La ocupación de las áreas rurales del estado de São Paulo, desencadenada por la expansión de la industria del café a finales del siglo XIX, contribuyó a la degradación de las condiciones de vida en los campos y la eclosión de diversas epidemias. Algunos médicos atribuían esos problemas al clima tropical de Brasil, en tanto que otros lo adjudicaban a la ausencia del poder público en esas áreas. Sin embargo, para el parasitólogo Samuel Pessoa, la situación en los campos debía interpretarse a la luz de un abordaje más amplio, basado en una visión marxista. La omnipresencia de las enfermedades en las zonas agrícolas, según Pessoa, sería una consecuencia de la estructura económica rural, donde el latifundio se erigía como elemento central en la comprensión de las enfermedades endémicas del Brasil agrario.
La actuación de Pessoa como médico, docente y militante comunista contribuyó a la institucionalización de la docencia y la investigación en parasitología médica e higiene rural en Brasil, en un tiempo en que las condiciones de vida de la población eran dejadas de lado cuando se estudiaban las enfermedades que acometían a los brasileños en los campos. Los documentos que acumuló a lo largo de su trayectoria ahora están disponibles para su consulta pública en el Centro de Apoyo a la Investigación en Historia “Sérgio Buarque de Holanda”, de la Universidad de São Paulo (USP). Son más de 2.500 elementos, tales como artículos, cartas y fotos, entre otros, todos organizados y digitalizados por la historiadora Aline Lacerda, de la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz), en Río de Janeiro.
Samuel Barnsley Pessoa (1898-1976) nació en São Paulo. Ingresó en 1916 a la flamante Facultad de Medicina y Cirugía de São Paulo, una de las unidades fundadoras de la USP, en 1934. La institución en ese entonces negociaba recursos con la Fundación Rockefeller para hacer investigación, y la creación en sus instalaciones de un laboratorio de higiene, lo que se concretó merced a un acuerdo firmado en 1918. No por casualidad, para la obtención del diploma de médico, Pessoa presentó en 1922 un estudio sobre la anquilostomiasis, cuyo tratamiento y prevención se ubicaban en el centro de las preocupaciones de la fundación en Latinoamérica.
Ese mismo año obtuvo una beca de la Rockefeller para trabajar en centros de salud del interior de São Paulo y estudiar endemias en áreas agrícolas. “Fue cuando se acercó a la realidad de las poblaciones rurales de São Paulo, verificando los primeros indicios de la relación tácita entre el latifundio, la pobreza, el hambre y las endemias rurales”, comenta el politólogo Gilberto Hochman, de la Fiocruz, quien estudió los archivos del médico antes de que estuvieran disponibles públicamente.
A los 33 años de edad, Pessoa se convirtió en profesor de parasitología médica en la Facultad de Medicina de São Paulo, asumiendo así uno de los principales puestos de docencia e investigación médica existentes en Brasil. Formó a varias generaciones de científicos, entre ellos a los parasitólogos Luiz Hildebrando Pereira da Silva, fallecido en 2014, Ruth y Victor Nussensweig y Erney Plessmann de Camargo. “Pessoa siempre les demandaba un compromiso social a sus colaboradores”, comenta Erney Camargo, investigador del Instituto de Ciencias Biomédicas (ICB) de la USP. “Más de una vez me cuestionó porque yo parecía estar más preocupado con la investigación básica que con la que se aplicaba a la salud pública.”
En 1942, Pessoa se convirtió en director de Salud Pública de São Paulo y descentralizó la administración sanitaria del estado, permitiendo así una mayor autonomía local tendiente al control de las enfermedades rurales. Permaneció en ese cargo hasta 1944, cuando regresó a la USP. Su trayectoria como médico y docente transcurrió en medio de sucesos políticos importantes, tales como la Revolución de 1932, la dictadura del Estado Novo (1937-1945) y la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Contaminado por la efervescencia política de la época, se afilió al Partido Comunista de Brasil (PCB).
Según Hochman, Pessoa ayudó a crear un área del conocimiento genuinamente brasileña. Sus trabajos sobre las condiciones sanitarias de las poblaciones nordestinas del país fueron fundamentales para la creación del Servicio Nacional de Malaria, el embrión del Departamento Nacional de Endemias Rurales (DNERu). “Con sus asistentes, estudió en todo el país a los transmisores de la enfermedad de Chagas, la leishmaniasis y las esquistosomiasis”, afirma Camargo. “En São Paulo, sus estudios ayudaron a orientar el Servicio de Profilaxis de la Malaria, creado en 1943”. Pessoa publicó 352 trabajos científicos, más de 50 artículos en periódicos y nueve libros, entre los cuales se encuentra Parasitologia médica, de 1946. Esta obra se convirtió en lectura obligatoria en todas las facultades de medicina de Brasil, con ediciones actualizadas hasta 1982.
En 1952, el parasitólogo recibió una invitación para participar en la comisión responsable de la investigación sobre el uso de armas biológicas por parte de Estados Unidos durante la Guerra de Corea. El trabajo de dicha comisión resultó en un documento de 600 páginas, y confirmó el uso que los estadounidenses hicieron de las armas biológicas. “Pessoa adquirió una enorme visibilidad pública por su participación en ese episodio”, explica Hochman. “Eso le costó juicios, persecuciones de la policía política y enemistades dentro de la Rockfeller y en el seno de la comunidad médica brasileña”, comenta. Tras jubilarse en la USP, en 1956, Pessoa inició un período fructífero de incursiones por el país. Organizó carreras en universidades y centros de investigaciones en Alagoas, Sergipe, Bahía y Paraíba, entre otros estados, hasta mediados de los años 1970.
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