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Geografía

La parte joven de la Amazonia

El territorio central de la selva puede haberse formado hace solo 45 mil años, debido a la retracción de las zonas anegadas

El área cubierta por las aguas del río Solimões y sus afluentes puede haber sido cuatro veces mayor entre 250 mil y 45 mil años atrás (arriba, la situación actual)

Nasa y Renato Paes de Almeida/ USP

Los territorios ubicados en la parte central y oeste de la Amazonia pueden haberse formado en buena medida hace aproximadamente 45 mil años. Según un estudio publicado en marzo en la revista Quaternary Science Reviews, la formación del bosque no inundable, la llamada tierra firme de la Amazonia central, es producto del cambio en el curso de los ríos y del achicamiento de la zona llana anegable. Entre 250 mil y 45 mil años atrás, el área de vega puede haber sido cuatro veces mayor que el área actual, equivalente a una vez y media el estado de São Paulo. Como consecuencia de ello, el bosque con árboles de hasta 20 metros (m) de altura, que vivían bajo el agua una buena parte del año, pereció y la tierra firme que lo rodeaba, con mayor riqueza biológica y árboles de hasta 60 m, avanzó. Este movimiento, según los autores del estudio, habría originado el paisaje actual en esta región de la Amazonia.

“El proceso de remodelación de los cursos de los ríos, la reducción de las praderas inundables y la formación de tierra firme deben haber ocurrido varias veces en los últimos 2 millones de años en esa región de la Amazonia”, afirma el geógrafo Fabiano Pupim, de la Universidad Federal de São Paulo (UNIFESP), campus Diadema, quien coordinó el estudio. Las conclusiones se obtuvieron determinando la edad del soterramiento de sedimentos recolectados en 25 puntos a lo largo de mil kilómetros de las orillas del río Solimões, entre las ciudades de Manaos y Santo Antonio do Içá, en octubre de 2015, y podría reflejar fenómenos que ocurrieron en un área de 1 millón de kilómetros cuadrados (km2), lo que equivale a alrededor del 20% de la superficie forestal que ocupa la región norte de Brasil y parte de los países vecinos. El trabajo está integrado en el programa Biota Dimensions, promovido por FAPESP y la National Science Foundation of the United States, que reúne brasileños y estadounidenses en busca de una visión integrada de los fenómenos naturales.

Los resultados refuerzan las conclusiones del grupo coordinado por la geóloga Dilce Rossetti, del Instituto Nacional de Investigación Espacial (INPE). En una serie de análisis, iniciados en 2005 con un artículo en Quaternary Research, el equipo de Rossetti, basado en 250 muestras de sedimentos, descubrió que la tierra sedimentaria de la Amazonia central se habría formado en los últimos 380 mil años. “La selva de la Amazonia central es realmente muy joven, no tenemos más dudas”, afirma. En colaboración con los biólogos, Rossetti constató que hubo varias fases en las cuales el bosque de tierra firme, próximo a la región central del río Madeira, se expandió entre 6.000 y 920 años, tal como fue detallado en un artículo publicado en 2018 en la revista Ecosphere.

Los trayectos de los ríos
En el Instituto de Geociencias de la USP, el geólogo Renato Paes de Almeida, que trabaja con Pupim, abre en su ordenador una imagen del Google Earth y muestra una serie de líneas sinuosas blancas en forma de abanico, que se abre sobre el actual curso del río Solimões y del de uno de sus afluentes, el Juruá. Las líneas corresponden a canales a través de los cuales el agua corría en un pasado remoto y que posteriormente fueron abandonados. “El diseño actual de los ríos de la región central y occidental de la Amazonia tiene menos de 45.000 años”, nos explica.

En las investigaciones no se descartaron otros cambios más recientes. Rossetti verificó que algunos tramos del río Madeira se movieron 30 km hacia el este durante los últimos 40.000 años y un trecho del río Branco se conectó con otro río, convirtiéndolo en un afluente del Negro, hace unos 18.000 años aproximadamente. Grandes cambios en los cursos de los ríos pueden ser vistos, aún en menos tiempo, en la región del Pantanal, como el río Taquari, cuya desembocadura mudó de lugar unos 100 km en menos de 20 años.

Según Rossetti, los cambios derivan tanto de variaciones en la cantidad de lluvias, que interfieren en el volumen de sedimentos transportados por los ríos, como de los movimientos de las capas de rocas que forman la cuenca amazónica, el llamado Tectonismo. “En Humaitá, en el sur del estado de Amazonas, vimos depósitos sedimentarios que se formaron después de un movimiento sísmico, hace unos 1.800 años”, dice la investigadora. “Los movimientos tectónicos generalmente rebajan los terrenos, aumentan las áreas inundadas y causan mortandad de vegetación en grandes cantidades.”

Léo Ramos Chaves Tramo del selva ocupado por un río, cerca de ManaosLéo Ramos Chaves

Ambos grupos –USP/Unifesp e INPE– encontraron muestras de granos de polen de plantas de bosques más fríos, como el de los Andes, de los géneros Podocarpus, Ilex y Alnus, en los sedimentos de la región central de la Amazonia. Para la geóloga austriaca Andrea Kern, del grupo de la USP, la diversidad de polen indica cambios en la estructura de la vegetación. Rossetti añade: “Las especies de plantas subandinas fueron capaces de adaptarse en la selva amazónica, antes del pico glacial, entre 38 mil y 32 mil años atrás”.

Desde el punto de vista de la biología, la implicación más visible de esos cambios fue la reducción de las áreas de los dos tipos de bosques inundados: las que permanecen inundadas incluso cuando los ríos bajan, inundadas periódicamente por los ríos de aguas negras, como la del Negro, y claras, como la del Tapajós; y las de praderas anegadizas, inundadas estacionalmente por los ríos de agua blanca o fangosa, como la del río Solimões. En su lugar creció el bosque de tierra firme, que no sufre inundaciones.

La disminución de las áreas inundables probablemente también afectó otros procesos de transformación de la región. “De vez en cuando, las comunidades de plantas y animales sufren cambios importantes, de acuerdo con la extensión de las regiones inundables y las de tierra firme”, dice la bióloga Camila Ribas, investigadora del Instituto Nacional de Investigación Amazónica (INPA) y coautora del artículo publicado en la Quaternary Science Reviews.

Según Ribas, la variación en la conectividad entre las poblaciones de animales y plantas adaptadas a diferentes ambientes, moldea la distribución de las especies, provocando su aislamiento o, por el contrario, su expansión. “Las aves de tierra firme han ganado espacio en la Amazonia central, mientras que las de la vega se han retirado”, ejemplifica. “Las transformaciones del paisaje habrían causado muchos cambios en la distribución de las especies en los últimos tiempos, lo cual explica la gran complejidad biológica que vemos hoy en día en la Amazonia”.

Proyectos
1. Reconstrucción de los cambios en el sistema fluvial de la Amazonia durante el Cenozoico tardío (< 5 Ma) mediante la integración de análisis por luminiscencia ópticamente estimulada (OSL) y nucleídos cosmogénicos (TCN) (n° 14/23334-4); Modalidad Becas en Brasil, Posdoctorado; Investigador responsable André Oliveira Sawakuchi (USP); Becario Fabiano do Nascimento Pupim; Inversión 156.196,89 reales.
2. Estructuración y evolución de la biota amazónica y su entorno: un enfoque integrador (n° 12/50260-6). Modalidad Proyecto temático; Programa Biota; Investigadora responsable Lúcia Garcez Lohmann (USP); Inversión 6.297.928,48 reales

Artículos científicos
PUPIM, F.N. et al. Chronology of Terra Firme formation in Amazonian lowlands reveals a dynamic Quaternary landscape. Quaternary Science Reviews. v. 210, p. 154-63. 15 abr. 2019.

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