A semejanza de una uva que se arruga al convertirse en pasa, la Luna se está encogiendo y acumulando surcos. Pero como no está compuesta por un material flexible como la fruta, el astro se deforma de una manera más violenta. Las fallas geológicas se están multiplicando y los sismos y deslizamientos del suelo se van tornando más habituales. La circunferencia de la Luna se ha reducido más de 45 metros en los últimos cientos de millones de años, a medida que su núcleo se ha ido enfriando. Científicos de la Nasa, la agencia espacial estadounidense, y de universidades e institutos de América del Norte constataron que la contracción lunar ha provocado la aparición de fallas tectónicas en el polo sur del satélite terrestre. Algunas de las zonas afectadas por las deformaciones y la inestabilidad del suelo están situadas en áreas que se barajan como lugar de alunizaje de la misión Artemis 3, que la Nasa tiene previsto llevar a cabo en 2026 para llevar nuevamente astronautas a la Luna. “Nuestras modelizaciones sugieren la posibilidad de que se produzcan sismos superficiales capaces de generar fuertes temblores en el suelo de la región del polo sur a partir de eventos de deslizamientos en fallas existentes o en otras nuevas que puedan formarse”, dijo en un comunicado a la prensa el geólogo Thomas Watters, del Instituto Smithsonian, autor principal del estudio. A su juicio, esta información debe tenerse en cuenta a la hora de planificar la ubicación de eventuales puestos de avanzada permanentes en la Luna (The Planetary Science Journal, 25 de enero).
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