El embajador Ronaldo Sardenberg asumió en el Ministerio de Ciencia y Tecnología en julio de 1999, teniendo como mínimo dos obsesiones: ampliar el presupuesto y orientar a la investigación brasileña hacia las fronteras del conocimiento. Menos de tres años después, los recursos para CyT se incrementaron de 900 millones de reales a 1.500 millones, favorecidos con giros provenientes de los diversos Fondos Sectoriales aprobados en el mismo período; el número de doctores se elevó a 36.300 y la ciencia nacional está empezando a ganarse un lugar entre los países que apuestan a las tecnologías de punta.
Actualmente, su principal desafío es descentralizar las acciones del ministerio, integrar a las diversas regiones y articular una política de cooperación internacional que multiplique los esfuerzos y las acciones de los países en desarrollo. Pero el ministro confiesa: su mayor “pretensión” es amalgamar a la opinión pública y a las instituciones políticas en torno a la idea de que la ciencia y tecnología tienen un valor estratégico para el desarrollo, de tal forma que las inversiones en el sector dejen de ser “una construcción burocrática” para convertirse en una reivindicación de la sociedad. A continuación, los puntos más salientes de la entrevista concedida a Pesquisa FAPESP.
Durante la Conferencia Nacional de Ciencia y Tecnología, en septiembre del año pasado, el MCT presentó el proyecto de Ley de Innovación. ¿Ese proyecto ya ha sido enviado al Congreso?
– El Proyecto fue colocado en consulta pública. Recibimos un gran número de contribuciones y ahora está siendo reestructurado. Terminaremos esa tarea en tres semanas y entonces lo enviaremos al Congreso.
¿Y es posible que se lo vote antes de julio, cuando empiezan las campañas electorales?
– No lo sé. Lo importante es fijar la primera estaca. Se trata de una ley que no tiene valores inscritos, sino que representa una revolución en el campo de la investigación y el desarrollo en Brasil.
¿Las sugerencias enviadas mediante la consulta pública modificaron el proyecto original?
– Recibimos muchas ideas, pero los elementos centrales del proyecto de ley se mantuvieron. Nuestra propuesta es modificar el régimen laboral, de modo tal de permitir que los investigadores del área pública puedan trabajar durante un tiempo en las empresas privadas – e incluso formar empresas privadas – y, al mismo tiempo, permitir que aquéllos que están trabajando en las empresas privadas puedan realizar su trabajo dentro de la universidad. La nueva ley propone una mayor autonomía para los institutos deinvestigación y una mayor capacidad de solicitudes de investigaciones y desarrollos tecnológicos directamente a la empresa. El proyecto abarca también aspectos relativos a las licitaciones y a la propiedad intelectual, como la división de resultados de patentes entre el investigador y la institución pública. Entre las sugerencias enviadas en el marco de la consulta pública, se nota una preocupación detallista, cosa que es natural, en el sentido de modificar los regímenes establecidos. Tendremos que decidir si vamos a mantener un grado más alto o más bajo de generalidad.
¿Y cómo será la tramitación de la Ley de Innovación?
– El proyecto podrá ser adjuntado al proyecto de ley elaborado por el senador Roberto Freire (Partido Popular Socialista – Pernambuco). Pero es más amplio. El proyecto de Freire es más parecido a la Ley de Innovación de Francia, que tiene sus méritos. Nuestra propuesta de Ley de Innovación adquirió un aspecto más amplio. Es una propuesta revolucionaria en lo que se refiere a la investigación y al desarrollo en Brasil y creará las condiciones para un cambio de actitud y de mentalidad en el país.
¿A qué cambios usted se refiere?
– La dimensión de la comunidad científica en el país, por ejemplo, está aumentando rápidamente. El año pasado egresaron 6.300 doctores. Tenemos 36.300 doctores en Brasil. Esta tendencia de crecimiento va a continuar y esto exige la creación de nuevas formas institucionales para absorber a ese nuevo número de doctores. Asimismo, existe también una relación específica de la empresa con la ciencia y la tecnología. Estamos creando fórmulas que permitan aproximar a la vertiente de la investigación con la del desarrollo tecnológico.
El MCT está preparando un Libro Blanco de CyT, elaborado con base en los debates realizados en el marco de la Conferencia Nacional. ¿Cuándo éste estará concluido?
– Además del Libro Verde, elaborado antes de la Conferencia con el auxilio de 400 investigadores y del MCT, prometimos también hacer un Libro Blanco, que sería una cierta destilación del Libro Verde y de lo que ocurrió en la Conferencia. Sucede que ésta es una tarea compleja, ya que la Conferencia fue un éxito. Dicho libro no será una derrotero futurológico, sino más bien un conjunto de posibles directrices para los próximos años. En Brasil existen unas 200 mil personas ligadas a la ciencia y la tecnología, contados los estudiantes. Esto representa un porcentaje de un 0,13% de la población. Estados Unidos tiene un 0,9% de la población en dicha área. Si vamos a trabajar en el sentido de hacer más fuerte al área de ciencia y tecnología en Brasil, es preciso trabajar para aumentar sus dimensiones. Cuando se dice que Brasil tiene 36.300 doctores, la primera reacción de la gente es creer que ése es un número exagerado. Y eso no es verdad. Las directrices que estamos formulando en el Libro Verde tienen en cuenta esa cuestión. ¿Adónde queremos llegar en ocho o diez años, en términos de calidad? Tenemos que aspirar a una inversión similar a la de los países desarrollados en términos proporcionales. En vez de tener una participación del 1,4% del Producto Bruto Interno (PBI), debemos procurar elevar ese porcentaje al 2,3% ó 2,4%, como mínimo. No estaremos nunca, en un horizonte de diez años, compitiendo con Japón o Suecia, que gastan más del 3%. Pero podemos aspirar a una situación más fuerte. Brasil representa la mitad del esfuerzo latinoamericano en CyT en volumen de recursos y tasa de crecimiento. Podemos mirar más hacia adelante.
¿Cómo garantizar, con eventuales cambios en la orientación del gobierno, la continuidad de este proceso de consolidación del sistema de CyT en el país?
– Yo pretendo que la opinión pública y el sistema político reconozcan de una manera más clara y firme que CyT en Brasil tiene un valor estratégico, no solamente en términos de creación de valor, sino también en términos de creación de bienestar, de manera tal que podamos con ello crear una alianza dentro del país en favor de la ciencia y la tecnología, que no necesite ser dirigida por el gobierno. De esta manera nosotros aseguramos la continuidad del proceso. Y esto es lo que va a suceder en la medida en que se logre salir de los gabinetes y laboratorios y congregar a la opinión pública en torno a la misma obsesión que existe en el seno de la comunidad científica en el país. Pretendemos afirmar los sistemas nacionales de CyT y el trabajo del Centro de Gestión y Estudios Estratégicos como un punto de encuentro entre las sesiones de la Conferencia. Supongamos que en tres años se realice una nueva Conferencia Nacional. Ésta debería ser una reivindicación de la comunidad, de todos los interesados, de las empresas, de la prensa, con un esfuerzo de orientación que permita una revisión de todo lo que hicimos hasta entonces. Si es realizado con seriedad, éste deja de ser un ejercicio que se resuelva entre cuatro paredes. Esto no pude ser más una construcción burocrática. La propia formulación del presupuesto y los campos de investigación que serán seleccionados deben ser objeto de un mayor debate. Hemos realizado una serie de talleres y seminarios para ayudar en la determinación de los proyectos necesarios. Estamos realizando ejercicios de prospección. Es una visión colectiva, pero que puede aún expandirse hacia fuera de los muros del Ministerio y de la universidad y estar más presente en los debates públicos. Cuando veo la decisión de la FAPESP de colocar a la revistaPesquisa en los kioscos de diarios y revistas, percibo que existe un movimiento en ese sentido.
¿Cuáles fueron, desde su punto de vista, los principales cambios en el sector en los últimos años?
– Cuando llegué al MCT, en julio de 99, había una insatisfacción muy grande en las regiones menos desarrolladas, que se consideraban relegadas. Hicimos una apuesta para mejorar las relaciones, primero con el Fórum Nacional de Secretarios Estaduales de Ciencia y Tecnología y después con los estados. La idea es que, para operar en una lógica nacional, es preciso movilizar al país entero. Pero este trabajo es complejo y dispendioso. Cuando creamos una red nacional de secuenciamiento, que reúne a 25 laboratorios de quince estados diferentes, tenemos que equipar a los laboratorios y capacitar a la gente. Una vez terminada esta etapa, empezamos a preocuparnos por las realizaciones concretas. A mediados de 2000, los Fondos Sectoriales empezaron a ser aprobados e iniciamos un proceso de consulta para ver qué se podía hacer. La metodología adoptada para escoger proyectos de investigación prioritarios fue la de plataforma tecnológica: una mesa en donde se encuentran todos los actores relevantes que tienen interés en el desarrollo tecnológico – estados, órganos del MCT y otros aliados. En un proceso de negociación y consulta, se van escogiendo áreas específicas. En Río de Janeiro, por ejemplo, se identificó la de rocas ornamentales y tecnología de la información; en Goiás, la elección recayó sobre el sector de cueros y calzados, además de fármacos; en Pernambuco, yeso, caprinos, fruticultura irrigada y tecnología de la información. En cada caso, se imaginó un proyecto de investigación, de pre-inversión.Véase el ejemplo del yeso. En Araripina, frontera de Pernambuco y Ceará, existe un yacimiento de yeso que puede suplir las necesidades de Brasil y exportar. Debemos hacer investigación para desarrollar productos, bajar costos, pensar en una logística de distribución y en la certificación del producto. Para exportar un producto tan frágil y perecedero como el yeso es necesario darle garantías al comprador, vía certificación. Este proceso fue interesante. Por primera vez el MCT salió de Brasilia, descentralizando su acción. Pero la desconcentración debe ir acompañada por la integración nacional. Es necesario formar un sistema en el país como un todo. Quiero subrayar que estamos hablando de investigación, no de inversión. La integración está siendo efectuada vía red. La primera experiencia fue en la parte de genómica. Como el resultado fue extraordinario, ésta se extenderá a otros sectores, incluso en el marco de la cooperación internacional.
Usted menciona la política de descentralización, pero entre las Fundaciones de Apoyo a la Investigación (FAPs, sigla en portugués) aún existe la sensación de que las decisiones llegan siempre desde el nivel federal.
– Nunca pensamos en transformar la acción del Ministerio en una miríada de proyectos localizados. Estamos haciendo proyectos sistemáticos. Estamos preocupados con la desconcentración, así como también con la integración de las acciones. Estas críticas son recientes, no tiene más de seis meses de existencia. Las FAPs tienen una relación tradicional con el Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq) y deben incluso incrementar esa colaboración. Nuestro objetivo al dirigirnos a los estados fue en función de estimularlos a colocar más recursos en CyT.
¿Hay estados que podrían destinar mayores recursos a ciencia y tecnología que los que destinan?
– Si duda. Los estados más ricos de la Federación están en condiciones de destinar mayores partidas, en cooperación con el Gobierno Federal. No es el caso de São Paulo. Es necesario tener la percepción de que los recursos del Gobierno Federal son limitados. No podemos sustentar el avance en CyT exclusivamente en recursos federales, como ha sido la práctica tradicional. Debemos pensar que deben ser generadas nuevas fuentes de recursos, y una de esas fuentes está en los gobiernos estaduales. De alguna manera los estados están reaccionando. Antes, la ciencia y la tecnología no tenían appeal …
¿Lo que faltaba era una cierta sensibilidad por parte de los estados?
– Sí, pero también se debe tener presente que quien está en una situación muy precaria tiene dificultades para formular planes a largo plazo. ¿Por qué delinear un conjunto de directrices en ciencia y tecnología hasta 2010? CyT no genera noticias en el día a día, ya que los resultados aparecen a mediano plazo, de tres a cinco años. Los recursos de los Fondos Sectoriales ayudaron a cambiar esta situación. Actualmente gastamos en los estados más pobres más del doble de lo que se gastaba. Antes, los más pobres llegaban a las regiones más ricas de Brasil para captar recursos. Ahora eso no es tan claro.
¿El anuncio reciente de recortes en el presupuesto del Gobierno Federal no provoca desánimo en el marco de ese trabajo en asociación?
– Nunca vendimos la filosofía de que sería fácil. En la construcción de un instrumento nuevo existe un proceso político complejo. Aun así, con todos los recortes, los recursos actualmente previstospara el MCT son idénticos a los del año pasado, que fue el mejor año de la serie. Tenemos un presupuesto de mil millones y tantos. Pero el año aún no ha acabado. Continuaremos trabajando para expandir los recursos existentes. No tengo ilusiones con relación a lo difícil de esta empresa. Tenemos un problema por delante: los cuatro últimos Fondos – salud, agronegocios, biotecnología y aeronáutica – fueron aprobados en los últimos días de diciembre de 2001, cuando la propuesta presupuestaria ya estaba cerrada. Estos recursos no están previstos en el presupuesto. Estamos discutiendo cómo dotar de recursos a esos fondos.
¿Entonces el MCT puede tener un presupuesto superior a los 1.500 millones de reales?
– Todo lleva a creer que sí. Mí expectativa se centra en que lleguemos al final del año con mayores recursos que los que tenemos ahora.
Usted ha intensificado el trabajo para establecer cooperaciones internacionales más consistentes. ¿Hacia dónde se orienta esta política?
– Algunos pocos países del mundo han realizado esfuerzos en ese sentido, entre ellos Estados Unidos, Francia, Alemania, el Reino Unido y, hasta cierto punto, Japón. Entre los países en desarrollo tenemos a China, India, Corea, Brasil y Sudáfrica. En Brasil, al mismo tiempo en que hacemos un esfuerzo nacional de desconcentrar, integrar e invertir en acciones locales, existe también la dimensión de la cooperación internacional. Y esto es irrecusable porque la ciencia, la tecnología y la innovación son actualmente cada vez más internacionales. Y está habiendo un proceso de concentración del conocimiento en los países más desarrollados y la aparición de ciertos hiatos, como, por ejemplo, en la formación de recursos humanos. Nosotros, que hacemos un gran esfuerzo en la formación de recursos humanos, estamos apenas empezando a recuperarnos del atraso. Brasil forma doctores tanto como Italia, Canadá y Suiza. Un país como éste debe hacer lo posible para seguir y, en la medida de lo posible, participar, en las fronteras del conocimiento.
¿En el marco de esa cooperación está prevista la transferencia de tecnología?
– No creo en la transferencia de tecnología, especialmente de alta tecnología. Si necesitamos traer vientos de renovación que vengan de afuera, el camino es el desarrollo conjunto. Ésa es la manera de hacerlo y de reforzar los lazos con los países desarrollados. Hasta ahora, la política de cooperación internacional era la tradicional, del mismo tipo de cuando yo entré en Itamaraty, en 1964: intercambio de expertos y visitas, sin carácter institucional y de manera sumamente atomizada. Claro que existe también una lógica en eso. Pero estamos presionados por problemas concretos, como el de seguir a las fronteras del conocimiento. Somos un país de 170 millones de habitantes, tenemos más de 50 años de experiencia, forjada por la Coordinación de Perfeccionamiento del Personal de Nivel Superior (Capes, sigla en portugués) y el CNPq, y no podemos perder este capital de conocimiento, dejar que éste se vuelva obsoleto. Estamos procurando, mediante entendimientos con Francia y Alemania, seleccionar temas en los cuales podremos concentrar la atención, como biotecnología, tecnología de la información y nanotecnología, entre otros. Es interesante que, luego de que los alemanes y los franceses entendieron lo que pretendíamos, empezaron a demandarnos la presentación de proyectos más sofisticados. No somos un socio desdeñable. Hay también nuevos aliados, como España y Portugal. Contamos también con asociaciones con países asiáticos, principalmente con China, país con el cual tenemos una relación de 13 ó 14 años. Tenemos un satélite volando, este año volará el segundo, y vamos a anunciar nuestro compromiso de desarrollar otros dos satélites, en condiciones diferenciadas: tendremos una posición cada vez más importante en el desarrollo de los lanzamientos. Estamos retomando la antigua cooperación Sur-Sur en alta tecnología. Y eso marca la diferencia en el desarrollo conjunto.
¿Cómo se encuentran los entendimientos con la India?
– Estuve en la India y observé que existe la posibilidad de que establezcamos un programa en áreas tales como, por ejemplo, la de actividades espaciales. En la India se está dando un avance interesante en el área de software, y ellos tienen interés directo en software bancarios y de seguridad producidos en Brasil. La cooperación Sur-Sur induce a la cooperación entre países del Sur y la cooperación Norte-Sur. Estamos en estos momentos haciendo esfuerzos para intensificar la cooperación con Argentina.
¿Las dificultades económicas de Argentina no dificultan esa cooperación?
– Para nada, al contrario, la estimulan, porque existe un proceso de migración de científicos argentinos. Nuestra estrategia es mantener una asociación permanente con Argentina. No tenemos ningún interés en las dificultades de Argentina. Estamos intensificando proyectos en el área de biotecnología, en el campo de las actividades espaciales y en las cuestiones más tradicionales, como visitas y becas.
¿Este cambio en las relaciones internacionales tiene que ver con la mayor competitividad brasileña o es apenas una política específica?
– Las dos cosas, y tiene también el aspecto de la credibilidad. El hecho de que estemos manteniendo los recursos, aún con la crisis fiscal, e incluso de que hayamos aumentado los recursos para ciencia y tecnología, es indicativo de que esto es en serio.