Un equipo internacional de físicos logró algo aparentemente imposible para un fotógrafo: la obtención de imágenes de objetos sin emplear ningún fotón (partícula de luz) que haya mantenido contacto con ellos. Esos físicos produjeron imágenes utilizando una cámara que captura fotones especiales, que mantienen solamente una conexión a distancia con aquellos que realmente alumbraron los objetos (Nature, 28 de agosto). “Logramos transmitir toda la información de los fotones que interactuaron con aquellos objetos que detectamos”, explica la física brasileña Gabriela Barreto Lemos, quien condujo el experimento y trabaja desde 2012 en la Universidad de Viena, en el laboratorio de Anton Zeilinger, apodado “el brujo de Viena”, debido a sus experimentos que demuestran las rarezas de la mecánica cuántica. Barreto comenta que le pareció atractiva la idea de tal experimento. “Pero a veces me ofuscaba, porque no es fácil jugar con fotones a los que no se puede detectar”. El experimento se realizó en un circuito de espejos atravesados por haces de luz láser. Dos cristales generaban pares de fotones hermanos: uno con una longitud de onda en el infrarrojo y otro correspondiente al color rojo. Incluso transitando caminos diferentes, los fotones de un mismo par compartían informaciones por medio de un fenómeno al que se denomina entramado cuántico. Sólo los fotones infrarrojos iluminaban el objeto que se deseaba fotografiar, en este caso, la silueta de un gato recortada en un trozo de cartulina, en homenaje al físico Erwin Schrödinger, quien en 1935 concitó la atención sobre las consecuencias absurdas de la mecánica cuántica al proponer un experimento mental en el que un gato estaría muerto y vivo al mismo tiempo. Las cámaras ubicadas al final del circuito, no obstante, sólo captaban los fotones rojos. El circuito está montado de manera tal, que cuando un fotón incide sobre la cartulina, puede saberse cuál es el cristal que lo emitió. Pero cuando un fotón atraviesa el orificio en forma de gato, sucede como si hubieran surgido de ambos cristales simultáneamente. “La imagen se crea mediante la superposición cuántica de ambas posibilidades”, explica Barreto. “Lo que vemos en la cámara sólo existe en función de que no sabemos cuál fue el cristal que emitió los fotones”. El método, patentado por los investigadores, podría ser de utilidad para obtener imágenes de tejidos y células vivas.
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