegas en ciernes”.

Biblioteca Brasiliana de la Universidad de São Paulo Teixeira e Sousa…Biblioteca Brasiliana de la Universidad de São Paulo

Dentro de las redes de sociabilidad, una de las más conocidas es la masonería. Ligia Fonseca Ferreira, docente del programa de posgrado en letras de la Universidad Federal de São Paulo (Unifesp) y organizadora de la edición  crítica de Com a palavra, Luiz Gama: Poemas, artigos, cartas, máximas (2011), acota que dos importantes intelectuales negros, el jurista Luiz Gama y el escritor José Ferreira de Menezes, adhirieron a la Logia América, en São Paulo, fundada en 1868. Dos años después, la institución ya mantenía una escuela nocturna de primeras letras, con 214 alumnos: “Ellos recibían esclavos libertos y manumisos en la escuela. Y, dada la carencia de bibliotecas en la ciudad, también fundaron una biblioteca abierta a la población”, dice Fonseca Ferreira. Según la investigadora, el propio Luiz Gama se desempeñó como docente de esa escuela, y algunas de las clases se impartían en su casa.

Más allá de la masonería, los partidos políticos también desempeñaron un rol primordial. Ante la feroz competencia con los libreros franceses, como fue el caso de Baptiste Louis Garnier, el editor brasileño Paula Brito acuñó parte de su éxito mediante alianzas con los políticos liberales a finales de la década de 1830, y con los conservadores, desde 1840 hasta sus últimos días. Tal como revela Rodrigo Godoi, sus contactos políticos le granjearon los servicios de africanos rescatados de buques negreros capturados. Esos trabajadores (que en la práctica, poco se distinguían de los esclavos), eran entregados a particulares, quienes, a cambio, debían vestirlos y alimentarlos. Según explica Godoi en su libro, “el acceso a tales concesiones reflejaba, ante todo, el prestigio social […], tornándose sinónimo de favor político”.

Archivo del Real Gabinete de Lectura …y Paula Brito: asiduos de los círculos intelectuales del ImperioArchivo del Real Gabinete de Lectura

Empero, el surgimiento de una intelectualidad negra no se erigió amparada tan sólo en las conexiones con las clases terratenientes, sostiene Magalhães Pinto. “Habitualmente, se explica el ascenso de personalidades tales como Luiz Gama, José de Patrocínio y Machado de Assis a partir de la identificación de la presencia de algún dignatario como protector”, afirma la investigadora. “Sin negar la importancia de la lógica de esos favores entre ‘señores’ y ‘libredependientes’, los estudios me posibilitaron el acceso a otras redes de protección tan relevantes como ésas”. Magalhães Pinto destaca los casos de Arthur Carlos, Ignácio de Araújo Lima y Theophilo Dias de Castro, involucrados en la edición de los periódicos A Pátria y O Progresso, primeros ejemplares de la prensa negra en São Paulo, que estaban vinculados a las hermandades de Nuestra Señora del Rosario y Nuestra Señora de los Remedios. Según la investigadora, cada individuo participaba con frecuencia en varias asociaciones a lo largo de su vida: “Vicente de Souza, a quien investigo en mi posdoctorado, participó en más de 50 organizaciones, religiosas, políticas y literarias. Él mantuvo vínculos con la masonería y con el positivismo. Era abolicionista, republicano y socialista. Varios de los líderes del movimiento obrero de Río de Janeiro en la década de 1890 eran negros”.

Paula Brito fundó una especie de club, la Sociedad Petalógica, que se reunía en su librería para debatir temas de actualidad. Entre sus integrantes se hallaban los políticos José Maria da Silva Paranhos (Vizconde de Rio Branco), Eusébio de Queiroz y Justiniano Rocha, los escritores Joaquim Manuel de Macedo, Teixeira e Sousa y Machado de Assis, el periodista Augusto Emílio Zaluar y el actor João Caetano. Según escribió Machado de Assis en su crónica Ao acaso, publicada en 1865, en la Petalógica se hablaba de todo, “desde la supresión de un ministerio hasta las piruetas de la bailarina de moda”. Era un “campo neutral” en el cual, el principiante en letras se topaba con el consejero, y el cantor italiano conversaba con el exministro.

Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional Edición de la Revista Ilustrada de 1880 muestra al escritor Ferreira de Meneses (en la ventana, a la izq.) y al periodista José do Patrocínio en Gazeta de Notícias, del cual ambos fueron dueñosHemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional

Como nieto de negros libertos alfabetizados incluso en el siglo XVIII, Paula Brito tuvo acceso a las letras desde niño, lo cual le permitió convertirse en tipógrafo en 1824. También componía poesías (uno de sus poemas, la Ode à imprensa, lo redactó delante de don Pedro II, en el Palacio Imperial) y, luego de adquirir la librería de su primo, pasó a imprimir decenas de periódicos. Él fue quien publicó uno de los primeros periódicos de la prensa negra en Brasil, O mulato y O homem de cor, que criticaba la ausencia de afrodescendientes en los cargos públicos.

Una vez insertos en las redes sociales, los intelectuales negros les granjeaban el ingreso a otros. Paula Brito le dio empleo a Teixeira e Sousa, del cual publicó Cânticos líricos, en 1841 y O filho do pescador, la primera novela brasileña, en 1843. Paula Brito también publicó los primeros poemas y artículos de Machado de Assis, en su periódico Marmota Fluminense. Según Godoi, con Paula Brito nace en Brasil la figura del “editor moderno, aquél que compra el manuscrito original y lo publica”. En una época en que las editoriales solían publicar traducciones piratas de autores extranjeros, él decidió adquirir textos y derechos de autores nacionales.

Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional Edición de Gazeta de Notícias anuncia la publicación en forma de folletín de la primera novela brasileña, O filho do pescador, del escritor negro Teixeira e SousaHemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional

No obstante, esos intelectuales eran objeto de muchas críticas. Algunos estudiosos, como el historiador Humberto Fernandes Machado (autor de la tesis “Palabras y clamor: La prensa abolicionista de Río de Janeiro, 1880-1888”), sostienen que algunos periodistas, como en el caso de José do Patrocínio, tenían una “postura paternalista, conciliadora y reformista”, en sintonía con los intereses de los amos. Similares acusaciones le hacía a Machado de Assis, ya en el siglo XIX, el gramático negro Hemetério José dos Santos. Según Magalhães Pinto, las consideraciones de tal tenor pasan por alto el hecho de que los intelectuales negros estaban obligados a interactuar con un público muy diversificado, que incluía tanto a los amos de los esclavos, refractarios a cualquier concesión, como a los abolicionistas más radicales.

Para Chalhoub, los intelectuales negros lograron mayor visibilidad a partir de la década de 1870, cuando el abolicionismo se tornó una causa generalizada, sumando intelectuales de diferentes tendencias (liberales, conservadores, republicanos). Sin embargo, luego del fin de la esclavitud, “se produjo un silenciamiento del legado de la esclavitud: el régimen republicano surgió, en gran medida, como una reacción a la percepción de que la Corona, al aliarse en la lucha contra la esclavitud, perjudicó los intereses de los productores de café”. A partir de ahí, la intelectualidad negra comenzó a perder espacio.

Proyectos
1. Fuertes lazos con la senda de las letras: Experiencias de intelectuales negros en periódicos fluminenses y paulistanos al final del siglo XIX (nº 2009/09115-0); Modalidad Beca en el País – Doctorado; Investigador responsable Sidney Chalhoub (IFCH-Unicamp); Beneficiaria Ana Flávia Magalhães Pinto; Inversión R$ 126.751,52
2. Obreros de las letras: Escritores, periodistas y editores en Río de Janeiro (1850-1920) (nº 2014/19669); Modalidad Beca en el País – Posdoctorado; Investigador responsable Sidney Chalhoub (IFCH-Unicamp); Beneficiario Rodrigo Camargo de Godoi; Inversión R$ 182.696,80

Libro
Godoi, R. C. de. Um editor no Império: Francisco de Paula Brito (1809-1861). São Paulo: Editorial Edusp, 2016, 392 p.

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